Verbitsky en su apogeo antimilitar
Algunas organizaciones celebran los 30 años del golpe de Estado de 1976 como si fuera una fiesta. Otros, como el periodista-asesor presidencial Horacio Verbitsky, se dan un festín. Usó una guerra de espías de la Marina para lograr que ayer esa fuerza cerrase todas las oficinas de inteligencia naval, acusadas de espiar a funcionarios, una irregularidad que es grave, tanto como dejarlo saber -tratándose de agentes secretos- por el público. El cierre es para auditar su funcionamiento, pero es un botón de muestra del sueño de Verbitsky y sus seguidores, que es la eliminación de todo cuerpo uniformado, desde los militares hasta los guardiacárceles.
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• Fotografía
Ross Newland, el jefe de la «estación» de la CIA en la Argentina, debió dejar el país porque su cara fue puesta en público por un fotógrafo. Los «topos» todavía culpan de esa revelación a Fernando de Santibañes y lo vinculan a un pleito entre la central norteamericana y la módica agencia de espías local.
Anoche, el jefe de la Armada, Jorge Godoy, puso bajo sospecha a todo el personal de la oficina de inteligencia de la planta de Trelew y ordenó su pase «a disponibilidad».
Se supo que las oficinas y centrales de la Armada en Trelew fueron bloqueadas con precintos y que se clausuraron oficinas.
«Estamos enviando inspectores navales, juntamente con veedores del Ministerio de Defensa y de la Dirección de Estrategia Militar, para ver el funcionamiento de cada una de las oficinas», se confesó anoche Godoy.
Y sostuvo que «a ese personal de todas las oficinas se le ha dado el paso a otros destinos de las Armas hasta que se verifique el exacto funcionamiento de cada una de las áreas».
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