21 de marzo 2006 - 00:00

Verbitsky en su apogeo antimilitar

Algunas organizaciones celebran los 30 años del golpe de Estado de 1976 como si fuera una fiesta. Otros, como el periodista-asesor presidencial Horacio Verbitsky, se dan un festín. Usó una guerra de espías de la Marina para lograr que ayer esa fuerza cerrase todas las oficinas de inteligencia naval, acusadas de espiar a funcionarios, una irregularidad que es grave, tanto como dejarlo saber -tratándose de agentes secretos- por el público. El cierre es para auditar su funcionamiento, pero es un botón de muestra del sueño de Verbitsky y sus seguidores, que es la eliminación de todo cuerpo uniformado, desde los militares hasta los guardiacárceles.

Nilda Garré
Nilda Garré
La Armada Argentina decidió cerrar todos los servicios de inteligencia de esa fuerza para someterlos a un proceso de auditoría comandado por el Ministerio de Defensa.

La medida fue anunciada anoche y se relaciona directamente con el caso de espionaje contra políticos y funcionarios, denunciado este fin de semana en la base aeronaval Almirante Zar, de Chubut.

De esta forma, el aparato bélico de la Marina quedó al borde del knock out, pues sin un sistema de inteligencia no podrá obtener información estratégica en materia de seguridad geopolítica.Además, la medida de auditarlas oficinas deja en ridículo a esa fuerza fronteras afuera. Los auditores podrán acceder a información clasificada sobre actividades, documentación y los bancos de datos que la Armada pueda tener. Con inquietante panorama es poco probable que servicios secretos de otros países se presten a colaborar con la Armada Argentina. «Ningún espía que se precie de profesional quiere ver sus archivos reproducidos en los todos los medios de comunicación», se confesó un informante.

Terminar con la inteligencia sobre las fuerzas de seguridad es una pretensión de vieja data. La tuvo Carlos Menem y también Fernando de la Rúa. Ambos quisieron deshacerse de los servicios de espionaje, específicamente de la SIDE. Nunca lo lograron.

El espionaje político siempre fue materia de novelas « orwellianas». Por caso, ayer se recordaba la denuncia del ex presidente Menem afirmando que era espiado por el gobierno de De la Rúa. Hasta Carlos Chacho Alvarez se sumó a la denuncia de ser espiado por la SIDE.

• Fotografía

Ross Newland, el jefe de la «estación» de la CIA en la Argentina, debió dejar el país porque su cara fue puesta en público por un fotógrafo. Los «topos» todavía culpan de esa revelación a Fernando de Santibañes y lo vinculan a un pleito entre la central norteamericana y la módica agencia de espías local.

Anoche, el jefe de la Armada,
Jorge Godoy, puso bajo sospecha a todo el personal de la oficina de inteligencia de la planta de Trelew y ordenó su pase «a disponibilidad».

Se supo que las oficinas y centrales de la Armada en Trelew fueron bloqueadas con precintos y que se clausuraron oficinas.

«Estamos enviando inspectores navales, juntamente con veedores del Ministerio de Defensa y de la Dirección de Estrategia Militar, para ver el funcionamiento de cada una de las oficinas», se confesó anoche Godoy.
Y sostuvo que
«a ese personal de todas las oficinas se le ha dado el paso a otros destinos de las Armas hasta que se verifique el exacto funcionamiento de cada una de las áreas».

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