20 de noviembre 2019 - 17:31

Cuáles son las encuestas que alimentan el sueño de Ameal y Riquelme en Boca

La satisfacción de la mayoría por el paso que acaba de anunciar debería impulsar la intención de voto de Ameal, se analiza en su espacio.

Jorge Amor Ameal logró la adhesión de Juan Román Riquelme, que disputará la vicepresidencia segunda del club.

Jorge Amor Ameal logró la adhesión de Juan Román Riquelme, que disputará la vicepresidencia segunda del club.

Boca Juniors

La incorporación de Juan Román Riquelme a su espacio fue un objetivo de larga data de Jorge Amor Ameal, quien peleará el 8 de diciembre la presidencia de Boca Juniors con el macrismo-angelicismo. Este miércoles, apenas horas antes de que venciera el plazo para la inscripción de las listas, el máximo ídolo de la historia xeneize anunció finalmente que será candidato a vicepresidente segundo debajo del propio Ameal y de Mario Pergolini, lo que desató euforia en ese sector. ¿Qué datos y encuestas alimentan ese optimismo?

Según averiguó Ámbito, hasta el último viernes, el amealismo manejaba encuestas que le daban una intención de voto del 37%, contra un 30% del oficialismo encabezado por Christian Gribaudo y un 19% de José Beraldi. De las mismas, surgía que si este último no compitiera, el 70% de sus votos iría a la oposición, mientras que el 30% restante confluiría en el macrismo-angelicismo. Pero eso era antes de que estallara el efecto Román.

El amealismo tenía también mediciones sobre ese escenario deseado, las que indicaban que el 80% de los potenciales votantes quería que el exjugador desempeñara un rol político en el futuro inmediato. La satisfacción de la mayoría por el paso que acaba de anunciar debería impulsar la intención de voto de Ameal.

Sin embargo, hay que tomar con pinzas cualquier encuesta en una elección como la de Boca, en la que la decisión de los socios acerca de votar o no puede provocar diferencias muy importantes con respecto a lo esperado.

Además, los oficialismos siempre son huesos duros de roer, ya que cuentan con los recursos de club a su disposición, algo que se ha visto ampliamente en la presente campaña, y con otras maneras de obtener beneficios a la hora de contar los votos.

Va un ejemplo de lo último. En 2008, cuando el padrón tenía 45.200 inscriptos, fueron a votar 9.000 socios, 79% de los cuales le dieron el triunfo a la fórmula Pedro Pompilio-Ameal. En 2011, cuando Daniel Angelici derrotó a Ameal, el padrón creció a 53.000, pero la cantidad de votantes saltó espectacularmente a 24.524. En tanto, en 2015, cuando el presidente obtuvo su reelección con el 43% de los votos ante una oposición dividida entre Ameal (30%) y Beraldi (25%), los que sufragaron fueron todavía más: 26.126. La explicación a semejante disparada de la participación radicaría, según algunos suspicaces, en unos 10 mil votos del radicalismo porteño que controlaría Angelici.

Tras el fracaso del fin de semana de las gestiones para que Beraldi confluyera con Ameal debido a la negativa de este a ceder los dos primeros lugares de la fórmula y a la de aquel de declinar su postulación, fue el oficialismo el que salió a sondear a Beraldi. En esa instancia, la falta de acuerdo se dio por la negativa de este a compartir lista con otros dirigentes de la conducción actual: el actual secretario general Carlos Aguas, el protesorero Diego Lajst y Marcelo London. Además, solo las agrupaciones que responden al propio Angelici -amigo personal de Beraldi- y a Juan Carlos Crespi -quien sería vice de Gribaudo- respaldaron la posible alianza, lo que dejó esas tratativas con escaso fundamento.

Sin embargo, el efecto Román reverdeció esas gestiones a horas del cierre de listas en la medianoche de este miércoles, con pronóstico abierto.

El oficialismo, que se siente ahora en peligro, insistía en sumar a Beraldi, pero habrá que ver si este, siempre cuestionado por Ameal como un dirigente funcional al oficialismo, se atreve a dar el saldo que valide todas esas denuncias.

Si el amealismo lograra imponerse gracias a la incorporación de Riquelme -quien manejaría en caso de triunfo todo el fútbol del club más popular de la Argentina-, el macrismo perdería el único bastión que le queda además de la Ciudad de Buenos Aires. En efecto, el club que hegemoniza desde 1995 es un lugar de enorme visibilidad pública y, si todo va bien en lo deportivo, un impactante generador de carreras políticas que, como se probó, pueden servir para acceder a la Jefatura de Gobierno porteña y hasta la Presidencia de la Nación. Por si eso fuera poco, brinda la responsabilidad de manejar un presupuesto de 3.770 millones de pesos, según el presupuesto del ejercicio que termina el 30 de junio de 2020, casi el 40% del de una capital provincial como La Plata.

Tras su derrota en las elecciones del 27 de octubre y su eyección de la provincia de Buenos Aires, el macrismo vive horas bajas. El 8 de diciembre a la tarde se sabrá también si resulta expulsado de Boca Juniors. En tal caso, el destino entregaría toda una ironía: fue Riquelme el primero, en abril de 2001, en plantársele a Mauricio Macri en plena Bombonera, “Topo Gigio” mediante, tras marcarle un gol a River en protesta por la decisión del presidente de vender su pase y sacarlo de la institución; ¿será también el que le dé la estocada final?

Falta para saber eso. Primero, se tiene que terminar de conformar el panorama electoral, para lo que restan apenas horas. Y luego, nada menos que votar. El oficialismo tiene con qué dar pelea y el pronóstico, golpes de efecto aparte, el pronóstico sigue siendo reservado.

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