Periodista: No hubo inflación en octubre. Los precios minoristas se clavaron sin cambios. La inflación general dio 0%. La Fed opera en modo pausa desde septiembre. ¿Conclusión tentativa uno? Va a seguir de brazos cruzados. ¿Conclusión dos? Hasta acá -fed funds en 5,50%- llegó la suba de tasas cortas. Powell y su gente se retiran a cuarteles de invierno. ¿Es así? ¿O es demasiado rápido para extraer conclusiones tajantes?
Diálogos de Wall Street
Se frenó la inflación en octubre y se anula así un factor de irritación. ¿Cómo sigue la película, Gordon Gekko? ¿Es el fin de la suba de tasas de la Fed?
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Gordon Gekko: Es más complejo. La Fed se reserva siempre el derecho de cambiar de opinión sobre la marcha y de modificar sus políticas sin preaviso. Pero no está mal tomar decisiones pensando así.
P.: Entiendo el punto. La Fed es data-dependiente. Y si la inflación se complica más adelante, tomará cartas en el asunto. Pero, con este cuadro, ¿no es cierto que la Fed puede darse por satisfecha? Y limitar su intervención a un modo “ver y esperar”...
G.G.: La Fed no puede, con este cuadro, cantar victoria.
P.: Nunca lo hace, por otra parte...
G.G.: Más allá de que nunca lo haga. Aún hay que bajarle el copete a la inflación, pese a una buena lectura puntual. La inflación minorista se ubica en 3,2%. El último trimestre anualizado arrojó 4,4%. La versión núcleo dio 0,2% en octubre…
P.: Que también es un muy buen número, propio de cuando regía la estabilidad de precios y se cumplía la meta de 2% anual.
G.G.: Los resultados fueron muy buenos, y mejores que lo esperado. Pero la inflación núcleo, el último año, evolucionó a un ritmo de 4%.
P.: Ok. Pero usted sabe que eso es historia. Y la Fed también lo sabe. La velocidad reciente se aminoró notablemente.
G.G.: Correcto. Los astros se alinean con los propósitos del banco central. La inflación núcleo, los tres últimos meses anualizados, se ubicó en 3,4%.
P.: Es lo que digo. La inflación reciente, comparada con la de un año atrás, es mucho más baja. Lo alto es el pasado. Y la merma es lo que aporta el presente.
G.G.: Con leves, muy leves, excepciones. Esa misma inflación en septiembre era 3,1%. Lo que no niega lo que usted dice, pero lo relativiza un poco. La Fed quiere llegar al 2%. Todavía le falta. Y todavía puede encontrarse con pequeños baches en el camino. No aflojará en su celo.
P.: La inflación que rige para la meta de 2% es la que se mide por el deflactor del consumo personal, y no la de precios minoristas. ¿Usted cree que eso puede influir también en ser más cautos?
G.G.: No. Es al revés. Esa inflación es sistemáticamente alguna línea más baja. Si la Fed es más prudente tiene que ver con su responsabilidad de administrar riesgos. Es sensible a dinámicas puntuales como las de los precios de los alimentos que subieron 0,3% (y tomados fuera del hogar, 0,4%) y parecieran estar gravitando negativamente en las expectativas de inflación del consumidor (que treparon fuerte, y por sorpresa, según la encuesta de la Universidad de Michigan). La caída de los precios de la energía anuló este aumento cuando se analiza el informe en su totalidad. Una mano lavó a la otra. Pero para la Fed ahí existe un factor que amerita seguir vigilando. Y preferirá que la política monetaria apriete un poco más para alisarlo.
P.: La Fed tiene una tarea específica. Y los mercados tienen la suya. Desde su perspectiva, la inflación ya no es un problema. ¿Es así?
G.G.: Si la Fed se ocupa, no es un problema. Y los mercados, desde ese punto de vista, pueden tomar más riesgos. Porque la Fed no debe apelar a ningún recurso drástico. Debe dejar que la situación fluya, que la tendencia declinante de la inflación se despliegue, y si surge algún contratiempo, mantener presionadas las tasas cortas en su nivel actual por más tiempo. Los mercados lo saben, lo tienen incorporado en sus precios, y les parece atinado. Sí, eso es así. La Fed puede seguir en modo pausa y vigilante, y los mercados pueden encender el modo riesgo. Ya lo hicieron.
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