Periodista: Wall Street lleva cuatro semanas consecutivas en alza. La corrección quedó atrás. Ya se comprobó la solidez del piso. La zozobra de las tasas terminó. Ni las cortas ni las largas están en pie de guerra. La economía se calmó, y calmó a la Fed. ¿Es tiempo de ir a buscar los récords? ¿O todavía falta rendir algún examen?
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Diálogos de Wall Street
¿Cuáles son los planes de la Bolsa, Gordon Gekko? ¿Estrenar nuevo récord?
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Gordon Gekko: La Bolsa se está tomando un respiro. La distancia a los récords no es mucha -5,4% al cierre del 3 de enero de 2022- y no hay moros en la costa, pero, teniendo en cuenta el pique corto de noviembre, un avance casi en línea recta de 8%, es lógico hacer una pausa primero y cambiar el aire.
P.: No ve obstáculos en el camino. Solamente una cuestión de fatiga.
G.G.: Tal cual.
P.: Se necesita un descanso, un poco más de tiempo para recuperar energía, pero no que muden las condiciones económicas.
G.G.: Esa es la idea.
P.: ¿Tampoco la Fed tiene que cambiar su postura? Sugerir, por ejemplo, que está dispuesta a comenzar a considerar una baja de tasas de interés.
G.G.: No. Si la economía goza de buena salud, no hay por qué apresurarse a recortar las tasas. ¿Y por qué la buena salud habría de ser un impedimento para que la Bolsa se atreva a ir por más?
P.: Le alcanza con la evidencia de un aterrizaje exitoso.
G.G.: Correcto. Que todavía no concluyó pero está ya en la cabecera de pista. No es poca cosa. Al revés. Es una proeza.
P.: Un tropiezo en el aterrizaje podría sí obligar a cancelar los planes. Ya sea una lectura de inflación muy alta…
G.G.: O también una seguidilla de indicadores económicos que muestren una debilidad impensada. No hay por qué descartarlo. Y, a esta altura, me parece una amenaza más probable que, por ejemplo, un par de sucesivas malas lecturas mensuales de inflación.
P.: La meneada recesión. Si es que, por fin, se hace presente.
G.G.: Una recesión, lisa y llana, sería un torpedo bajo la línea de flotación del mercado bull. Definitivamente. Pero parece difícil que se presente a no ser que se produzca un shock exógeno. Sin embargo, la dinámica vigente sí podría provocar un resbalón, una caída temporaria del gasto y la actividad, que siembre la sospecha de una recesión, pero sin necesariamente llegar a concretarla.
P.: Ahí, tallaría la Fed. Y la baja de tasas.
G.G.: De acuerdo. En ese marco, en el que la economía trastabilla primero y fuerza a la Fed a considerar una baja de tasas, la Bolsa podría también complicarse. Como le decía antes, lo mejor es una economía saludable, con las tasas de interés estables. Fíjese en el comportamiento de las tasas largas. La economía creció 4,9% en el tercer trimestre. Mostró una increíble fortaleza. Y para la Fed fue un motivo de preocupación. ¿Cuánto más habría que hacer para aplacarla?
P.: Eso ya quedó atrás. No hubo que hacer nada. Se calmó sola.
G.G.: Ok. Las tasas largas -a diez años- cayeron de 5% a 4,40% como consecuencia. Esas son tasas nominales. Pero ¿qué pasó con las tasas reales, con los rindes de los TIP, los bonos del Tesoro que ajustan por inflación?
P.: ¿Qué pasó?
G.G.: Cayeron también, pero solamente la mitad. Toda la curva rinde muy por encima de 2%.
P.: Me acuerdo cuando se discutía por qué eran todas negativas. ¿Qué es lo que anticipan ahora? Uno diría que es una economía robusta y no una que se debilita peligrosamente.
G.G.: Si vieran una recesión, se hubieran derrumbado. Sin dudas. Pero ¿estará tan firme la economía como sugieren a simple vista? Eso sí lo pondría en duda. En principio, lo que se detectó es un aumento de la prima temporal, del spread entre los instrumentos cortos y largos. Quizás culpa del mix de financiamiento del Tesoro. Y de que la Fed sigue achicando su hoja de balance. Ahora que toda la curva de TIP se aplanó, quizás lo que incida sean limitaciones de la demanda, sobre todo de los dealers y otros sujetos regulados. No me confiaría mucho. Pero, en todo caso, creo que la Bolsa, ayudada por la estacionalidad de las fiestas y de enero, podrá ir a buscar los récords antes que la data pueda traernos la constancia de nuevos problemas. Y, por supuesto, si la economía se debilita, la Fed tiene un colchón más que suficiente de tasas para rebajar y estabilizar la situación sin que se produzca un daño serio.
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