No hay que dar nada por sentado. El presunto Lunes Negro terminó dorado y reluciente. Nunca antes el Dow Jones remó un quebranto de mil puntos en un día, y cerró en alza. El S&P 500 se precipitó en la corrección tantas veces anunciada sin éxito, y el Russell 2000 en un mercado bear. Son caídas profundas -más de 10% y 20%, respectivamente, desde los máximos- y son el fruto del temporal digitado por la Fed que, de repente, descubrió que la inflación es altísima y merece una misa. No hay milagro en Wall Street. Es todo a pulmón. Y no hubo perdón de los pecados en la reunión de la Fed.
En la lucha contra la inflación, los mercados van al rescate de la Fed
-
Inflación: tras conocerse el dato de febrero, los economistas de la city pronosticán cuál será el IPC para marzo
-
Dólar: la baja del "crawling" no incidió en la inflación de febrero, ¿qué esperar hacia adelante?

Jerome Powell.
Jay Powell recitó con extrema unción el sermón de la montaña. La economía está muy firme, y en pleno empleo; sobra espacio para izar las tasas sin dañar al mercado de trabajo. El punto de partida es más robusto que en la normalización pos-Lehman (diciembre 2015), y ello alentará el crescendo de las tasas, dijo. Y la inflación es más del triple, no dijo, pero es sabido.
“Más allá de eso, no hay decisiones tomadas”. ¿Todo vale? Powell no afirmó ni negó nada. Todas las opciones, agresivas o no, están abiertas. La Bolsa, entusiasta tras leer el comunicado, se deprimió luego con cada palabra. El Nasdaq entró a la conferencia de prensa 3% arriba y la dejó 1% abajo. ¿Salió el tiro por la culata? No. Powell consiguió lo que buscaba.
La Fed aprieta pero no ahorca. Y con la víctima de buen talante, apretó un poco más. Acá no se improvisó. Esta película ya la vimos -y la depresión de la audiencia- en diciembre de 2018. ¿Los mercados? No está muerto quien pelea y Wall Street no se rinde. Navegó una montaña rusa infernal -con subibajas de mil puntos en una y otra dirección- y avanzó, y cortó una racha de tres semanas en rojo. ¿Es una burbuja? En condiciones adversas, más parece la tenacidad de un loco.
¿La Fed está atrapada? Avísenle, porque no lo registra. ¿Corre de atrás? Dejó que la inflación creciera porque la prioridad era la economía y el empleo. Pero correr, no corre. Podía haber terminado el taper, o iniciado el raid de tasas. No lo hizo. Cumple los plazos que se puso. Correr, corren los mercados. Y la Fed les corre el arco. Desde diciembre, la comunicación se enerva más y más. El mapa de puntos era más suave que las minutas, leídas tres semanas después. Y el quién da más que siguió a continuación atizado por los funcionarios se quedó corto tras el sermón de la montaña de tasas.
Veamos el último pronóstico de Nomura: la suba abre en marzo con alza de medio punto, continúa con tres retoques de un cuarto de punto en las reuniones sucesivas de mayo, junio y julio. Y la frutilla, otro cuarto en diciembre. Un punto y medio suma la cuenta. ¿No será mucho? ¿Powell lo dio a entender? No. Tampoco lo refutó. Todos comparten que el show estrena en marzo. El resto se debate dado que la política monetaria será “humilde y ágil”.
A priori, movimientos de medio punto o más serían ampulosos y negadores de la ductilidad. Pero están en juego. En pleno empleo, con las tasas todavía en cero y la inflación en 5,8% (según el deflactor del consumo), el banco central podría no ser gradual como en 2015-2018, y disparar a repetición. De ahí, la idea del abordaje frontal. Los futuros de Chicago estiman el rango 0,75% -1% como su escenario favorito tan pronto como a mitad de junio. Pero son reacios a izar el nivel terminal.
A julio de 2023, un rango 1,50%-2% acapara la mitad de las probabilidades. Sólo la vieja guardia ya retirada -Bill Dudley o Jeffrey Lacker- va más allá de 2,5% (el equilibrio estacionario según la Fed) y piensa en 3%/4%. El banco central no se compromete: usará su flexibilidad, y elegirá entre todas las opciones, que son muchas con una economía y mercados resilientes. Ahora la inflación tiene la palabra. Si cede, bastará con una ofensiva relámpago. Pero, gracias a los mercados, ya se instaló la expectativa de una acción intensa de saturación. Y, como señaló Neil Kashkari, de la Fed de Minneapolis, la comunicación ya impactó. Ómicron también.
La economía se frenó, caen las ventas minoristas. Y los depósitos acumulan existencias por 4,9% del PBI. La inflación podría moderarse rápido si se precisa facilitar su digestión. Mientras, la curva de rendimientos sugiere que no estamos lejos de una posición neutral (Kashkari dixit). Pero nadie es infalible, y de eso se trata la tarea en curso. La Fed ansía un aterrizaje suave. En principio, con un lenguaje áspero; y no mucho más, hasta marzo. Pero si la inflación se resiste ya nos entrena para la maratón.
Dejá tu comentario