La fiebre amarilla parece no detenerse. Parece que semanas atrás se tomó un respiro, para volver a tomar impulso amparada en cualquier excusa global. Lo cierto es que los precios de los futuros del oro Comex alcanzaron un máximo histórico de 3.631 dólares la onza, tomando como base los futuros de diciembre. Sin embargo, la plata Comex de diciembre no se quedó atrás y alcanzó un máximo en 14 años de 42,29 dólares la onza. No hay duda que la demanda de activos refugio, en un mercado general más nervioso, está impulsando al alza los mercados de metales preciosos. Los precios de ambos metales preciosos se han más que duplicado en los últimos tres años, impulsados por los crecientes riesgos geopolíticos, incluidas las perturbaciones del comercio mundial causadas por los aranceles estadounidenses. Al respecto, hay varios factores que explican la tendencia alcista según los expertos del mercado de metales mundial como ser la expectativa de menores tasas de interés en EEUU, la inestabilidad del mercado de bonos globales, y además los más veteranos saben que setiembre y octubre pueden ser meses difíciles para los mercados mundiales.
Mercados: pese a la fiebre del oro, la plata no se queda atrás
El oro y la plata vuelven a estallar. Y aunque el metal amarillo sigue atrayendo mucha atención, quizá hay que centrarse más en el metal blanco, como lo hizo el banco central saudí.
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Pero, así como días atrás este diario destacó la calificada, por los expertos, “revolucionaria” demanda de oro después de que el fondo de inversión de la Universidad de Harvard (Harvard Management Company) estableciera una posición considerable en SPDR Gold Shares, el fondo ETF respaldado por oro más grande del mundo, vale ahora destacar que esa no fue la única compra importante de metales preciosos realizada durante el segundo trimestre. Según el informe 13F del banco central de Arabia Saudita (Saudi Central Bank) se supo que invirtió 30,5 millones de dólares en el “iShares Silver Trust” y casi 10 millones de dólares en el “ETF Global X Silver Miners”. Los documentos 13F presentados ante la Comisión de Bolsa y Valores (SEC, por sus siglas en inglés) muestran que el banco central saudí compró 932.000 acciones de iShares Silver Trust en el segundo trimestre, valuadas en 30,578 millones de dólares, más otras 203.700 acciones del ETF Global X Silver Miners, valuadas en 9,8 millones de dólares.
Si bien esto sigue siendo una señal alcista para la plata y resalta la creciente demanda de inversión, algunos comentarios en las redes sociales han exagerado la inversión, especulando que es un movimiento para re-monetizar el metal precioso, señalan los expertos.
Sin embargo, el banco central Saudí también gestiona el fondo soberano de inversión del país y, según algunos analistas, es más probable que la inversión se haya realizado a través de dicho fondo. Según los archivos de la SEC, el documento 13F fue presentado por MaameYaa Kwafo-Akoto, socia de A&O Shearman, empresa que asesora a fondos soberanos de inversión, bancos centrales, “family offices”, compañías de seguros, fondos de pensiones e instituciones financieras de desarrollo de todo el mundo en sus acuerdos de inversión. De todos modos, aún la apuesta en la plata es una de las menores en términos relativos dentro de la cartera total de ETF. Lo cierto es que este movimiento es alcista para la plata, y si bien se necesita un contexto importante, hay un creciente coro de analistas que sostiene que esto demuestra el valor de inversión del metal, posicionándolo como algo más que una apuesta por el crecimiento industrial. Los analistas señalan que el atractivo de la plata reside en su valor relativo al oro. Si bien la relación oro/plata ha caído drásticamente desde sus máximos de abril, superiores a 104, se mantiene elevada, por encima de 86. Vale señalar que históricamente, la relación ha promediado entre 50 y 60.
Pero la gran desventaja de la plata ha sido su falta de interés institucional. Cuando los fondos buscan invertir en un activo refugio, tradicionalmente recurren al oro, el metal monetario predilecto de los bancos centrales. El desafío con la plata radica en que su mercado es solo la mitad del tamaño del mercado del oro, lo que la hace mucho más volátil. Sin embargo, el punto fuerte de la inversión en plata proviene tradicionalmente de los inversores minoristas, quienes no pueden permitirse gastar 3.500 dólares en una moneda de oro de una onza.
El hecho de que un fondo soberano de riqueza ahora vea valor en la plata podría ser un cambio radical para el metal precioso, advierten en el mercado mundial.
En este marco, algunos analistas señalan que si un banco central quisiera re-monetizar la plata, compraría el metal físico y no un derivado en papel. En la actualidad, solo Rusia anunció su participación activa en el mercado de la plata. Por ejemplo, en 2024 el gobierno ruso anunció que estaba considerando invertir 51.000 millones de rublos (535,5 millones de dólares) durante los próximos tres años para reponer sus reservas de metales preciosos, incluyendo plata y metales del grupo del platino. En tal sentido, cabe recordar que, en la Conferencia Anual de Metales Preciosos de la LBMA del año pasado, hubo un debate entre representantes del Banco Central de Mongolia, el Banco Nacional Checo y el Banco de México sobre la plata. Los bancos centrales de Mongolia y la República Checa dijeron que la plata es demasiado volátil para mantenerla como metal monetario. Mientras tanto, el banco central de México tiene reservas de plata, ya que la minería es una parte importante de la economía nacional, además México es el principal productor de plata del mundo.
También la plata estuvo en el centro de atención, de dicha conferencia, en el panel moderado por Jonathan Butler (Mitsubishi) con los expertos Mitchell Krebs (Coeur Mining), Danielle Oliari (CNT Depository), Matt Watson (Precious Metals Commodity Management) y Darshana Thacker (Ames Goldsmith), quienes compartieron perspectivas optimistas sobre el futuro del metal blanco, dada su amplia gama de usos y propiedades, y su relación con el oro. Matt la describió como el "metal universal" de la tabla periódica, y Mitchell, como el "héroe anónimo" de la transición energética.
Un elemento más que sustenta la actual tendencia alcista de los precios de ambos metales, además de las probables menores tasas en EEUU, y la inestabilidad del mercado de bonos (los rendimientos de los bonos globales están al alza, principalmente debido a la preocupación por la inflación, las ventas de deuda pública y la disciplina fiscal). Ocurre que la caída de precios de los bonos refleja la preocupación de los operadores por el excesivo gasto público y sus posibles impactos inflacionarios. A esto se suma la incertidumbre en torno a la independencia de la Fed que no hace más que agravar las presiones del mercado de bonos y la ansiedad general de operadores e inversores, tras las intimidaciones del presidente Donald Trump sobre el titular de la Fed, Jerome Powell, y la decisión de despedir a la gobernadora de la Fed, Lisa Cook. Una Fed no independiente podría tener las consecuencias negativas de que importantes compradores extranjeros, incluidos países soberanos, se alejen de los bonos del Tesoro estadounidense debido a la politización de la Fed, lo que implicaría mayores costos de endeudamiento para el gobierno de EEUU, y probablemente también para los ciudadanos estadounidenses.
Por eso es útil recordar que la historia demuestra que septiembre y octubre pueden ser meses difíciles para los sectores bursátil, financiero y cambiario. El mes con peor rendimiento del mercado bursátil estadounidense es septiembre, lo que genera un entorno de incertidumbre en la renta variable, lo cual es positivo para los metales considerados refugio, desde la perspectiva de la competencia entre clases de activos.
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