Periodista: La Bolsa está recelosa como nunca este año. Septiembre quebró la buena racha, y le dejó a octubre una herencia tóxica. De repente los inversores se ven rodeados de problemas: inflación, o estanflación, la deuda pública, la suba de las tasas de interés. Ninguno nuevo, pero todo conlleva una mirada más crítica. ¿Nos engañábamos antes? ¿Exageramos ahora?
Diálogos de Wall Street
Todos los fantasmas se abalanzan sobre Wall Street, y la Bolsa muestra sus dudas; y por allí se cuela el principio de una corrección como no se veía desde mayo. Gordon Gekko, nuestro experto en mercados internacionales, pone la situación en contexto. ¿Cuán grave es?
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Gordon Gekko: Los mercados encontraron lo que buscaban: una corrección.
P.: O media corrección. Todavía estamos lejos de caer 10% desde los máximos.
G.G.: Es una corrección en gestación.
P.: El propio presidente Biden parece fomentarla cuando empuja su agenda fiscal sin contar con el respaldo pleno de su tropa. Los díscolos senadores Manchin y Sinema le impidieron el pasaje de su proyecto de infraestructura.
G.G.: Y menos mal que Biden levantó el pie del acelerador, porque Nancy Pelosi estaba emperrada, y hubiera chocado contra la pared.
P.: ¿Sobreactúa Biden cuando acusa a los republicanos de jugar peligrosamente al límite en materia del techo de la deuda? ¿No es mentar la soga en casa del ahorcado?
G.G.: Janet Yellen, la secretaria del Tesoro, fue la primera en advertir sobre el riesgo de un default de la deuda. Es el juego de la política.
P.: Es jugar con fuego.
G.G.: Es un parque de diversiones para los políticos. Les gusta, porque cada tanto se los encuentra enfrascados en la misma pulseada. Saben que es un fuego que no chamusca a la deuda pública. Basta ver el nivel irrisorio de las tasas de interés.
P.: Se olvidan del resto. Wall Street no lo disfruta tanto. En diciembre de 2018, con el gobierno cerrado parcialmente por esta disputa, las acciones cayeron casi 20%, la frontera entre un mercado bull y otro bear. ¿Qué cabe esperar?
G.G.: Una solución de último minuto. Eso es seguro. La duda estriba en cuánto le costará a la Bolsa.
P.: Sobra potencial de caída. Podríamos multiplicar por tres lo que ya vimos.
G.G.: La historia no se repite, pero rima. ¿Se llegará a cerrar el gobierno? ¿O habrá antes un arreglo? Esa es la verdadera pregunta del millón. Si tenemos un shutdown, entonces sí tendremos una rima consonante. Piense en 2011 o 2018. Pero piense toda la película y no sólo el episodio. Aún en los casos más extremos, no se cruza el Rubicón; cuando la política se asusta, los mercados retoman la diversión. Y el rebote puede ser muy potente. Pese a todo, pese a la evidente muestra de negligencia.
P.: ¿Qué decir del contexto de una economía que ya no crece a las tasas chinas prometida por la política, que algunos juzgan que está al borde del estancamiento, y que además sufre una inflación alta, que será temporaria pero no va a aflojar lo que resta del año?
G.G.: Este es un momento de meditación. Los inversores deben reflexionar. Y lo bueno es que consideren todas las aristas que tiene la situación y, en especial, las más filosas. Habría que incorporar una mirada internacional más amplia. La relación EE.UU.-China, por caso, tan tirante bajo la superficie como en los tiempos de Trump.
P.: Si no dejan nada afuera será difícil sostener un mercado bull tan agresivo. Por lo menos hasta que pase el tapering. Y el endurecimiento que se vislumbra en la banca central. Noruega subió sus tasas. Nueva Zelanda le seguirá los pasos. Y son solamente los pioneros.
G.G.: ¿Y por qué será? Hay que considerar todos los elementos relevantes y si usted se fija han desaparecido las referencias al covid y a la variante delta, y se enfatizan sus efectos negativos, que deprimieron los indicadores de agosto.
P.: A juzgar por los informes PMI e ISM su erosión continuó en septiembre.
G.G.: Pegó de lleno, sobre todo, en el repunte de los servicios. Obligó a un freno brusco. Pero aún así, no hay estancamiento. Y si el covid se corre momentáneamente hasta su próxima oleada, la economía va a contra-atacar una vez más. La tendencia de fondo es firme. El comercio mundial está creciendo al 10% a pesar de la crisis de los contenedores. Y hay más vacunas, y ahora habrá pastillas para tratar la enfermedad. ¿Qué nos faltaba? Una corrección, poner a prueba las convicciones, y ventilar todos los fantasmas. Bien, mejor que sea así, todo junto que por separado.
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