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La avalancha de gente y de apertura de cuentas continuó ayer, con un creciente malhumor de los clientes; a este movimiento se sumaron el pago a jubilados y la acreditación de haberes por parte de muchas empresas. Estos factores concurrieron para hacer de la jornada un «miniinfierno», a lo que se agregó un tercer movimiento intenso: la compra de dólares billete.
El «pase» de pesos a dólares, que había sido modesto desde la sanción de las medidas económicas, se intensificó ayer de manera notable. Tanto que varias entidades suspendieron ya la venta de dólares a «no-clientes»; los únicos billetes que se entregaban eran contra débitos en cajas de ahorro o cuentas corrientes en esa moneda.
La explicación la dio un banquero que pidió no ser identificado: «Nos prohibieron importar dólares para evitar la salida de divisas. Es que, a pesar de que parezca que entran, los billetes en realidad salen del nivel de reservas, porque a los billetes importados hay que pagarlos en Estados Unidos, y a su vez éstos van a parar al colchón o a la caja de seguridad, con lo que caen las reservas».
La única forma en que esto no sucedería es que los bancos trajeran billetes «propios», sin pedirle al Central el giro del importe equivalente, algo que ninguna entidad parece dispuesta a hacer.
La enorme demanda registrada ayer era por montos chicos (en su mayoría no superiores a los u$s 3.000); sin embargo, ya en «cuevas» se ofrecía canjear cheques en dólares a $ 1,10 y en pesos a $ 1,20 (quitas de 10% y 20% respectivamente). Pero no todas fueron malas: la empresa Metrovías -que opera el subte, el Pre-metro y la línea Urquiza de trenes-anunció ayer haber cerrado acuerdos con las tarjetas Visa y MasterCard para crear una tarjeta recargable, la SubteCard. La misma se venderá con 20 o 30 viajes prepagos, que se debitarán en la tarjeta al momento de la compra inicial. Con el primer viaje que exceda la cantidad adquirida, el molinete recargará la tarjeta de manera automática y enviará la información a Visa y MasterCard, que imputarán el importe a la cuenta del viajero.
Como se ve, se multiplican las opciones para tratar de «zafar» del corsé de los $ 1.000; también muchos empleados están pidiendo ante sus empresas que les paguen -por caso-parte de sus sueldos en tickets de comida, con los que pagarse el almuerzo y no tener que apelar al efectivo.
Sin embargo, en el mercado se comentaba ayer que la caída en las ventas con tarjeta de crédito (a pesar de ser el reemplazante «natural» del dinero) cayeron cerca de 45% desde la sanción de las medidas. Según informantes bancarios, «la caída ya era de 11% respecto de noviembre del año pasado», pero las restricciones impuestas el sábado agudizaron la tendencia. «Es verdad que crecieron las operaciones con tarjeta de débito, pero no compensa ni de cerca la caída de las de crédito».
Curiosamente, a pesar de la percepción gene-ralizada de que los bancos están haciendo «el negocio de sus vidas» con esta acelerada bancarización, los banqueros aseguran que «esto nos está matando la rentabilidad: la gran mayoría de las cuentas que se abren es gratuita. En el largo plazo (dentro de seis meses, por decir algo) es posible que esta masa crítica nos baje los costos, pero todavía estamos perdiendo plata».
A pesar de lo que se había anunciado, no todas las cajas de ahorro son gratuitas: Enrique Olivera, titular del Nación, se encargó de aclarar que las nuevas tienen un costo de mantenimiento. «Pero tenemos 660.000 cuentas-salario gratuitas totalmente», agregó. En sentido inverso, el Río refirmó que las cajas de ahorro de clientes nuevos están bonificadas por seis meses; las de clientes anteriores, por un año.
Hasta ayer el Nación había abierto cerca de 60.000 cajas de ahorro; el Río, 39.000; el Galicia, unas 50.000; el Citi, 20.000, y el Francés, 35.000.
Lo que también se multiplicó es el uso del «home banking» (operaciones realizadas por teléfono o por Internet), que se quintuplicó respecto de la semana pasada. Es que, de nuevo, las esperas de horas que se producen en las sucursales ha hecho que muchos clientes se decidieran a tomar un curso acelerado de bancarización a la distancia, algo a lo que los argentinos se resistían.
En esto entra, obviamente, el uso de cajeros automáticos. Fuentes de Banelco aseguraron que el martes estarán en condiciones ya de realizar transferencias electrónicas entre cuentas con una entidad (sería el Citi), lo que se extenderá al resto del sistema antes de que termine el mes. Banelco también debió incorporar un nuevo servidor para su servicio por Internet, para satisfacer la quintuplicación de la demanda. El informante reveló que «ayer hicimos 1,9 millón de operaciones, contra 1,2 millón que normalmente se hace en días de pago de salarios».
Según proyecciones que manejan las entidades, esta avalancha de nuevos clientes, consultas y uso intensivo de las dos redes de cajeros continuará al menos por dos semanas, tiempo en el cual se mantendrán los horarios extendidos, la apertura de sucursales los fines de semana y el malhumor de los clientes.
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