8 de abril 2020 - 00:00

Diálogos de Wall Street

¿Qué hay detrás del ímpetu de Wall Street cuando cunden tantas noticias penosas y el rally no se detiene? Conversamos con Gordon Gekko, nuestro experto en los agitados mercados internacionales.

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Periodista: Ya la calle no pregunta si vimos el piso, quiere saber cuánto más va a empujar el rally de las acciones. El Dow Jones rebotó 27,9% desde sus mínimos del 23 de marzo. Ya no lo asusta el coronavirus. ¿Tiene cuerda para ir más lejos?

Gordon Gekko: ¿Qué lo hace subir tanto y tan rápido? Se esperaban malas noticias y no se hicieron rogar. Estados Unidos enfrenta una catástrofe sanitaria, es su peor momento, y Nueva York es el epicentro mientras otros focos infecciosos se disparan en el resto del país. La economía se caerá 30% por las restricciones, durante un trimestre, y el desempleo ya tiene que ser de dos dígitos. Debe andar por 12%.

P.: ¿Y entonces?

G.G.: Las malas noticias son buenas noticias. La curva del contagio se aplana. Los nuevos casos de Covid-19 disminuyen en Italia, España y Alemania. En Nueva York inclusive se cree que ya pasó el pico de las hospitalizaciones.

P.: Se cree, pero no se sabe a ciencia cierta.

G.G.: Así es. Toda convicción es precaria y sujeta a revisión. Las estimaciones de picos de demanda de camas con respirador se replegaron mucho después del fin de semana. ¿Conclusión? Los jugadores más agresivos tomaron posiciones cortas en función de la primera derivada, y tuvieron razón, pero los mercados están respondiendo a la segunda derivada. Y están perdiendo plata. O devolviendo parte de las ganancias.

P.: ¿Cómo es eso?

G.G.: La pandemia crece, sí, pero más lento. Y ahí se pone el acento.

P.: Ya no es un monstruo de voracidad exponencial.

G.G.: No. La economía se hunde pero los bancos esquivaron un golpe de lleno, la Fed le arrojó un salvavidas a la renta fija (y Trump, un tuit milagroso al petróleo), el Congreso hizo lo suyo en tiempo récord, y las quiebras tan temidas no saltaron a escena. Todavía, no. La idea es la misma: en el margen, se ve una luz.

P.: Trump dio por hecho un acuerdo entre Rusia y Arabia Saudita que no es tal.

G.G.: Seguro, pero marche preso. Efectivamente el precio del crudo hizo pie y ahora tiene la paciencia que antes le faltaba para esperar cómo se resuelve la cuestión.

P.: Todo muy precario.

G.G.: Correcto. Lo más precario se tambalea primero. Hay muchas posiciones cortas que no aguantan la suba y se cubren de apuro. Son las que le echan más leña al rally. Y en la medida que las noticias sean horribles y el mercado las absorba bien, que no se enloquezca la volatilidad, esta es una situación típica de cazador cazado.

P.: Y el rally podría continuar.

G.G.: Es lo que ha hecho. Si el cazador quiere salir ya de la trampa más se le va a complicar. Los hedge funds vendieron muchas acciones en descubierto con el rally en marcha, en la semana al 2 de abril. Es un offside grande que la escalada penaliza con gusto.

P.: Hay quién dice que ya comenzó el mercado bull.

G.G.: Hay de todo. Yo no compraría buzones aunque me hubiera quedado con un maletín lleno de cartas en la mano. China por primera vez desde enero tuvo un día sin un solo muerto de coronavirus. Muy bien. Pero a la par, Japón, declaró la emergencia nacional por la enfermedad para la ciudad de Tokio y otras seis prefecturas. ¿Se viene una segunda oleada de casos? Es una preocupación en Singapur, en Hong Kong. No está claro cómo termina la película. Austria flexibiliza el encierro, Japón lo tiene que instalar. Será un peaje extra para la economía. No está en los precios, por cierto. Y si se generaliza habrá que hacerle lugar. Lo único cierto es que nos curtimos y los números que antes nos parecían desoladores ahora se aceptan sin poner cara de espanto.

P.: Los dueños están recomprando las acciones de sus compañías. ¿No nos dice algo?

G.G.: Que las consideran baratas, no si esto es un mercado bull o bear. Es comprar a precios que hace años no se veían, y guardarlas en el cajón. Es alentador, nos señala que la vida continúa pese a todo, pero es otro juego, de más largo plazo. Si nos toca un mercado bear, hibernarán a la sombra.

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