Trascendió ayer el malestar de Hugo Chávez con el gobierno argentino fruto de la inminente venta de 25% de YPF al grupo Eskenazi. La razón: considera que la transacción, con indisimulable contenido político, deja afuera al proyecto de integración energético que viene impulsando el venezolano. Los cuestionamientos van más allá y apuntan a que PDVSA, de haberse considerado su posible incorporación a YPF, podría haber incluso mejorado la oferta del ya seguro nuevo accionista de la petrolera argentina.
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Más es el malestar cuando funcionarios venezolanos recuerdan la asistencia que se viene brindado a la Argentina. Resaltan en ese sentido la compra de u$s 4.000 millones en bonos locales, los u$s 1.000 millones en fideicomismo para comprar fueloil, la participación de ENARSA en la Faja Petrolera del Orinoco y otras iniciativas como la asistencia a SanCor (y por la que no se recibió aún leche a cambio). Otro reclamo incluye la no participación de ENARSA -con o sin PDVSA- en la operación de YPF y más cuando Repsol paralelamente participa en exploración y perforación en Venezuela. Recuerdan también que Venezuela es accionista de Petróleos del Cono Sur con ANCAP (Uruguay) con inversiones por u$s 100 millones en la plaza local.
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