¿Qué tan firme es la tendencia de la inflación a la baja en EE.UU? Los precios al consumidor subieron 0,3% en diciembre, dos décimas por encima del mes anterior, y levemente por arriba de lo esperado. La inflación interanual aumentó de 3,1% a 3,4%. ¿Es una luz amarilla? No se discute la reducción sustancial desde el pico en junio de 2022. Allí se estampó un registro de 9,1%, el más alto de los últimos cuarenta años en EE.UU. La sospecha es otra. ¿Cuán complicado será el tramo faltante, la última milla, para llegar a 2%? Las tres últimas mediciones mensuales de la inflación núcleo -la que excluye alimentos y energía- repitieron una cifra de 0,3%. O sea, una velocidad de crucero de 3,7% anual. La inflación no debería frenarse a esta altura. ¿Se podrá perforar ese umbral con la Fed en modo pausa? ¿Es dable bajar las tasas y conseguir el objetivo de 2%? ¿O habrá que izarlas para que taladren y resuelvan el atasco? Thomas Barkin, presidente de la Fed de Richmond, señaló dos semanas atrás que las subas eran una posibilidad. El gran jefe, Jay Powell, parecía haberlas quitado de escena luego de la última reunión del banco. Y de hecho, todo atisbo de reajuste desapareció del mapa de puntos oficial. Más bien, el énfasis se volcó a la acción contraria, la poda de las tasas de interés. ¿Pivoteará la Fed o fue paso en falso y deberá retractarse?
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En Wall Street tienen una idea fija: la baja de tasas de la Fed en marzo
La inflación interanual aumentó de 3,1% a 3,4%. ¿Es una luz amarilla? No se discute la reducción sustancial desde el pico en junio de 2022.
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Nadie, en principio, se rasga las vestiduras. Y conste que la inflación no se derrite, y la economía tampoco. Se esperaba la creación de 175 mil empleos en diciembre y fueron 216 mil. Se temía que la desocupación se disparara en alza veloz, pero permanece en 3,7%. ¿Habrá que recalcular el mensaje? No. La inflación no se atoró. Declina aunque no exhiba una caída uniforme mes a mes. La inflación núcleo interanual mermó a 3,9%, como no sucedía desde 2021. Existen bolsones resistentes -el costo de la vivienda- pero también allí la tendencia es bajista, aunque lenta. La variación de los precios flexibles es 0,4% interanual. La de los precios rígidos orilla 4,6% y desciende como trepó, sin prisa pero sin pausa, a la velocidad del caracol. Un año atrás era 6,7%. En el canal mayorista, los precios cayeron 0,1% en diciembre, y la inflación general (1%) y núcleo (1,8%) duermen bajo el paraguas de 2%. La FED usa como referencia concreta la marcha del deflactor del gasto de consumo que pondera menos el costo del alojamiento y trae lecturas más frugales. Su versión núcleo, los últimos seis meses anualizados a noviembre, marca 1,87%.
Así, ya no quedan halcones en la Fed. Ni siquiera Barkin. ¿Volvió a la carga con la suba de tasas? No. La inflación se modera, reconoció el viernes, más allá de alguna vicisitud puntual. “En el sector de servicios, hay empresas con el poder de fijar precios, y no cederán si no se acentúa la competencia y se retraen los consumidores”. ¿Una suba de tasas, acaso, para aplanar la rebeldía? No lo sugirió. Y el que calla, otorga. El guante, si se quiere, lo recogió Loretta Mester, de la Fed de Cleveland. “El informe de inflación demuestra que el trabajo no está finalizado todavía”. Y se requiere “política monetaria restrictiva para concluirlo”. Hasta ahí llega el rigor. No más de lo que ya se aplica. Trascartón, habló de la baja de tasas y le dio entidad. Eso sí, “necesitamos más evidencia antes de ejecutarla”.
Wall Street no tiene evidencia y tampoco tiene dudas. No tiene urgencia a solo 0,3% de los máximos del S&P 500. Ni depredador. La temporada de balances se estrenó sin brillo y no le cambió el talante. Los mercados vieron la inflación (minorista) subir el jueves y (la mayorista) caer el viernes. Y una semana atrás, la generosa creación de empleo. Saben que cuando se reúna el banco central a fin de mes no habrá novedades. Pero en ningún momento se sacaron la idea fija. El primer recorte de tasas llegará en marzo. Los futuros de Chicago le asignan 75% de probabilidad de ocurrencia. Y si no es marzo será en mayo (80%). Demasiado temprano para mis cálculos, señaló Mester. Y lo mismo deslizaron Barkin y Austan Goolsbee, de la Fed de Chicago. No confundirse, la idea fija es de los mercados, no de la Fed. Ya se dijo acá: la baja de tasas puede esperar. Pero la data tendrá la última palabra. La data y el celo del banco central por prevenir un accidente que ponga en riesgo éxito del aterrizaje. Que eso es lo único que la Bolsa precisa. No un alud de recortes de tasas, ni seis ni tres, sino que bajen si hace falta y que sea a tiempo.
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