Salta - La muestra «Antes de América. Símbolos de culto y poder en las culturas prehispánicas», que se abrió el último viernes en el Centro Cultural América, presenta por primera vez ante el público una serie de deslumbrantes piezas pertenecientes a la colección Matteo Goretti.
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Durante el vernissage, el curador de la muestra, Agustín Usandivaras, contó que las casi 200 piezas arqueológicas exhibidas -algunas se remontan a 3500 años-, «constituyen sólo 15% de esta colección privada que figura entre las más importantes del país y de Latinoamérica». También habló el curador sobre el papel decisivo que cumplen los coleccionistas en la preservación del arte precolombino. Una referencia velada y escueta sobre las diferencias conceptuales que dividen el sector público y privado en la Argentina, y que ha provocado la fuga de varias colecciones rumbo al extranjero (ver Actualidad).
Pero Salta es un mundo aparte, casi un paraíso. Cuando le tocó al gobernador Juan Carlos Romero elogiar la colección, dijo que le gustaría tener la distinción de que «esta muestra se quede o vuelva a su provincia». «La exposición -observó Goretti-, está montada por expertos del lugar, y con un criterio que tuvo en cuenta la mirada del neófito antes que la de los entendidos». Con este fin se seleccionaron piezas de carácter íntimo, que fueron agrupadas por temas para que cuenten una historia: quiénes eran esos primeros habitantes de América. Así, el espectador puede volveratrás en el tiempo y adentrarse en tópicos como el chamanismo, el uso de las plantas sagradas y los «viajes»; descubrir, en la rara belleza de un «Suplicante», la superación de la muerte y el culto a los antepasados; entender la jerarquía, el sacrificio y el poder a través de atributos como hachas, vasos y bastones; imaginar la visión que tenían de sí mismos los personajes de estas comunidades y la importancia que se les brindaba a los animales de culto, que como los felinos poseían una fuerte carga mágica y religiosa.
Un renglón aparte es el de los objetos trascendentales, que revelan el pensamiento abstracto en sus motivos geométricos. En suma, la muestra gira alrededor de los aspectos simbólicos de las culturas originarias de América, abarca desde México hasta la Patagonia, y hay un capítulo especial, dedicado a los sitios de las regiones salteña y catamarqueña conocidos por sus estupendas pictografías. No es casual que esta colección, demandada por varios museos argentinos y extranjeros para exhibirla, que según consideran conocedores como Ruth Corcuera, Isa Lisenberg o el director del Museo Fernández Blanco, Jorge Cometti, «tiene piezas de ensueño», se exhiba en Salta. Goretti donó a la provincia hace dos años «La reina del cerro», una niña momificada junto a su ajuar y objetos del lugar de origen, que fue extraída en el siglo XX del cerro Chuscha a más de 5000 metros de altura.
Ahora, esta pieza se exhibe en un sitio preferencial del impecable Museo de Arqueología de Alta Montaña, donde se cuenta que entre los siglos XV y XVI los incas ofrecieron la vida de esta niña como sacrificio a sus dioses, y que «la reina del cerro», como la llamaban los calchaquíes, rodó por el mundo durante más de media centuria, hasta que volvió de nuevo a su tierra.
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