13 de octubre 2006 - 00:00

"Balagan": belleza y un increíble dominio aéreo

Aunquevisualmente másmodesto que elCirque du Soleil,el show circensedel ruso MikhailMatorin cautiva achicos y grandescon los vuelos desus magníficosatletas y otrasexcelentesrutinas.
Aunque visualmente más modesto que el Cirque du Soleil, el show circense del ruso Mikhail Matorin cautiva a chicos y grandes con los vuelos de sus magníficos atletas y otras excelentes rutinas.
«Balagan» de M. Matorin. Int.: A. Chervotkin, R. Tomanov, N. Maximova y elenco. Compositores: V. Bogatyrev y J. Cote. Dir. Artístico: A. Chervotkin. Coreog.: D. Perri (Teatro Coliseo.)

Lo mejor de «Balagan» está en el aire. Sus magníficos atletas no sólo se destacan por su fuerza y equilibro, sino que además dibujan, en cada uno de sus vuelos, coreografías tan sensuales y etéreas que no parecen demandar esfuerzo alguno. No por nada el director de la compañía, Mikhail Matorin -egresado de la Escuela de Circo de Moscú y segunda generación de artistas circenses- cultivó esta especialidad durante años. Tuvo una destacada actuación en el Cirque du Soleil donde creó su famoso número «aerial cube» antes de abandonar dicha troupe.

«Balagan» cuenta con dos excepcionales acróbatas aéreos -cuya sola aparición desata una andanada de suspiros femeninos-. Mikhail Chebotarev remonta vuelo por el escenario sin más apoyo que una ondulante tela de seda; mientras que Roman Tomanov, el más joven de la compañía (menos de veinte años), sube y baja por los aires enrollando sus brazos en un par de correas. Su virtuosismo da cierre al show, escoltado por todos sus compañeros, un total de 22 artistas, en su mayor parte provenientes de Rusia y China.

Otra figura importante es Jonathan Baker, conocido internacionalmente como «Dominó» (este artista fue convocado para animar el cumpleaños del Sultán de Brunei, el de 40 del Príncipe Carlos de Inglaterra y otros importantes acontecimientos). Sus recursos de clown provienen de la tradicional «slapstick comedy» ( torpeza recurrente, seguidilla de golpes y porrazos, etcétera) y a la vez lo hermanan con los grandes cómicos del cine mudo, como Buster Keaton y Charles Chaplin. También se luce haciendo magia (notable el truco del pañuelo que pierde y recupera sus lunares) o parodiando otras rutinas circenses. Grandes y chicos disfrutan de sus rutinas, especialmente cuando los objetos -entre ellos su sobretodo- se ponen en su contra.

El resto del show incluye equilibristas, acróbatas, forzudos, una especialista en hula-hula y un malabarista que hace maravillas con un enorme cubo de varillas de metal. Los 80 minutos de espectáculo pasan volando amenizados por una colorida troupe que además de ejecutar idóneamente sus destrezas, participa en varias coreografías y da vida a distintos personajes. Entre ellos se destaca «el barón» (Alexander Chervotkin) un atildado maestro de ceremonias que evoca a la figura del capitán de la Commedia dell'Arte y que además es un experto del monociclo y tiene por partenaire a una elegante dama cuyas piernas han sido reemplazadas por el soporte de un maniquí.

«Balagan» remite, inevitablemente, a las creaciones del Cirque du soleil, en formato, estética y también en el diseño de algunas rutinas. Su producción es más modesta, (no cuenta con un iluminador del nivel de Luc Lafortune ni con una vestuarista tan dotada como Dominique Lemieux) pero aún así, tiene atractivo y varios ases en la manga.

Dejá tu comentario

Te puede interesar