«El espanta tiburones» («Shark Tale», EE.UU., 2004, dobl. al español o habl. en inglés con voces de W. Smith, R. De Niro, A. Jolie, M. Scorsese, P. Falk y otros). Dir.: B. Bergeron, V. Jenson, R. Letterman.
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A esta altura no hay dudas: las producciones de Pixar («Toy Story», «Buscando a Nemo») triunfan apostando a la calidad de sus dibujos generados por computadora, y luego apoyan sus logros visuales con las voces de actores, famosos o no. La competencia, es decir los «Shrek» de Jeffrey Katzenberg con o sin Spielberg, y la actual «El espanta tiburones», trabaja al revés: primero se ocupa del talento que aportarán sus voces a los cartoons digitales, y luego hace lo que puede para darles gracia a sus dibujos computarizados. En este caso hay que reconocer que la vuelta de tuerca al ambiente marino, ya utilizado por Pixar en Nemo, es original, creando un submundo del hampa submarino. Idea que deriva en personajes animados mafiosos con voces de De Niro, Peter Falk y hasta Martin Scorsese para dar la nota que complete los dibujos, sólo que el producto incluye un pececito protagónico deformado para que se parezca, más allá de toda duda, a Will Smith (recurso que se vuelve especialmente torpe en cada primer plano del cornalito mutante).
Los tiburones mafiosos están pensados para entretener a los padres, mientras que los pececitos hip hop, funky, soul y reggae sin duda hipnotizarán a sus chicos (hay que destacar que la estética de estos géneros musicales está muy bien transportada a ese mundo submarino).
La historia muestra a un pez chico demasiado ambicioso (Oscar/WillSmith) a punto de ser ejecutado por malversar plata ajena, pero salvado por milagro cuando un pobre tiburón vegetariano es puesto a prueba por la familia mafiosa. La trama sigue al pie de la letra las reglas de la comedia de enredos clásica con dos caraduras que huyen de la realidad simulando algo que no puede durar. El tiburón pacifista luce más amanerado que vegetariano, y si los productores se hubieran animado a hacerlo gay del todo, otro sería el producto.
Fuera de eso, «El espanta tiburones» no aburre, tiene momentos musicales excelentes, diálogos divertidos y buenos gags, pero nunca deja de ser previsible. Con la posible excepción de los chistes con picana eléctrica a cargo de medusas rastafaris como la que tiene la voz de Ziggy Marley.
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