30 de abril 2003 - 00:00

"Irreversible": chocante e incómoda pero no gratuita

Escena del film
Escena del film
«Irreversible» (íd., Francia, 2002, habl. en francés). Guión y dir.: G. Noé. Int.: M. Bellucci, V. Cassel, J. Prestia, P. Nahon.

¿Q ué se sabe de esta película antes de verla? Que a los quince minutos hay una escena bastante larga y directa, muy fuerte, donde golpean a un tipo hasta reventarlo con un matafuego, y a los cuarenta hay otra más larga y directa, y más fuerte, donde una bellísima joven es amenazada con un arma, violada, insultada, y finalmente pateada hasta desfigurarle la cara y matarla.

Que dicha escena esta filmada en una sola toma, como desde un ángulo donde tengamos que ver todo sin poder intervenir de ningún modo, que no hay salvación en el último minuto para nadie, y que varios espectadores cierran los ojos, o directamente huyen de la sala. Y que está todo contado de atrás para adelante, es decir, hay una venganza, al tipo lo masacran por lo que hizo, pero -otra vez- nadie se salva.

Se sabe también cuántos franceses se levantaron en Cannes, cuántos españoles en San Sebastián, cuántos argentinos en Mar del Plata... Habría que contar también cuántos fueron sólo para ver esa parte, y el resto no les interesaba. Quienes así han hecho se perdieron otra escena igualmente larga de sexo, pero de sexo con amor, muy linda, y donde la protagonista, nada menos que Mónica Bellucci, esta en todo su esplendor, y uno no puede menos que querer casarse con ella, con libreta y todo, y tratarla como a una reina. Y han perdido otra cosa.

El director, el argentino residente en París, Gaspar Noé, define lo suyo como una película sobre «la bestia que llevamos dentro».

Ese tema, que incluye la violencia sexual, lo llevó a escarbar en la mentalidad de un bruto violento en «Solo contra todos», y a detallar el silencioso sufrimiento de una criatura, víctima de un sexópata, en «La boca de Jean-Pierre», que Noé diseñó y produjo y su esposa, Lucile Hadzihalilovic, dirigió (película también exhibida en Mar del Plata años atrás, igualmente incómoda).

•Reacción

El busca chocar, para que la gente reaccione. Pero aquí también hay otro tema, el del tiempo que todo lo destruye o lo evidencia, y por eso necesitaba hacer el relato en inversa. Si hubiera contado la historia cronológicamente, «Irreversible» sería quizás otra de crimen y venganza, sólo que con un epílogo que hace pensar en lo inevitable del destino, al que la chica ya estaría predestinada desde niña. Pero al contarla de atrás para adelante, el epílogo parece diluirse en divague malsano, cada cosa va encontrando su propia «razón de ser», y, cuando llegamos a la infancia, descubrimos un giro de inocencia feliz que nos duele, por lo que ya sabemos, y a la vez nos tranquiliza y nos consuela, por la alegría del momento. Pero entonces, para que no salgamos tranquilos del cine, Noé empieza por marearnos, y luego reproduce imprevistamente un efecto de los viejos proyectores de cine, que al interrumpir la proyección irrita los ojos y los oídos. Un modo de decir «se acabó la representación, esto es la realidad», así salimos a la realidad con la misma sensación de incomodidad física que nos habían provocado las escenas anteriores más fuertes. Película chocante, pero no gratuita. Hay que saber sobre estas cosas, casi como si las estuviéramos viviendo.

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