14 de octubre 2004 - 00:00

"Legado"

Vivian Imar y Marcelo Trotta realizaron este agradable y emotivo documental, sobre idea de Baruch Tenembaum, miembro de la International Raoul Wallenberg Foundation, que produjo el film.
Vivian Imar y Marcelo Trotta realizaron este agradable y emotivo documental, sobre idea de Baruch Tenembaum, miembro de la International Raoul Wallenberg Foundation, que produjo el film.
«Legado» (íd., Argentina-EE.UU., 2003, habl. en español e idish). Guión y Dir.: V. Imar, M. Trotta. Documental.

Sobre la epopeya de los gauchos judíos, Vivian Imar y Marcelo Trotta realizaron este agradable y hasta emotivo documental, hecho sobre idea de Baruch Tenembaum, miembro de la International Raoul Wallenberg Foundation (que produjo el film), e hijo de un gaucho que fue domador de oficio, y ortodoxo de religión.

¿Qué queda hoy de toda esa epopeya de la inmigración, y esa cultura de los inmigrantes? Con esa pregunta, los documentalistas caminaron Moisés Ville, Basavilvaso, Domínguez, Villa Clara, Las Palmeras, Carlos Casares, Alcaraz, Médanos, Israel, Nueva York y Buenos Aires, rastrearon documentos, reencendieron orgullos familiares, hicieron poner a nuevo centros culturales, templos, carros colonosy muebles, y hasta reavivaronla lengua idish, que acá se emplea con una buena excusa.

Esa excusa, es la de usar como unidad narrativa las memorias de una inmigrante de la primera generación, cuya voz (encarnada por una actriz) será finalmente sucedida por la de su nieta, ya en castellano. Así quedan asentados el doloroso viaje de los judíos podoleses huyendo de los pogroms zaristas, los abusos de estafadores locales, la buena voluntad del presidente Julio Argentino Roca, los impulsos del barón Hirsch.

Sus distintos protagonistas cuentan, sobre todo, cosas lindas, de las fiestas, de Alberto Gerchunoff, de las visitas de Berta Singerman, Samuel Eichelbaum, y César Tiempo, de la creación de Colonia Avigdor en 1932, donde (mucho antes que EE.UU.) Argentina recibió a los primeros judíos alemanes que huían del nazismo, etcétera. Preciso, sincero, bien trajeado, el hijo de aquel domador ortodoxo sintetiza hoy desde Nueva York: «Yo nunca me fui de mi pueblo».

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