15 de octubre 2004 - 00:00
Leonardo Favio dirigirá a Graciela Borges en teatro
-
Meryl Streep, Anne Hathaway y Emiliy Blunt vuelven en la secuela de El diablo viste a la moda: todos los detalles de la película
-
Jorge Lanata volvió a ser internado en el Hospital Italiano
Graciela Borges sigue siendo convocada por los principales directores argentinos. No hace mucho sorprendió con su actuación en «La ciénaga». Luego de filmar «Monoblock» bajo la dirección de Luis Ortega, aguarda el rodaje de «Las manos» la nueva película de Alejandro Doria (actualmente en pre-producción), inspirada en la vida del padre Mario.
Periodista: ¿«Cartas de amor» se reestrena por iniciativa suya?
Graciela Borges: Sí, después de filmar «Monoblock» con Luisito Ortega, que fue una película muy difícil, necesité conectarme con otras zonas mías.Yo adoro la poesía y hace tiempo que quiero hacer un espectáculo con poemas... De hecho lo voy a hacer, pero antes pensé en «Cartas de amor» y llamé a Fernando Masllorens y Federico González del Pino, responsables de los derechos y la traducción de la obra, para ver si existía la posibilidad de reestrenarla y aquí estamos.
P.: ¿Qué es lo que más le atrae de ella?
G.B.: Es una obra muy conmovedora.Yo la vi con Alicia Bruzzo y Miguel Angel Solá, hacían una pareja muy rara y fascinante. Melissa es un personaje maravilloso, tiene una parte infantil, otra rebelde y otra muy autodestructiva. Es una mujer con garra que dice lo que piensa, pero también es muy demandante y melancólica. Hay cartas que todavía hoy me cuesta-leer por la emoción que me producen.
P.: Usted compartió «Cartas de amor» con tres actores diferentes ¿Qué variaciones le dio cada uno de ellos al personaje?
G.B.: Rodolfo Bebán le daba la enorme calidad de su voz y de su pronunciación. De él una siempre espera que diga algún maravilloso poema de amor. Federico Luppi era más contenido y menos emocional, pero se quebraba mucho en el final. Con Luppi tuve funciones divinas y curiosamente, la carta más linda del mundo me la mandó él, cuando dejó la obra para irse a filmar a España. Ahí me decía: «Nunca fui tan feliz en una gira». Después lo reemplazó Alberto de Mendoza que era más playboy, más canchero. Pero en el final todos se emocionaban. Yo creo que Ranni va a estar fantástico. Con él trabajé en «Los pasajeros del jardín», la película de Doria, y lo veo más en el estilo del hombre de ojos azules, de Bebán.
G.B.: No sé por qué sólo tienen en cuenta mi personaje de Mecha. Tal vez, porque es uno de los mejores personajes que ha dado el cine argentino en muchos años. Si lo hubiese hecho otra actriz, quizás habría pasado lo mismo, no sé. Lo que hice fue aportarle humor. Pero hubo muchos otros trabajos míos que de glamorosos no tuvieron nada. El que hice en «El dependiente», por ejemplo, o esa pianista de los años '40 de «Funes, un gran amor». La gente me asocia con esa imagen por lo que lee en las revistas. No hay nada más lejano a mí que eso, pero como es parte del imaginario popular, lo acepto. Yo nunca traté de explotar ese supuesto glamour, siempre viví libremente y sin pensar en ese tipo de cosas. Usted no sabe lo que me cuesta hacer una sesión de fotos. ¡Hace mil años que no hago una nota con «Caras» o con «Gente»!
P.: ¿Pero cómo se defiende de tanta exposición?
G.B.: Creo que en algunos momentos no me defendí mucho y ahora prefiero huir de todo eso.Además, la televisión me pone muy mal. Ya no puedo ir al programa de Mirtha ni a lo de Susana porque me pongo muy nerviosa y estoy enferma durante una semana. No sé qué me pasa, antes era más suelta, ahora voy tensa y, como odio levantarme temprano, salvo cuando estoy filmando, me angustia todavía más. Pienso en qué me van a decir, si me van a agredir o no. Es ese límite terrible que impone la conciencia, que hace que uno se torture pensando: «debería haber estado más inteligente o ¿por qué no le contesté tal cosa». Habría que ser más ligero e ir a esos programas para reírse. En fin, algún día voy a tener que ir.
P.: Sin embargo, siempre fue muy osada con sus elecciones artísticas.
G.B.: Eso es otra cosa, a mí me gusta hacer aquello que desconozco. Si no, no hubiera hecho una telenovela con Carlos Monzón, ni revista con Nito Artaza, que para mí fue algo maravilloso. Le aseguro que nunca hice algo con tanta felicidad. Esos 25 minutos montados por Raúl de la Torre dándole un recorrido a mi carrera cinematográfica fueron la gloria. Pensar que cuando le comenté a mi hijo el proyecto me dijo de todo: «Mamá ¿por qué vas a hacer eso? ¿Estás loca, pensás salir con plumas en el culo?». Pero fue todo un homenaje y además gané mucha plata. Lástima que se me quedó toda en el corralito.
Entrevista de Patricia Espinosa
Dejá tu comentario