"RECURSOS HUMANOS"
Espectáculos
Por Paraná Sendrós
Quien hace de viejo obrero es, efectivamente, un viejo obrero. El dueño de la fábrica es un pequeño empresario zonal. Lo mismo la vieja sindicalista, y todo el resto. Y cada uno está representando algo realmente muy cercano a sus propias vivencias. El único actor más o menos profesional es el protagonista, el joven Jalil Lespert, que no estudia economía, pero resulta el intérprete exacto de la vitalidad y las incertidumbres que corresponden a su generación.
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Y ya que hablamos de neorrealismo: si, más de medio siglo después, «Ladrones de bicicletas» sigue vigente, no es sólo porque enfoca temas que aún son de actualidad (desocupación, gente capacitada para un trabajo que debe tomar otro, la ley del gallinero, la falta de solidaridad, el quiebre de las normas morales), sino también por otras dos razones: el peso que tienen las relaciones entre padre e hijo (el chico que mira el ejemplo de su padre, discute con él, o lo acompaña), y el modo en que se realizó la película.
No puede decirse que «Recursos humanos» tenga ese mismo destino de consagración y vigencia. Pero es curioso advertir cómo, sin buscarlo deliberada-mente, es más; planteando asuntos y personajes claramente distintos a los italianos, Laurent Cantet encuentra el mismo camino que transitó Vittorio de Sica. Un camino hecho con honradez, con sensibilidad, y con el corazón en la mano, todo el tiempo.
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