Groucho Marx era, al igual que sus hermanos era dueño de una comicidad desopilante, anárquica y surrealista y de cuya muerte se cumplirán 30 años el domingo próximo.
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Comediante inigualable, de la talla de Buster Keaton, Jacques Tati, Charles Chaplin o Laurel y Hardy, Groucho nació en Nueva York el 2 de octubre de 1890 como Julius Henry Marks, y falleció en Los Angeles el 19 de agosto de 1977, a los 86 años, afectado de una neumonía.
Ganador en 1972 de un premio especial del Festival de Cannes y en 1973 de un Oscar Honorario, este hijo de inmigrantes alemanes se hizo famoso como miembro fundamental de los Hermanos Marx, grupo dentro del cual parodiaba a un hombre de la alta sociedad, "decidor -según Georges Sadoul- de chistes de almanaque", con un frac que le quedaba mal y un puro que nunca terminó de fumar.
Cínico, ingenioso, dueño de un amplio bagaje cultural, Groucho practicaba la verborragia, la ironía, los juegos de palabras y una sinceridad descarnada para socavar los cimientos, desestabilizar y revelar las miserias de una sociedad donde la hipocresía, el egoísmo y los intereses materiales llevaban la delantera.
"No me interesa pertenecer a ninguna organización social capaz de aceptarme como miembro", escribió con acidez y picardía en una misiva incluida en su libro "Las cartas de Groucho", que envió a un club de Hollywood que lo tentó para tenerlo entre sus socios.
En el prólogo de ese libro, el crítico y escritor Arthur Sheekman -a quien se deben algunos diálogos de "Héroes de ocasión" o "Sopa de ganso" (Leo McCarey, 1933), si no el mejor, lejos el más delirante de los filmes de los Marx- describió algunos de los rasgos más salientes de este "divertido insolente".
"Dicen que Groucho es un personaje cómico porque dice descaradamente, y por supuesto con destreza, lo que nosotros podríamos pensar pero somos demasiado tímidos para decir. Esto no es verdad. Lo que realmente caracteriza a su insolente comicidad no es el descaro sino el ingenio", escribió Sheekman.
Tanto en el teatro de variedades, donde se iniciaron, como en el cine, Groucho y sus hermanos -Leonard (Chico), Arthur (Harpo), Milton (Gummo) y Herbert (Zeppo)- poseían un gran poder de improvisación para satirizar sin piedad los puntos más negativos de la sociedad contemporánea, en sus aspectos sociales, económicos y políticos.
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