Transcribimos un insólito testimonio que acercó un lector de este diario con domicilio en la Capital Federal. Este abogado, del cual no damos la identidad para no exponerlo a represalias, fue víctima de un intento de extorsión virtual. El modus operandi es una variedad del cuento del tío: consiste en llamar a un vecino para comunicarle alguna presunta desgracia, o un presunto secuestro de un familiar, buscando que la víctima reaccione pagando dinero o comprando tarjetas telefónicas cuyos códigos debe comunicar al extorsionador. Este tipo de delitos se suele cometer, para agravio de las autoridades penitenciarias, desde las cárceles. Veamos el testimonio.
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«Me despertó temprano, 8 y algo de la mañana, una llamada a mi teléfono particular: 'Buen día, le habla el oficial de guardia del hospital Fernández, le tengo que dar una mala noticia, hubo un accidente en las vías del tren cerca de la estación Alvarez Thomas, y tenemos los documentos de tres NN, en uno de los cuales encontramos este número de teléfono... ¿Está la señora de la casa? (La voz no alcanzaba el léxico ni entonación de un cabo de la Policía.) Le contesto: 'Me estás llamando del penal, ¿de qué pabellón?'. Me corta. A las 11, nuevo llamado, otra voz, parece más normal, me dice: 'Buen día, le hablamos de la guardia del hospital Argerich, etc., etc.». Le digo: 'Loco, me están llamando desde hoy de algún pabellón de cachivaches, déjense de joder, yo soy abogado'. Respuesta: 'Ah, bueno, disculpame, Tordo, pero vos sabés, al que le cabe, le cabe...', y se despidió amablemente.»
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