8 de junio 2024 - 06:00

Turismo diferente: el pueblo fantasma de San Juan que te dejará sorprendido por sus ruinas

Descubrí la triste historia de un lugar que prometía ser un gran paraje, pero que terminó inesperadamente abandonada y se convirtió en ruinas.

De este pueblo, que iba a ser un refugio, solo quedan las ruinas.

De este pueblo, que iba a ser un refugio, solo quedan las ruinas.

Tucunuco, una pequeña localidad sanjuanina en Argentina, fue el escenario de un sueño que se desvaneció. Hace casi 47 años, este lugar prometía ser un refugio para 16 familias que buscaban establecerse y prosperar en la zona. Sin embargo, el destino tenía otros planes, y lo que una vez fue un proyecto lleno de esperanza, hoy es conocido como un "pueblo fantasma".

Las ruinas de Tucunuco son un recordatorio melancólico de aquel sueño truncado. Las casas, distribuidas en forma de cuña, ahora están sin cerramientos ni pisos, expuestas a los elementos y al paso del tiempo. La iglesia del lugar, con sus paredes de piedra aún en pie y la columna que alguna vez sostuvo la campana, sigue siendo un testigo silencioso de lo que pudo haber sido. A su alrededor, las líneas de troncos secos que alguna vez delinearon la calle de Las Palmeras están ahora inmóviles, recordando la vida que alguna vez transitó por allí.

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En el pueblo pasaba el tren, del que ahora solo quedan las ruinas.

En el pueblo pasaba el tren, del que ahora solo quedan las ruinas.

La historia de Tucunuco, el pueblo fantasma de San Juan

La historia de Tucunuco es una crónica de sueños colectivos que se vieron truncados por cambios políticos y condiciones adversas. En 1975, el entonces gobernador de San Juan, Eloy Camus, lanzó una convocatoria a través de un comunicado que se difundió en medios nacionales, invitando a familias a formar parte de una comunidad agrícola en esa provincia. La intención era repoblar y desarrollar emprendimientos en zonas no habitadas, utilizando un terreno que en el siglo XIX había sido una posta y que en la década de 1950, tras ser adquirido por Federico Cantoni, había comenzado a transformarse en una empresa olivarera.

Camus expropió estas tierras a la familia Cantoni para destinarlas a la creación de la nueva comunidad. Un total de 16 familias, muchas de ellas jóvenes y con niños, respondieron al llamado y se presentaron en el Instituto de Tierras y Colonización. En diciembre de 1975, estas familias llegaron a Tucunuco, inicialmente alojándose en la escuela de la zona, pero luego tuvieron que armar carpas debido al funcionamiento escolar.

El acuerdo con el gobierno implicaba que las familias trabajarían las tierras y construirían sus viviendas, mientras el gobierno les proporcionaría alimentos y materiales. Las familias plantearon la creación de una cooperativa para gestionar el pueblo como una propiedad común, y esta propuesta fue aceptada.

Sin embargo, en marzo de 1976, el golpe de Estado cambió drásticamente la situación. Las familias habían avanzado en sus labores agrícolas, cultivando 25 hectáreas de alfalfa y limpiando plantaciones de olivos, pero las casas aún no estaban terminadas. La llegada de mercadería, semillas y materiales fue suspendida, y solo recibían yerba, azúcar y harina.

Además, la ideología del nuevo régimen militar no simpatizaba con la idea de cooperativas, y comenzaron a tildar a los miembros de la comunidad de “subversivos”. La presencia militar se intensificó, y el 21 de septiembre de 1976, la tranquilidad del lugar fue interrumpida por la llegada de un camión y dos patrulleros. Personal de Infantería irrumpió en el pueblo, registrando casas, disparando al aire, golpeando a algunos habitantes y deteniendo a seis hombres.

Después de tres días detenidos en distintas comisarías, los hombres regresaron, pero la situación en Tucunuco era insostenible. El miedo, el hambre y la falta de recursos llevaron a las mujeres a decidir que debían abandonar el lugar. En noviembre, la mayoría de las familias se fueron, y solo tres hombres quedaron, pero eventualmente también partieron.

Qué ver en Tucunuco, el pueblo fantasma de San Juan

El paisaje árido, caracterizado por árboles muertos y pequeñas champas, está marcado por la arena y la tierra agrietada. El piletón del Ferrocarril, utilizado como reservorio de agua por las familias que vivieron allí, yace abandonado en medio del desierto, una reliquia de la infraestructura que alguna vez soportó la vida en la zona.

El contraste entre lo que Tucunuco fue y lo que es hoy es impactante. El lugar, que alguna vez fue una promesa de futuro y crecimiento, se ha transformado en un sitio desolado, moldeado por el tiempo y las inclemencias del clima. La imagen actual de Tucunuco, capturada desde las alturas por un drone, revela un paisaje en ruinas que dista mucho de lo que se esperaba al iniciar el proyecto de colonización.

A pesar de su estado actual, Tucunuco sigue siendo un lugar de interés, no solo por su historia, sino también por la evocación que genera. Es un espacio que invita a la reflexión sobre los sueños colectivos, las promesas incumplidas y la resistencia del tiempo. La historia de Tucunuco es un testimonio de la fragilidad de las utopías y de cómo el entorno puede transformar incluso los planes más bien intencionados.

Cómo llegar Tucunuco, el pueblo fantasma de San Juan

Tucunuco se encuentra ubicada en el departamento de Jáchal, en la provincia de San Juan, Argentina. Este paraje está situado sobre la Ruta Nacional 40, a unos 50 kilómetros de la localidad de San José de Jáchal.

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