Brasilia - Ciro Gomes, quien quedó cuarto en las elecciones presidenciales del domingo en Brasil con el 3,04% de los votos, anunció ayer que con su Partido Democrático Laborista (PDT) apoyará al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva en el balotaje del 30 de octubre contra el mandatario Jair Bolsonaro, quien por su parte logró una inesperada adhesión a su reelección por parte del gobernador del estado de San Pablo, Rodrigo García.
Lula y Bolsonaro salen a la caza de votos y se garantizan apoyos clave de cara a la segunda vuelta
El presidente recibió el sorpresivo respaldo del gobernador paulista del PSDB y del exjuez Sérgio Moro, mientras que el izquierdista Ciro Gomez, cuarto en los comicios, pidió votar por el líder del PT.
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Lula da Silva y Jair Bolsonaro.
La carrera hacia el balotaje se inició a toda velocidad en la búsqueda de apoyos para conseguir los votos que a cada uno de le falta para el 30 de octubre, luego de que Lula, del Partido de los Trabajadores (PT), venciera con 48,4% de los votos válidos a 43,2% del mandatario.
En un video de unos tres minutos publicado en su cuenta de Twitter, Gomes dijo que acompaña la decisión de su partido, pero sin mencionar a Lula.
“En vista de las circunstancias, esta es la última salida”, señaló el político. “El camino democrático se ha estrechado hasta tal punto que a los brasileños les queda una opción que, en mi opinión, es insatisfactoria”, apuntó.
Gomes indicó que esperaba que la decisión de su partido “ayude a oxigenar” la democracia brasileña, pero subrayó que no aceptará “imposiciones o ataduras de quien quiera que sea” y rechazó formar parte de un eventual gabinete de Lula.
La primera semana después de la primera vuelta está siendo frenética: ayer el PDT se reunió en Brasilia y por unanimidad declaró el apoyo programático, que fue anunciado por el titular del partido, Carlos Lupi.
Gomes, quien fuera ministro de Lula, se convirtió en un crítico del exmandatario durante la campaña y había dicho que prefería declararse neutral, aunque optó por acatar la disciplina partidaria.
El PDT es un histórico socio del PT y en 1989 el candidato del laborismo, Leonel Brizola, decidió apoyar a Lula en el balotaje, en el que fue derrotado por Fernando Collor de Mello.
El laborismo se había alejado del PT en 2018, luego de que Gomes viajara a París en la segunda vuelta de aquel año para evitar hacer campaña a favor de Fernando Haddad, derrotado finalmente por Bolsonaro.
Pero el jefe del Estado, sin partidos que orgánicamente se sumen a su intento reeleccionista, motorizó la maquinaría del gobierno federal y consiguió el apoyo de los gobernadores de los estados más importantes electoralmente: el de San Pablo, Rodrigo García; el de Minas Gerais, Romeu Zema; y el de Río de Janerio, Claudio Castro, su aliado en la primera vuelta.
La gran sorpresa la dio García, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) del expresidente Fernando Henrique Cardoso, que tras salir tercero el domingo en San Pablo decidió apoyar “incondicionalmente a Bolsonaro contra el PT”.
García apoyará al candidato bolsonarista Rodrigo Freitas contra el petista Haddad en la segunda vuelta por la gobernación más importante del país. Incluso, aceptó ser dejado a un lado cuando Freitas le pidió que no se subiera al escenario a su lado porque él quiere representar “el cambio”.
El PSDB acaba de perder San Pablo luego de 27 años de gobierno, tras lo cual, con la decisión de García, se abrió una nueva crisis en esa fuerza, que determinó mediante el directorio nacional que cada gobernador tome la decisión que le parezca para la segunda vuelta.
Zema y Castro fueron reelegidos el domingo con 57% de los votos.
Zema, del libertario Partido Novo y considerado presidenciable para 2026, visitó a Bolsonaro en el Palacio de la Alvorada y le declaró el apoyo para revertir en Minas Gerais, donde Lula tuvo una amplia victoria.
Minas Gerais es el segundo estado más poblado del país. “No queremos que vuelta el PT al poder, yo sé lo que es esa desgracia”, afirmó Zema.
Por su parte, Lula dijo, luego de encontrarse con frailes franciscanos en el Día de San Francisco de Asís, en San Pablo, que todavía esperaba el apoyo de la senadora Simone Tebet, tercera el domingo con 4,16%.
Tebet es del Movimiento de la Democracia Brasileña (MDB) del expresidente Michel Temer, cuyo directorio debe resolver si toma una decisión o libera a los dirigentes dependiendo de cada región.
Mara Gabrilli, diputada del PSDB que fue como candidata a vice de Tebet, anunció ayer que votará en blanco el 30 de octubre.
Lula recibió el apoyo de Ciudadanía, partido que apoyó a Tebet, y buscaba, ante la nueva situación paulista, anclar algunos apoyos en una veintena de intendentes que responden al exgobernador Geraldo Alckmin, compañero de fórmula del exmandatario.
Bolsonaro busca en San Pablo, Minas Gerais y Río de Janeiro acortar la distancia de seis millones de votos que lo separó de Lula el domingo.
Para ello, anunció que piensa proponer un aguinaldo para el plan social Auxilio Brasil destinado las mujeres en 2023.
Bolsonaro visitó dos iglesias evangélicas en la ciudad de San Pablo, donde perdió 47% a 40% ante Lula.
El mandatario anunció por Twitter que dará una batalla de “valores familiares” contra el PT y dijo que enviará a la primera dama a las bases evangélicas del nordeste, bastión de Lula, para “contar las verdades” sobre el dirigente metalúrgico.
Cuenta también con un gran apoyo para su discurso sobre la corrupción en el PT, el del senador electo Sérgio Moro, el exjuez que fuera ministro bolsonarista y que puso en prisión a Lula en 2018.
Mientras tanto, el Tribunal Superior Electoral (TSE) de Brasil informó que terminó el escrutinio de las elecciones, aunque sin que eso modifique el resultado final . Después de que terminaran de ingresar los votos del exterior y del estado de Amazonas, con lo que ya se contó el 100% de los sufragios, Lula mantuvo el 48,43%, al recibir 57.259.504 votos, mientras que Bolsonaro sostuvo el 43,2%, con 51.072.345 votos.
Al superar los 57 millones de votos, el líder del Partido de los Trabajadores (PT) obtuvo el récord histórico de sufragios para un candidato en una primera vuelta, que le permitieron vencer al presidente en 14 de los 27 estados del país. Por su parte, Bolsonaro ganó en 12 estados y en la capital federal, Brasilia.
En el exterior, el ganador de la primera vuelta fue Lula, con el 47,17% de los votos, mientras que Bolsonaro obtuvo el 41,61%.
Más de 12.000 brasileños estaban habilitados para votar en Argentina, que dentro de Latinoamérica es el país con el mayor padrón electoral.
Lisboa -capital de Portugal- es la ciudad con más electores brasileños en el exterior, con 45.200 ciudadanos habilitados para ejercer el voto. Le siguen Miami, en Estados Unidos, con 40.100, y Boston, otra ciudad estadounidense, con 37.100.
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