18 de julio 2006 - 00:00

Confesiones de Bush a micrófono abierto

George W. Bush, sin saber que su micrófono estaba abierto, habló distendidamente con Tony Blair dando su verdadero pensamiento de la guerra de Medio Oriente, criticó a Kofi Annan y reveló sus gustos sobre gaseosas.
George W. Bush, sin saber que su micrófono estaba abierto, habló distendidamente con Tony Blair dando su verdadero pensamiento de la guerra de Medio Oriente, criticó a Kofi Annan y reveló sus gustos sobre gaseosas.
San Petersburgo (AFP) - George W. Bush protagonizó ayer una muy comentada «gaffe» en el último día de la cumbre del Grupo de los Ocho, al decir informalmente, sin saber que un micrófono estaba abierto, que la solución para Medio Oriente radica en que Hizbollah «deje de extender esta mierda».

El presidente de Estados Unidos estaba siendo filmado por la televisión pero ignoraba que sus palabras también eran divulgadas a micrófono abierto mientras hablaba con su más estrecho aliado, el primer ministro británico Tony Blair. Todo ocurrió durante un desayuno.

«Lo que ellos deben hacer, es que Siria actúe de manera que Hizbollah deje de extender esta mierda, y todo habrá terminado», dijo Bush, sin precisar a quién se refería por «ellos».

Bush afirmó asimismo que su secretaria de Estado, Condoleezza Rice, podría desempeñar un importante rol en la búsqueda de una solución para la región. «Ella va a ir, creo que Condi irá bastante pronto», aseguró.

Siempre inadvertido sobre la difusión de sus palabras, Bush también dejó entrever su cierta frustración con el desempeño del secretario general de la ONU.

«¿Qué pasa con Kofi Annan? No me gusta cómo encadena los acontecimientos. Fundamentalmente, su actitud consiste en decir: que haya un cese del fuego, y todo el resto ya está», declaró.

Tras otro intercambio de palabras con Blair, el presidente añadió: «Tuve ganas de decirle a Kofi que llame a (Bashar) Al-Assad (presidente sirio) por teléfono, para que algo ocurra».

La grabación se hizo en un momento en que Bush debía pronunciar algunas palabras en presencia de otros dirigentes reunidos en San Petersburgo, a los que visiblemente encuentra demasiado parlanchines. «No voy a hablar tanto como los demás. Algunos de estos tipos hablan demasiado», susurró.

Gracias a esta franca conversación también se revelaron otras cosas: Bush bebe cola light, le gusta el pan con manteca y, sobre todo, tenía muchas ganas de volver a su país.

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