Educación religiosa, nueva diferencia del Papa y Lula
-
Lula y Macron condenaron la exclusión de la principal candidata opositora en Venezuela: "Es grave"
-
La Corte Internacional de Justicia ordena a Israel tomar medidas para garantizar que lleguen alimentos a Gaza
«Nuestro empeño es preservar y consolidar el Estado laico, y tener en la religión un instrumento para tratar el espíritu y los problemas sociales», dijo Lula al respecto, según Machado.
Por otro lado, la embajadora reveló que el Papa espera que durante su pontificado, y durante la presidencia de Lula (que concluye a fines de 2010), se firme un acuerdo entre la Santa Sede y Brasil, el cual reglamentará las actividades de la Iglesia Católica en el país y permitiría el ingreso de misioneros a las reservas indígenas.
Según medios de prensa, el Vaticano quiere que ese acuerdo garantice la ampliación de la enseñanza religiosa en la red de escuelas públicas, algo a lo que Brasilia se opone.
El tenor del desacuerdo en ese punto quedó reflejado en la réplica del Pontífice, quien señaló «la importancia de que la educación no sea apenas profesionalizante, sino también espiritual y moral».
El encuentro, realizado en el Palacio de los Bandeirantes, sede del gobierno de San Pablo, se realizó en un clima de «mucha armonía y de mucha coincidencia de puntos de vista», contó Machado.
Lula habló con el Pontífice sobre «la importancia de la familia para crear valores firmes en la sociedad brasileña e internacional». También explicó los programas brasileños de lucha contra el hambre y la pobreza. «El Papa no los conocía en detalle y demostró un gran aprecio» por los mismos, dijo la diplomática.
Benedicto XVI, por su parte, atribuyó una «inmensa importancia» a la V Conferencia de Obispos de América latina y el Caribe (CELAM), que inaugurará el domingo en la ciudad paulista de Aparecida.
Tras la reunión, Benedicto XVI dialogó durante unos 20 minutos con representantes de otras religiones y otras denominaciones cristianas, que reafirmaron el compromiso ecuménico en Brasil, en el monasterio de Sao Bento, donde se aloja el Pontífice.
El rabino Henri Sobel le agradeció por haber obrado por la reaproximación de católicos y judíos en sus tiempos de cardenal, bajo el pontificado de Juan Pablo II.
«Fue una buena conversación sobre el interés de trabajar por el bienestar de la humanidad y por la paz», afirmó el jeque musulmán Armando Hussein Saleh, quien le entregó al Papa su bata, «símbolo religioso del monoteísmo abrahámico».
Dejá tu comentario