12 de abril 2010 - 22:07

No cesa la violencia en Tailandia: serios disturbios dejan 21 muertos y más de 800 heridos

Bangkok continúa en tensión después de vivir este fin de semana su peor ola de violencia en 20 años, con un balance provisional de 21 muertos y más de 800 heridos en la batalla campal entre manifestantes antigubernamentales y las fuerzas de seguridad.

Los "camisas rojas", leales al depuesto ex primer ministro Thaksin Shinawatra y que exigen la caída del Gobierno y elecciones anticipadas, anunciaron que siguen dispuestos a mantener sus protestas y colapsar la ciudad hasta conseguir su propósito.

"Nunca hablaremos con asesinos, tenemos la obligación moral ante los fallecidos de devolver la democracia a este país", afirmó Jatuporn Prompan, uno de los cabecillas del Frente Unido para la Democracia y contra la Dictadura, organizador de las protestas.

Los manifestantes también responsabilizaron de la carnicería a las fuerzas de seguridad, que -según denunciaron- emplearon balas de verdad para dispersarles, y pusieron a prueba varios rifles y ametralladoras que requisaron a algunos soldados.

Los enfrentamientos más encarnizados se produjeron en el entorno de la concurrida calle de Khao San, muy famosa entre los mochileros y donde los turistas pudieron oír con claridad los ruidos de balas y explosiones desde los albergues.

Cerca de Khao San se encuentra el Monumento a la Democracia, donde los manifestantes celebraron anoche un funeral por sus muertos, y hoy tienen previsto pasear los féretros por las calles de la ciudad para rendirles homenaje.

Desde el miércoles pasado rige en Bangkok el estado de excepción, que permite a los militares asumir el control de la seguridad, prohibir asambleas callejeras, declarar el toque de queda, y censurar a los medios de comunicación.

La medida de emergencia ya ha sido aplicada para suspender el canal de televisión P-TV y bloquear varias páginas de Internet por "incitar a la violencia" en la crisis más grave que padece el país desde 1992.

Tailandia sigue inmersa en una profunda crisis política desde el golpe de estado que derrocó en 2006 a Shinawatra, prófugo de la justicia, y que desde el exilio se empeña en continuar siendo protagonista.

Los "camisas rojas" simpatizan con las clases humildes de las zonas rurales del noreste del país, enemigos de la elite de Bangkok que encarna el Partido Demócrata de Vejjajiva.

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