Un triple atentado en Egipto dejó 30 muertos y 150 heridos
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Según expertos, la coordinación de los ataques en una zona tan vigilada sólo puede ser obra de una gran organización terrorista.
El presidente Hosni Mubarak afirmó que «los responsables de esta criminal acción terrorista serán perseguidos hasta ser castigados». El mandatario expresó su «más sincero pésame y consuelo a las familias de las víctimas, egipcios y extranjeros», y reiteró «la perseverancia del pueblo egipcio en perseguir a los terroristas que amenazan a sus hijos».
Cecile Casey, una turista francesa contactada en Dahab, afirmó que la zona en la que se produjeron los atentados estaba llena de turistas. «He visto charcos de sangre en el suelo», agregó.
Según otro testigo, Yusri Sale, las fuerzas de seguridad bloquearon la región « impidiendo a la gente salir o entrar». «Había muchos turistas en la zona, sobre todo egipcios procedentes de Sham el-Nessim», explicó.
Said al-Ghunimi, otro testigo, afirmó que las fuerzas de seguridad fueron desplegadas inmediatamente en el lugar, mientras que las ambulancias acudían precipitadamente para socorrer a las víctimas.
Dahab forma parte de una región turística conocida por sus cualidades para el buceo, que comprende también los balnearios de Sharm el-Sheij, Santa Caterina y Thor, tres ciudades situadas en el Sinaí y que por estas fechas están llenas de turistas extranjeros y egipcios.
Egipto cerró sus fronteras con Israel tras el atentado para « impedir la huida de eventuales sospechosos» que puedan estar detrás de estos atentados, informaron fuentes de seguridad. Esta decisión fue adoptada al tiempo que los turistas israelíes trataban de volver a su país.
Unos 20.000 turistas israelíes acudieron estos últimos días al Sinaí, a pesar de las advertencias de las autoridades, que recomendaron no viajar a Egipto por indicios de que se podría producir un ataque terrorista en estas fechas.
Las condenas internacionales fueron unánimes y alcanzaron incluso al gobierno extremista palestino de Hamas, que se sabe observado en su conducta por Israel y por Occidente.
El presidente de EE.UU., George W. Bush, repudió «con fuerza» el ataque, al cual calificó de «acto de odio».
El primer ministro de Israel, Ehud Olmert, en tanto, llamó por teléfono a Mubarak para expresarle sus «condolencias» y ofrecer ayuda médica.
El canciller británico, Jack Straw, condenó los «espantosos atentados», y el presidente palestino, Mahmud Abbas (Abu Mazen) los calificó de «acto criminal que golpea ciegamente a los civiles y que es contrario a la religión».
Por su parte, Ghazi Hamad, vocero del premier palestino Ismail Haniyeh, declaró que el gobierno de Hamas «condena firmemente este acto criminal, que ofende nuestra fe y es contrario a los intereses de la seguridad nacional palestina y árabe».
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