Hay una exposición que se lleva a cabo en el Comedian de Miami y uno de sus artistas presenta una banana pegada a un muro con una cinta. Maurizio Cattelan y su instalación provoca en muchos desconcierto, rechazo, crítica corrosiva, risa pero de ninguna manera indiferencia: es como si se tratara de una exterioridad pura, en apariencia el otro extremo de la introspección.
Arte y psicoanálisis: ¿qué significa la banana pegada con cinta en la pared?
La instalación de Maurizio Cattelan expuesta en un centro de arte de Miami provoca en muchos desconcierto, rechazo, crítica corrosiva y risa.
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Nos preguntamos si la banana desde su simbología fálica, o como alimento, como lo perecedero que se pudre y tiene que ser renovada cada semana puede ser considerada una obra de arte.
La banana tal vez nos interpela con su desfachatada presencia permitiéndonos reflexionar acerca de las evoluciones que han ido teniendo el Arte y el Psicoanálisis, desde las pesadillas de Dali, las instalaciones de Duchamp, “El perro andaluz” de Buñuel, “Los pájaros de Hitchcock” hacia otro tipo de pesadillas, las del hambre tal vez, las de la exclusión social, o ¿será las de la desigualdad?
Habremos llegado a ese porvenir que anunciaba el maestro Freud donde ya no se puede hacer foco, ni poner la linterna únicamente en el individuo, sino en su interrelación con su entorno, en ese inter-juego constante que se fue dando a partir del siglo XX a través del Psicoanálisis de grupo, del grupo familiar, la pareja, el binomio, del estudio de los accidentes y de las catástrofes.
Y tal vez desde esta perspectiva podamos volver a ver otra vez el muro, aunque de diferente manera, y la banana desde otros vértices. Perspectivas que abarcarían también las distintas significaciones de una banana que con su presencia despojada clama. Tal vez nos muestra que los grandes ideales empiezan a ceder espacio a otras urgencias, a otros legados, evanescentes e imprevisibles, donde la herida de la exclusión, del olvido se exhibe como grito pero no como derrota.
Podemos ver la banana adosada a un muro que también nos dice que la podemos considerar como símbolo del continente latinoamericano y su relación con los siempre despreciados países bananeros, que en el siglo XIX se vieron sometidos a diversas formas de corrupción y explotación. Vinculada con la estrechez, pegada al muro de lo que podría verse como la fuerte dominación económica ejercida en Centroamérica hasta fines del siglo XX.
Entonces nos volvemos a preguntar, ¿puede esa banana prendida de un muro llevarnos a reflexionar sobre la crisis latinoamericana, como una apuesta revolucionaria que tiene que renovarse cada semana cuando se pudre?. Que necesita ser replicada y multiplicada, tal como hicieron muchos artistas en sus obras, a las que le agregaron una banana con una cinta de pegamento como distintivo de una época.
Nos preguntamos si no podría ser también una cicatriz en la pared que nos habla de una herida que sigue sangrando, una denuncia que insiste y reclama ser escuchada aunque sea desde la burla, el rechazo y la sátira acerca del arte, la vida y la sociedad actual. Porque no olvidemos que la obra de arte es significante si se alimenta de la sedimentación de las fuerzas de una época y una cultura determinada que implica al individuo y la sociedad. Trama que entreteje una historia sin fin entre Arte y Psicoanálisis como un espejo que sostiene la subjetividad y el devenir humano y establecen un puente que va del individuo irreductible a la orilla del semejante a través de todos los siglos, a través de todas las culturas.
Psicoanalista. T itular en función didáctica de la Asociación Psicoanalítica Argentina. Artista Plástica y Escritora. Directora del Departamento de Psicoanálisis y Sociedad de la Asociación Psicoanalítica Argentina.
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