7 de octubre 2025 - 08:58

La Argentina, el startup del colapso busca un nuevo round de financiamiento

El gobierno de Javier Milei atraviesa su mayor punto de vulnerabilidad. La ayuda de Estados Unidos no se concreta, el riesgo país sigue alto y la recaudación se desploma. Qué puede pasar si no llega el auxilio antes de las elecciones de medio término.

El Gobierno espera que Donald Trump efectivice la ayuda.

El Gobierno espera que Donald Trump efectivice la ayuda.

Imagen creada con inteligencia artificial

Hay algo casi poético en la insistencia de los mercados por creer que Argentina puede reinventarse sin cambiar. Cada vez que el Tesoro de Estados Unidos estira la mano, los bonos suben, el peso respira, y la euforia vuelve a cotizar. Pero el hechizo dura lo que un titular de Bloomberg. El país sigue atrapado en su vieja dinámica: exportaciones que llegan tarde, reservas que se esfuman, un tipo de cambio que tiembla, y un Tesoro local que solo sobrevive por transfusión externa. El gobierno de Javier Milei, tras casi dos años de ajuste quirúrgico y promesas libertarias, enfrenta su hora más vulnerable; el mercado exige señales concretas, la recaudación se desangra y las reservas netas -otra vez- están bajo cero. En Washington lo saben. Y también saben que si no llega una ayuda extraordinaria, el calendario argentino podría volverse explosivo antes de fin de año.

El camino hacia las elecciones de medio termino continúa señalado por la perseverante volatilidad de los activos en medio de la incertidumbre, a pesar del respaldo explícito del Tesoro de Estados Unidos. El impulso inicial del respaldo estadounidense, junto con la entrada de dólares de productos agrícolas bajo el régimen de “cero retenciones” a las exportaciones, resultó fugaz. El peso se devaluó, mientras que los diferenciales de crédito se ampliaron, lo que acentuó el escepticismo del mercado.

En medio de otra turbulencia, el secretario del Tesoro de EE.UU., Scott Bessent, continuó presumiendo un firme compromiso de apoyo a Argentina, ahora con los ex “J.P. Morgan boys” en D.C. La idea es aguantar hasta el 14 de octubre, cuando Milei se reunirá con Trump en su primera visita oficial-luego de las 12 de turismo-y presumiblemente anunciaría detalles concretos del supuesto apoyo estadounidense. En una entrevista con Bloomberg, sorpresivamente, Bessent anticipó que la administración estadounidense no invertirá dinero directamente en Argentina, mientras EE.UU. enfrenta el shutdown de su propio Gobierno, con críticas del Congreso por dedicarse a la Argentina. Bessent expreso que la asistencia se canalizaría a través de swap. El sendero hacia las elecciones legislativas del 26 de octubre, con nuevos episodios de escándalo, sigue complicado, en medio de una demanda minorista de dólares persistentemente alta debido a las expectativas de devaluación tras las elecciones.

La balanza de pagos en base caja de Argentina registró en agosto un déficit de U$S1.100 millones. Este cambio se debió especialmente por los flujos comerciales de mercancías, tras un aumento temporal de las exportaciones agrícolas en julio, antes de los aumentos previstos de impuestos a la soja y el maíz. Las entradas de productos agrícolas se moderaron a U$S1.800 millones en agosto. En septiembre, la reducción temporal de los impuestos a la exportación de granos a cero desencadenó un nuevo aumento en las entradas de productos agrícolas, alcanzando los U$S7.000 millones al cierre del mes, con U$S6.300 millones vendidos bajo el marco excepcional al 30 de septiembre.

La balanza de servicios y el déficit de ingresos se redujeron en agosto en U$S87 millones y U$S430 millones, respectivamente. Sin embargo, el déficit de servicios acumulado en el año se amplió a U$S7.600 millones, U$S5.200 millones más que en el mismo período del año anterior, lo que refleja en gran medida el aumento de las salidas netas del turismo, debido al dólar barato, U$S6.800 millones en lo que va de año.

La cuenta financiera registra un superávit de U$S1.800 millones, acumulando un superávit de U$S11.200 millones en lo que va de año (-U$S3.400 millones, habiendo entrado desembolsos por U$S14.400 millones del FMI en lo que va de año). En términos anualizados de tres meses, las compras de activos extranjeros del sector privado alcanzaron el 7,4% del PBI en agosto, en su nivel más alto desde octubre de 2019. Cabe destacar que se reimpusieron “nuevos cepos” cambiarios cruzados a particulares.

El stock bruto de reservas líquidas del BCRA (reservas brutas, excluyendo las tenencias de oro y la línea de swaps de China) ascendió a U$S20.400 millones a fin de septiembre. Cabe destacar que esta cantidad incluye U$S13.400 millones en requisitos de reservas de depósitos en dólares estadounidenses. Mientras tanto, la estimación de reservas netas, que resta los encajes de depósitos en dólares estadounidenses, las líneas de swap, otros pasivos y los desembolsos del FMI, se situó en (-6.600 millones de dólares negativas) al 30 de septiembre.

De los 6.300 millones de dólares estadounidenses que ingresaron al sector agrícola, el Tesoro habría adquirido solo 2.200 millones de dólares bajo el marco excepcional del cero por ciento de impuestos a las exportaciones, según las declaraciones del ministro de Hacienda Caputo y miembros de su equipo. Esto ayudó a reponer los U$S1.100 millones de dólares de reservas en divisas inmoladas, cuando el dólar tocó el techo de la banda. En estas horas, mientras el mercado espera detalles concretos del plan de apoyo anunciado, la incertidumbre prevalece y también la demanda minorista de dólares.

Caída de la recaudación

La recaudación fiscal real disminuyó un 9,3 % anual en septiembre, lo que marca una aceleración en el ritmo de recesión respecto a la disminución del 0,8% observada en el mes anterior. En términos secuenciales, la recaudación real de impuestos disminuyó un 0,8% intermensual, interanual, tras una disminución del 8,1% en agosto, lo que devolvió los niveles de recaudación a los observados en el primer trimestre de 2024.

Desglosando los componentes, la disminución mensual en la recaudación de impuestos a la exportación fue notable, con un 8,9% intermensual, interanual, como resultado del recorte temporal de los impuestos a la exportación anunciado en septiembre. Ello se vio parcialmente nivelado por un repunte en los impuestos a la importación-parte buena de la apertura importadora-, que aumentaron un 9,6% intermensual, interanual, lo que indica una aceleración en los volúmenes importados ante las expectativas de cambios en el marco cambiario tras las elecciones de octubre. Mientras tanto, el IVA relacionado con el consumo (IVA DGI) se desplomó un 3,4% intermensual, con un impulso secuencial del (-7% anualizado trimestral), lo que refleja la continua desaceleración de la actividad económica.

La reducción temporal a “cero” de los impuestos a la exportación de granos resulto un sacrificio de ingresos equivalente al 0,2% del PBI. En consecuencia, el consenso de economistas ha revisado a la baja la previsión de superávit general para 2025, al 0,2% del PBI. Para 2026, se anticipa que el superávit fiscal general se mantendrá en el 0,3% del PBI, aunque en voz baja, se dice que los riesgos apuntan a un superávit más reducido o incluso a un déficit impredecible en caso de que las elecciones nacionales de octubre resulten adversas para el gobierno. Las estimaciones de crecimiento del PBI (que estaban en 5.5% hace unos meses) ya estan en promedio por debajo del 3.5%.

El desenlace ya no depende solo de la ortodoxia ni del ingenio político. Todo se reduce a una ecuación simple: o el Tesoro estadounidense reabre la línea de auxilio -aunque sea por motivos estratégicos y no financieros-, o Argentina corre el riesgo de repetir, con intereses acumulados, el guion de 2001. La combinación de recesión, iliquidez externa y expectativas políticas fragmentadas podría detonar un nuevo ciclo de desintegración institucional. Si Milei no logra revalidar poder en las elecciones del 26 de octubre, y si la Casa Blanca decide mirar hacia otro lado, el último trimestre de 2025 podría convertirse en un laboratorio del déjà vu: corrida cambiaria, protesta social y ruptura política. En términos de magnitud, sería algo más que una crisis; sería el regreso del trauma fundacional de toda una generación económica.

*Doctor en Ciencia Politica, en YouTube: @DrPabloTigani, en X: @pablotigani

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