La crisis mexicana de 1994-1995, conocida como la crisis del tequila, marcó un hito en la historia financiera internacional. En un contexto de creciente integración global, el colapso del peso puso en jaque no sólo a México sino a la estabilidad de toda América Latina y, por extensión, a los mercados estadounidenses.
Última jugada de Luis Caputo: "Takeover de Estado"
Los mercados utilizan las crisis como herramientas de control. Y lo que ocurre en Argentina no es la excepción.
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La reacción del gobierno de Bill Clinton, liderada por el Tesoro bajo Robert Rubin y Lawrence Summers, se plasmó en un paquete de rescate que combinó préstamos, garantías y líneas de swap por hasta 20.000 millones de dólares desde el Exchange Stabilization Fund (ESF), suplementados con recursos del FMI y del Banco de Pagos Internacionales.
Más allá de su eficacia técnica, este salvataje inauguró un nuevo modo de intervención: un “hostile takeover de Estado”, en el cual Washington utilizó la coyuntura de emergencia para imponer condicionamientos, afianzar lazos estratégicos y ampliar su esfera de influencia económica en América Latina. Presidentes como Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, formados en universidades estadounidenses, facilitaron esa articulación mediante redes sociotécnicas (Callon, 1986) que naturalizaron la dependencia estructural.
La actualidad de la economía argentina
Argentina no está recibiendo ayuda, está siendo tomada. Cada dólar que ingrese no será filantropía, todo es una estrategia. Lo que llega del FMI, del Banco Mundial, del BID, del Tesoro estadounidense o de mercados internacionales tiene nombre y apellido, control. México ya lo vivió en los 80 y 90; hoy Buenos Aires repite la misma historia, con otra piel, otra retórica, pero idéntico efecto.
Cada condicionalidad, cada acuerdo, cada refinanciamiento es una pieza de un rompecabezas donde el Estado deja de decidir y los mercados globales mandan. No es deuda, es soberanía hipotecada.
Miremos los hechos. Los préstamos no solo vienen con intereses; vienen con instrucciones. Cómo gastar, cómo ajustar, cómo ordenar la economía. Los activos estratégicos, las reservas, el manejo del déficit; todo queda bajo lupa externa. Lo que el gobierno celebra como “rescate” es en realidad un “takeover”, un apoderamiento silencioso donde cada decisión económica depende más del mercado global que de la voluntad de los argentinos.
México lo sufrió durante décadas. Hoy Argentina camina por la misma senda, refinanciamientos que obligan a recortes, ajustes fiscales que priorizan acreedores por sobre ciudadanos, decisiones monetarias condicionadas por capitales internacionales.
El "takeover" financiero
El takeover financiero está en marcha, silencioso pero implacable, replicando un patrón que América Latina conoce demasiado bien. Ignorarlo es repetir la historia. Reconocerlo es el primer paso para evitar que la economía argentina se convierta en un tablero donde otros mueven las fichas.
El takeover financiero no es un accidente de la historia latinoamericana, sino un patrón estructural que atraviesa décadas, gobiernos y regímenes políticos. Desde los tecnopols de los 90 (Salinas de Gortari, Zedillo, Cavallo) hasta la Argentina de Milei, los mercados financieros transnacionales han moldeado la política, la deuda y la soberanía estatal, utilizando crisis y condicionalidades como herramientas de control. La evidencia demuestra que la subordinación de la política económica al capital global se consolida a través de mecanismos sistemáticos: endeudamiento externo, manipulación de reservas y captura institucional, donde la corrupción es parte integral del proceso, no un desvío circunstancial.
Comprender este patrón es clave para interpretar las crisis recurrentes de la región y proyectar estrategias de desarrollo autónomo.
En última instancia, el takeover financiero revela la profundidad de la interdependencia global y la fragilidad estructural de los Estados latinoamericanos frente a las dinámicas del capital transnacional, subrayando la urgencia de repensar las políticas económicas, la gobernanza institucional y la soberanía financiera de la región.
Doctor en Ciencia Política, Master en Política Económica Internacional, director de Hacer.com.ar
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