2 de enero 2024 - 12:17

Carlos Regazzoni: "20 millones de personas están en riesgo de no cubrir su salud por el DNU"

Carlos Regazzoni, médico y ex director ejecutivo del PAMI, analizó los impactos sobre el sistema de salud, obras sociales y prepagas, que tendrá el DNU firmado por el presidente Javier Milei, que entró en vigencia el pasado viernes.

Carlos Regazzoni, ex director ejecutivo del PAMI.

Carlos Regazzoni, ex director ejecutivo del PAMI.

Carlos Regazzoni, médico y ex director ejecutivo del PAMI, analizó los impactos sobre el sistema de salud, obras sociales y prepagas, que tendrá el DNU firmado por el presidente Javier Milei, que entró en vigencia el pasado viernes.

Periodista: ¿Cómo está hoy el sistema de salud en la Argentina?

Carlos Regazzoni: Argentina hoy tiene en salud dos problemas graves. Uno es que los niveles generales de salud de la población son muy malos, en especial a expensas del 40% de la población que no tiene ningún tipo de seguro de salud. El segundo grave problema es que el sistema de la seguridad social está completamente desfinanciado. Ahora bien, el sistema de la seguridad social tiene un límite a su recaudación que viene dado por el porcentaje que recauda, el 9% las obras sociales y el 8% el PAMI, si no me equivoco ahora, el porcentaje del PAMI, según la categoría del trabajador, sobre el salario bruto. Como los salarios se quedaron respecto de la inflación y los salarios se van a quedar mucho más respecto de la inflación y en paralelo los costos de salud, como en todo el mundo, siguen a la inflación, entonces lo que tenés es que el sistema de la seguridad social está en una encerrona, en una trampa, porque no tiene forma de aumentar la recaudación.

P.: ¿Qué dice el DNU al respecto?

C.R.: Esto no está contemplado en el decreto, sino que en el decreto se toma una medida que es contraria al financiamiento de la seguridad social, porque lo que ellos, lo que se dice en la jerga, le quitan los salarios de más altos ingresos. El segundo problema que tiene el decreto es que mientras que las prepagas tienen una herramienta para modificar su presupuesto que es aumentar la cuota, lo que en cierto sentido los dispensa de ser más eficientes, porque como vos podés solucionar tu problema presupuestario aumentando la recaudación, no tenés por qué darte vuelta y eficientizar tu sistema de costos. En cambio, en las obras sociales no tienen el recurso de aumentar su presupuesto mediante la recaudación, entonces se tienen que dar vuelta y buscar herramientas para eficientizar su estructura de costos. Y acá tenemos el segundo problema, que es que el decreto no hace ninguna modificación del plan médico obligatorio, que en definitiva es la estructura de costos de la obra social y también del repago. En donde hoy hay grandes distorsiones y es un sistema de cobertura hecho para Dinamarca, para el primer mundo, ya no más para la Argentina de hoy, para la Argentina de hace 20 años.

P.: ¿En su opinión qué debería hacerse?

C.R.: Lo que deberían haber hecho es dar flexibilidad para que muchas prestaciones se quiten de la estructura de costos de las obras sociales, porque si no, sintéticamente no pueden hacer frente a los gastos. Tienen que modificar el PMO, especialmente lo que tiene que ver con las drogas y tratamientos de altísimo costo, que hoy en día están devorando el presupuesto de las obras sociales.

P.: ¿Qué efectos genera entonces el DNU?

C.R.: El problema de poner en jaque a las obras sociales sin tomar en cuenta las otras medidas es que el decreto está, digamos, deteriorando el financiamiento de la mitad de la población de la Argentina.

P.: ¿Por qué?

C.R.: Porque la obra social te tiene que dar el mismo nivel de cobertura con el 9% bruto de un salario de 150 mil pesos o de un salario de un millón de pesos. La prepaga no tiene este límite. La prepaga te dice, yo te doy un nivel de cobertura conforme a un nivel de cuota, indistintamente del salario que vos ganes.

P.: ¿Cuánta gente estaría en riesgo de no poder cubrir su salud?

C.R.: Son 20 millones de personas, que es lo que cubre la seguridad social, entre el PAMI y las obras sociales nacionales y provinciales. El decreto, además, crea una fantasía que es que la gente se va a poder recambiar de obra social a la prepaga sin ningún inconveniente. Y eso es un error de concepto, porque la gente se va a poder cambiar de obra social a prepaga solamente si tiene un ingreso acorde, los altísimos ingresos. Con lo cual, el seguro por prepaga es un seguro regresivo, porque el seguro por prepaga es más caro para quien menos gana. Mientras que el seguro de la seguridad social, digamos las obras sociales, es equitativo, es igual para unos que para otros. Es una tasa sobre el salario.

P.: Entonces…

C.R.: Si yo tuviese que resumir este punto, te diría que el decreto resolvía el tema liberalizando las cuotas. Eso de las prepagas. O sea, que cobren lo que quieran. En cambio, se puso a hacer una reforma, que es una reforma a medias, porque hay un incumplimiento adicional muy grave.

P.: ¿Por qué?

C.R.: Dicen que la prepaga está asimilada a parte ahora del seguro de salud. Y eso es falso. ¿Por qué? Porque el seguro de salud se cobra el 9% del bruto. Indistintamente de tu nivel de salario. La prepaga no te va a dar el PMO por el 9% del salario, te va a dar el PMO por una cuota, que ya dijimos recién. Ahora bien, yo te pregunto, si vos ganás un millón de pesos, pagás 250 mil pesos de cuota de prepaga, y, que ya es una bestialidad, y ahí va incluido el 9%. Y entonces vos, por cualquier razón, adquirís una enfermedad crónica, tuviste un ACV, o tuviste un problema moderado, y vos incurrís en otros gastos, lo cual te disminuye tu ingreso disponible, y no podés pagar más la cuota. Vos quisieras volver a tener cobertura por lo que te daba tu obra social, que es el 9%. Pero ahora esa obra social no existe. Con lo cual vos lo que vas a tener es personas con un buen nivel de ingreso, digamos un millón de pesos, ganan menos del 10% de la población. Con aportes y contribuciones al día, y sin cobertura de salud.

P.: ¿Qué consecuencias puede haber?

C.R.: Yo lo que creo es que además las obras sociales, las prepagas, están exponiendo una contingencia legal, que les va a hacer daño, porque lo que va a decir el juez es decir ‘ustedes son parte plena del seguro de salud’, listo, punto. Que es lo que va a pasar. Porque, si vos sos el juez, digamos, es tan injusto el sistema como se ha planteado, que tiene mucho más argumentos para dar razón al ciudadano, y si no, hay algo peor aún, que es que vos digas, bueno, esta persona que ahora tiene la contingencia en términos de la lógica de los seguros, tiene el evento que demanda erogaciones por parte del sistema asegurador, esa persona ahora se vuelve a una obra social. Entonces vos, fíjate en la injusticia, le pasaste la contingencia a la obra social sin haberle pasado los aportes. Con lo cual es contraintuitivo de cualquier lógica aseguradora. De hecho, hay un error grave, una cosita aquí importante. Ellos dicen que le pueden triplicar la cuota a las personas según la edad. Hecho que también es contraintuitivo, porque triplicar la cuota a las personas de mayor edad, el único rol que tiene es el de impedir que las personas de mayor edad se inscriban en el seguro, en la prepaga. Porque desde el punto de vista financiero, no es verdad que vos, porque tripliques la cuota a una persona, va a cubrir las erogaciones de una persona mayor. Después de los 60 años de edad, nosotros gastamos el 50%, lo que vamos a gastar en toda nuestra vida, lo gastamos después de los 60 años de edad. Entonces, lo que se está poniendo es un stopper. Y la ley lo permite.

P.: ¿La liberación de precios va a generar competencia entre las prepagas?

C.R.: No hay competencia. No hay competencia porque además vas hacia el monopolio. Eso desde el punto de vista de la seguridad social. Y además no existe la necesidad, como está la obra social, la realidad es que la competencia está cercenada porque, de alguna manera, la necesidad que es menor, como la persona algún tipo de cobertura tiene, la realidad es que no, o sea, si no llega a la cuota de la prepaga, bueno, mala suerte, no es que no tiene nada, tiene la obra social. Entonces, esto no es como el precio de la carne, que vos, o de los alimentos, que si suben mucho, vos, como tenés que comer, siempre vas a tener que buscar una opción más barata, con lo cual siempre generás el espacio de demanda en el mercado que motiva a que algunos produzcan a menor precio. Acá la opción es quedarse sin cobertura. Como no se va a quedar sin cobertura, se queda con la obra social. Entonces, como se queda con la obra social, la demanda de prepaga baja. Y se limita solamente. De hecho, la prepaga es comercializada como un bien suntuario. La prepaga como es en la Argentina no existe en ningún país del mundo. O sea, no existe una habitación de 70 metros cuadrados en un sanatorio de lujo para una persona que gana un millón de pesos. No hay en ningún lugar.

P.: ¿Y en cuanto a los medicamentos?

C.R.: La medida que proponen es un retroceso de una disrupción de 20 años en Argentina. En todos los países desarrollados las recetas médicas tienen el nombre de la droga, mal llamado nombre genérico, porque genérico es un término que solo tiene sentido en el mercado de medicamentos norteamericanos, donde hay una protección de la patente que es única en Estados Unidos. Entonces ellos llaman después genérico al que sale de la protección de la patente. Pero la realidad es que en la Argentina no hay genéricos y en la mayoría de los países no hay genéricos. Vos lo que tenés es muchos productores de una droga. Entonces, en todos los países desarrollados vos tenés el nombre de la droga y el médico puede sugerir una marca comercial según quiera. Y después vos, el financiador te puede condicionar, o sea, el financiador puede decir no, yo esa marca no la cubro, o sea, lo que llamaba de Vademecum cerrado, o el paciente puede optar por una opción más barata en conversación con el farmacéutico. Eso es como funciona en cualquier país desarrollado. Acá prohíben que el médico sugiera un nombre comercial. Y a la vez reducen, o sea, no es necesario que haya un farmacéutico en el local. Ni siquiera que haya un idóneo en farmacia. Entonces, ¿con quién va a discutir el paciente el cambio de marca? En segundo lugar, la calidad no es la misma. Te lo dicen los propios farmacéuticos. De hecho, las dos escuelas más importantes de farmacia y bioquímica del país, la UBA y la de La Plata, hicieron resoluciones en contra del decreto. Lo mismo que dijo el Colegio de Farmacéuticos. Lo dijo la Academia Nacional de Medicina y lo dijo la Asociación Médica Argentina. Y te lo puedo decir yo con mi experiencia de 30 años de médico que he tenido muchísimas veces falta de potencia por el uso de un medicamento que no era de una primera ley, de una primera marca.

P.: ¿Y eso está controlado? ¿Cómo es que ocurre que no tiene la misma potencia?

C.R: Es muy difícil controlar eso. Tenés que pedir muestras, unas medidas de calidad que son carísimas. Se llaman medidas de bioequivalencia y que acá no se pusieron. ¿Por qué un laboratorio invierte más que otro en un medicamento? Porque es diferente. Porque tiene requerimientos de calidad distintos. Los laboratorios de primera marca quieren competir en todo el mundo y de hecho lo hacen. Y además que el gasto de medicamentos hoy en día especialmente se debe al descontrol en el precio de insulinas y de los medicamentos de alto costo. En general, no tienen competencia. O tienen poca competencia. O sea, el decreto está hecho por alguien que desconoce el mercado, que desconoce el campo de los farmacéuticos. No entiende la dificultad que existe en usar un nombre comercial. El decreto está hecho con demasiada precisión. O sea, quien lo hizo sabía lo que hacía. Entonces, lo que digo en el tema de medicamentos es el grave problema del decreto es que no ataca la raíz del problema farmacéutico que hay en Argentina. Donde el primer problema no es el costo de los medicamentos. El primer problema es la falta de acceso a los medicamentos.

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