El principio de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) terminó de soldar un vínculo poco frecuente en la Argentina: el del equipo económico que lidera Martín Guzmán con la CGT. El funcionario y sus colaboradores mantuvieron al tanto de todo el proceso de negociación a la “mesa chica” de la central y se ocuparon de destacar una y otra vez que el entendimiento “no incluye una reforma laboral” como habitualmente demanda el organismo y que el sindicalismo tradicional está obligado a repudiar. La alianza está moldeada no sólo por la visión concurrente de Economía y los gremialistas respecto de la deuda sino, sobre todo, por la común tirria hacia Cristina de Kirchner y La Cámpora.
Economía apura apoyo de CGT con acuerdo con FMI como plataforma
Hasta ahora rivales, los unió la mirada común respecto de la deuda y la lejanía con Cristina de Kirchner.
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Los responsables de la negociación, que desembocó el viernes en el anuncio de Alberto Fernández de un núcleo de consensos entre el Gobierno y el FMI respecto de la deuda contraída por Mauricio Macri, le asignan al sindicalismo un rol valioso en las tratativas, incluso por encima de la representación empresarial a la que los funcionarios le endilgan una impronta poco patriótica. El reconocimiento también alcanza al propio Fondo que históricamente vio en la CGT un aliado de confianza con el que jamás se interrumpió el diálogo y al que de manera recurrente acudió en pos de sondear la factibilidad de la puesta en práctica de sus planes reformistas en la Argentina.
Tanto Guzmán el viernes en una conferencia de prensa como Sergio Chodos, representante argentino ante el FMI y pieza clave del acuerdo, el sábado en AM 750, destacaron una y otra vez la ausencia en lo firmado de un compromiso de reforma de las leyes laborales y también la colaboración prestada por los dirigentes sindicales. Lo que no dijeron, pero ambos piensan, es que la ayuda más valiosa fue contrapesar en la interna del Frente de Todos la resistencia del kirchnerismo a los avances en el diálogo con el organismo de crédito.
Este fin de semana en el tándem dejaron trascender a este diario que los gestos de cercanía con la CGT se mantendrán e incluso se incrementarán. Luego de la visita del ministro a la sede de la central el 1 de diciembre pasado, una gentileza sin precedentes hacia los “gordos” que conducen la organización, en el equipo económico prometen mayor interacción. A cambio les pedirán a los gremialistas acercar sus bases de trabajadores al funcionariado de modo de explorar un relacionamiento que por ahora se le presenta dificultoso al dispositivo de colaboradores más cercano a Alberto Fernández.
El romance político parecía impensable apenas unos meses atrás. La central obrera había apuntado contra Guzmán como principal responsable de la suba constante de la inflación y le asignaba una suerte de preocupación sólo enfocada en la macroeconomía y la resolución de la deuda que contrastaba con un aparente desinterés por las cuestiones domésticas y de bolsillo. Ese descontento tenía un trasfondo: el ministro de Economía fue el principal responsable de frenar buena parte del año pasado un aporte extraordinario de 11.400 millones de pesos que Alberto Fernández les había prometido a los gremios para compensar los gastos extraordinarios de sus obras sociales en prestaciones para sus afiliados discapacitados.
Superada esa controversia y saldada la promesa (hasta ahora se ejecutaron $7.390 millones y los funcionarios insisten en que en cuestión de días se pagarán 4 mil millones de pesos más), la CGT se apresta este año a redoblar la apuesta y demandar por el mismo ítem un desembolso de 35 mil millones de pesos a cargo del Tesoro. Parte de esa asistencia parecía garantizada con un primer pago de 7 mil millones de pesos que Máximo Kirchner había incorporado al Presupuesto 2022 pero la derrota parlamentaria del Ejecutivo en su intento por sancionarlo dejó aquella promesa en una nebulosa. De ahí que para la central obrera será vital la cercanía con Guzmán.
En tanto, los “gordos” de los grandes gremios de servicios y los “independientes” de buen diálogo con todas las administraciones, sectores que hegemonizan la cúpula de la CGT, esperan capitalizar políticamente la firma del acuerdo con el FMI. En esos espacios destacaron la participación en todos los pedidos de diálogo del Fondo y del equipo económico y las numerosas muestras de respaldo a la negociación encarada por el oficialismo. Recordaron que ya en julio de 2018 hicieron partícipes de una charla virtual con la misión del Fondo a las dos versiones de la CTA. Aquel encuentro contó con la presencia, incluso, del economista Claudio Lozano, actual director por el Gobierno del Banco Nación y uno de los primeros críticos del acuerdo desde el oficialismo. También dijeron que desde aquella convocatoria el resto del arco sindical optó por ausentarse de las reuniones con el organismo.
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