El jefe de Gabinete argentino, Alberto Fernández, y el secretario de la Presidencia de Uruguay, Gonzalo Fernández, los dos funcionarios que están implementando una estrategia de diplomacia secreta entre los dos estados por el conflicto de las papeleras de Fray Bentos, ya coincidieron en una meta común. Buscarán que antes del 4 de mayo, los presidentes Néstor Kirchner y Tabaré Vázquez puedan concretar la hasta ahora fallida cumbre de Colonia, y retomar así las negociaciones para encontrar una solución definitiva al problema bilateral. Si bien hay optimismo sobre las posibilidades de confirmar el encuentro, es difícil que la fecha se cumpla. La idea de lograr la reunión antes del 4 de mayo se debe a que ese día Vázquez se encontrará en Nueva York con George W. Bush, quien podría ofrecer oficialmente a Uruguay comenzar a discutir un acuerdo de libre comercio entre este país y los Estados Unidos. La Argentina quiere que ese día al menos haya diálogo con Kirchner para que el conflicto entre los dos países no influya en el encuentro entre Vázquez y Bush.
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La posibilidad de lograr esta misión autoencomendada por los dos funcionarios comenzará a transitarse esta misma semana, cuando en estricto secreto ambos Fernández comiencen a cruzar comunicaciones escritas y orales, las que eventualmente llegarían, si hay avances, a una reunión personal en los próximos 10 días. Si esto ocurre, quiere decir que las negociaciones van en buen camino.
La estrategia desde la oficina de la jefatura de Gabinete de Alberto Fernández para lograr la cumbre entre los dos presidentes es la siguiente:
El dato clave que provocó la suspensión del encuentro preparado originalmente para el pasado miércoles 5 de abril es que Botnia decidió suspender las obras sólo por 10 días, y no por 90 tal como se había comprometido originalmente el gobierno de Tabaré Vázquez. Según los datos de Gonzalo Fernández, la única forma en que se paren las obras es ahora una confirmación por parte del Banco Mundial y del resto de los financistas de la planta de Fray Bentos, de la suspensión o directamente la negativa a seguir enviando fondos al proyecto en las actuales condiciones.
Siguiendo lo anterior, el Banco Mundial aclaró en el informe publicado la semana pasada que, si bien está dispuesnoviembreto a continuar aportando dinero para el levantamiento de las plantas, necesita obligatoriamente un informe detallado sobre la forma en que se tratará el medioambiente de la zona afectada. Sólo cuando estos datos lleguen a la entidad que dirige Paul Wolfowitz, ésta retomará el giro de dinero. Lo mismo deberían hacer luego los bancos privados que decidan suspender el envío de dinero para el proyecto.
Los datos que aportó Gonzalo Fernández son que efectivamente Botnia está preparando la información que pidió el organismo internacional, el que podría estar terminado y enviado esta misma semana. La empresa finlandesa no puede seguir adelante sin los u$s 400 millones que aporta la entidad con sede en Washington, lo que llevaría al proyecto a la siguiente disyuntiva: o se envía el «paper» con la información ambiental o se suspenden las obras. Cualquiera de las dos alternativas es favorable a la posición argentina.
Precisamente, la información que ahora pide el Banco Mundial es la que Botnia se había negado a enviar en su momento a la comisión bilateral que estudió el tema entre de 2005 y enero de este año. Tampoco la empresa estuvo dispuesta a presentar la información al nuevo cuerpo bilateral que trataría el caso, lo que luego derivó en la reducción del período de suspensión de las obras de la planta.
Realismo
Como ahora el dato sobre cómo planea Botnia tratar sus residuos tendrá que ser conocido, con esa información sobre la mesa podrían surgir conclusiones realistas sobre las que los negociadores de los dos países puedan sentarse a discutir salidas más serias al conflicto ambiental.
Si Botnia no enviase el informe al Banco Mundial, éste no podría liquidar el crédito ya otorgado, con lo cual la suspensión de las obras que pedía la Argentina quedará planteada de hecho.
Como contrapartida, Alberto Fernández le asegura a su contraparte uruguayo que el gobierno argentino está en condiciones de garantizar que los cortes de los puentes binacionales de Gualeguaychú y Colón terminarán, posiblemente por tiempo indeterminado y acompañando la reanudación de las negociaciones.
Es en este marco donde ambos Fernández pueden asegurarse que los dos presidentes pueden concretar la cumbre suspendida ya tres veces. La fecha para este encuentro es otro problema aparte. La Argentina quiere que Kirchner y Vázquez se crucen antes del viaje que el 4 de mayo el uruguayo hará a Nueva York, donde hablará con George W. Bush ante el Council of the Americas. Sabe el gobierno local que en este marco es posible que los dos jefes de Estado hablen sobre un posible acuerdo futuro de libre comercio entre Uruguay y Estados Unidos, lo que de concretarse sería en la práctica el fin del Mercosur como proyecto de unión aduanera. Por eso quiere que todo esté listo y encaminado, y en lo posible con la cumbre ya realizada, antes de ese día.
Uruguay cree que eso no será posible, ya que si bien se confía en que Botnia enviará los datos al Banco Mundial, no lo hará a tiempo para esa fecha. La alternativa que maneja el gobierno del país vecino es que el encuentro entre Kirchner y Vázquez se dé en la quincena que va entre el 7 y el 21 de mayo, días antes del viaje que los dos presidentes tendrán que hacer a Viena para participar de la cumbre de los presidentes de América latina y la Unión Europea. La hipótesis de máxima es que finalmente sea en un aparte de este encuentro multilateral, donde los dos jefes de Estado en conflicto tengan su cumbre.
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