La necesidad de no quedarse fuera de nada, el aumento de estímulos tecnológicos y la tendencia de crisis económica global actual es un cóctel de cosas que modificaron la forma de consumir para la Gen Z. La generación que nació entre 1997 y 2012 se destaca por priorizar su gasto en experiencias, especialmente en el universo musical, antes que en consumos materiales.
La Gen Z prioriza invertir en experiencias antes que en cosas materiales
La generación que nació entre 1997 y 2012 se destaca por priorizar su gasto en entretenimiento. El informe "The Live Effect", realizado en Reino Unido, reveló que solamente uno de cada cinco de los Gen Z accedería a recortar los gastos de shows en vivo si experimentara problemas financieros.
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La inversión excede la entrada de los conciertos y se expande hacia ropa personalizada, carteles y merchandising.
Según el informe “The Live Effect” de AEG Global Partnership, realizado en Reino Unido, el 72% de la Gen Z asistió a, por lo menos, un evento de música en vivo en los últimos tres años, cifra que representa el 60% del total de los consumidores. Además, el 67% experimenta el mismo nivel emocional al comprar una entrada que al reservar un viaje o planear sus vacaciones.
La música en vivo, lo último que resignaría la Gen Z
A pesar del gran incremento en el valor de las entradas y el costo que representan, solamente uno de cada cinco de los Gen Z accedería a recortar los gastos de shows en vivo si experimentara problemas financieros. “En momentos de recesión, a veces necesitamos un poco de diversión y entusiasmo en nuestras vidas, por eso los fanáticos están dispuestos a invertir en momentos económicos difíciles”, afirmó Paul Samuels, presidente de Global Partnership.
La inversión de los jóvenes de Reino Unido excede solamente el valor de las entradas y se expande también hacia todo lo que compone un show: el 41% compra nueva ropa para un evento, el 21% compra carteles o banderas para llamar la atención del artista y el 73% realiza una inversión directa basada en una marca vinculada al concierto, determinó el estudio "The Live Effect".
Por un lado, la parte económica representa gran parte de la inclinación y aumento de consumo respecto a los recitales, pero también, la constante búsqueda de pertenencia y personalidad de esta generación, es otro de los pilares más fuertes: el 70% se siente “como en casa” en shows, el 65% se identifica con la comunidad de fans y el 86% construyó vínculos con personas que comparten sus intereses musicales.
Argentina también se inclina a invertir en momentos
Aunque en nuestro país la situación económica es completamente diferente, con más del 30% de pobreza, se destaca una tendencia de inversión similar respecto a las experiencias. Esta generación “creció en un contexto de políticas neoliberales, en un país en el cual la idea de la casa propia es una utopía. Pareciera que todo lo duradero, en cuanto a lo material, es costoso y lejano”, explicó la socióloga Julieta Alonso, con la mirada puesta en Argentina, y sintetizó: “La Gen Z sería: hay que ser y parecer”.
El nuevo estudio del Trend LAB de Youniversal revela que los recitales y festivales son la experiencia en vivo más significativa para el 44% de la Gen Z, especialmente entre mujeres y en países como Argentina y México. Esta tendencia no es al azar. “Es una generación cada vez más del 'aquí y ahora' y se centra en las experiencias y lo material, ya que de esta manera ven en concreto el aspiracional de poder comprar algo con sus ingresos y concretar el disfrute a través de lo tangible y experimental”, agregó Alonso.
“Esta generación está marcada por la ansiedad, la incertidumbre y la presión del contexto, los encuentros en vivo funcionan como válvula de escape y como territorio de expresión personal. El consumo cultural digital está siempre presente, pero el vivo tiene un plus: la energía del cuerpo, el encuentro con otros y la autenticidad de las emociones compartidas”, explica Ximena Díaz Alarcón, CEO y Cofundadora de Youniversal.
Como una generación caracterizada por lo digital, efímero e inmediato, las experiencias en vivo se convirtieron en una necesidad de escape para vincularse con la vida y otras personas, a través del arte. La inversión de los Gen Z es económica y personal, no solo compran una experiencia musical, sino el bienestar y la búsqueda de autenticidad y personalidad.
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