Hace tiempo que el software dejó de ser una promesa para convertirse en una fuerza transformadora. Lo que antes era sinónimo de futuro hoy es presente: la economía global, los servicios, la producción y hasta las relaciones humanas se apoyan sobre una base digital que no deja de expandirse. Desde Argentina, somos protagonistas de ese cambio. Nuestra industria no solo acompaña la transformación: la impulsa.
El software argentino, motor del desarrollo nacional
El ecosistema innovador genera trabajo calificado, exportaciones crecientes y soluciones que transforman sectores estratégicos, consolidándose como un pilar para el desarrollo nacional.
-
Multinacional de software apuesta a crecer en Argentina de la mano de la ola inversora que genera Vaca Muerta
-
Por qué la transformación organizacional comienza en la conciencia colectiva antes que en la adopción de nuevas tecnologías
Presidente de la Cámara de la Industria Argentina del Software (CESSI)
El sector del software argentino es hoy uno de los más dinámicos de la economía. Genera divisas, empleo de calidad y conocimiento, que se traduce en valor agregado para todo el entramado productivo. Es el motor silencioso que hace posible que el agro sea más eficiente, que la salud sea más precisa, que la educación llegue más lejos y que las empresas —grandes o pequeñas— encuentren nuevas formas de competir e innovar.
Un sector que crece, exporta y transforma
Los números reflejan una década de crecimiento sostenido. Desde 2015, el empleo en el sector aumentó un 64%. En 2024, la participación del software en el trabajo registrado llegó al 2,3%, y este año ya supera los 158 mil puestos formales. Detrás de esas cifras hay un dato que vale destacar: el 35% de quienes integran la industria son mujeres, señal de una evolución cultural que nos hace más diversos, creativos y sostenibles.
La expansión también se refleja en la facturación y las exportaciones. En 2024, la industria alcanzó los u$s22.221 millones de facturación, con un incremento del 13% respecto del año anterior. Las ventas al exterior marcaron un nuevo récord: u$s2.570 millones, y en el primer semestre de 2025 ya crecen un 15% interanual. Cada línea de código que cruza fronteras lleva conocimiento argentino y demuestra que la inteligencia también puede exportarse.
Sin embargo, los desafíos cambian. El 2025 marca un punto de inflexión en la historia del sector: la inteligencia artificial está redefiniendo nuestras formas de trabajo, aprendizaje y producción. Algunas tareas que antes eran el punto de partida para los jóvenes profesionales hoy pueden automatizarse. Eso nos obliga a repensar la formación y el acceso al primer empleo, no como una amenaza, sino como una oportunidad para evolucionar.
En CESSI trabajamos junto a universidades, escuelas técnicas y empresas para alinear la oferta educativa con las nuevas demandas tecnológicas y fortalecer habilidades humanas que seguirán siendo clave: pensamiento crítico, creatividad y colaboración.
La IA, lejos de reemplazar el talento, lo amplifica. Permite acelerar procesos, reducir costos y multiplicar la capacidad de innovación. En este escenario, Argentina parte con una ventaja: un ecosistema de profesionales altamente capacitados, una comunidad emprendedora vibrante y una trayectoria que nos posiciona entre los países más creativos del mundo. No es casualidad que hayamos sido cuna de doce unicornios; es el resultado de un capital humano que convierte los desafíos en oportunidades.
Nuestro compromiso como Cámara es acompañar no solo a las empresas del sector, sino a todo el tejido productivo nacional. La transformación digital no puede darse solo en unos pocos rubros avanzados. Sectores como la manufactura, la logística o la producción primaria aún tienen un enorme potencial para aprovechar las tecnologías que ya están al alcance. Impulsar esa transición es clave para el desarrollo del país y la competitividad de la economía.
También tenemos la responsabilidad de participar activamente en el debate y la construcción de un marco legal que impulse el desarrollo de la IA. No se trata de regular para limitar, sino de generar condiciones que brinden confianza, promuevan la inversión y potencien la innovación, al mismo tiempo que protejan los derechos de las personas. Argentina ya demostró con la Ley de Promoción del Software —hoy referente internacional— que es posible diseñar políticas públicas que consoliden una visión estratégica de país. Cada nueva iniciativa que fortalezca este ecosistema nos acerca a ese mismo objetivo: consolidar a la industria del software como motor del desarrollo nacional.
El software argentino tiene la capacidad de liderar una nueva etapa de desarrollo: más inclusiva, más sostenible y más digital. El desafío no es adaptarse al cambio, sino ser quienes lo definan.
- Temas
- Software
- innovación
- Exportaciones





Dejá tu comentario