Agüero salvó al Atlético en Rusia
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En cambio, el gol encajado espoleó al Lokomotiv (equipo de los Ferrocarriles de Rusia), que aprovechó la falta de coordinación de la defensa atlética.
El serbio Ivánovic, central reconvertido en lateral derecho y pretendido por la Juventus, superó cuantas veces quiso al portugués Simao Sabrosa y a Mariano Pernía, que anduvo muy despistado.
En una internada por la derecha, el pequeño Samédov se sacó de la chistera un centro a media altura que aprovechó el tártaro del Lokomotiv, Bilyaletdínov, para batir con su zurda de oro a Abbiati, que nada pudo hacer.
El Atlético naufragó durante unos diez minutos, pero el equipo moscovita no acertó a transformar el dominio en oportunidades claras de gol.
De nuevo, Jurado sacó a su equipo del hoyo con un pase dentro del área a Agüero, que Pelizzoli despejó con una mano en una gran parada.
Seguidamente, el ex madridista golpeó el larguero con un fenomenal disparo que olía a gol y se quedó en un susto para la parroquia rusa.
Al poco de salir de los vestuarios, Forlán puso las cosas en su sitio con un gran gol, al recoger un centro por la derecha, recortar a su marcador y batir por alto a Pelizzoli.
El Lokomotiv acusó el golpe y no consiguió hilvanar ninguna jugada de peligro en los primeros quince minutos de la segunda parte.
El Atlético, que vestía de azul, pudo aumentar la ventaja con dos ocasiones del delantero argentino, pero Pelizzoli demostró grandes reflejos, especialmente en un disparo dentro del área del "Kun" (m.56).
Cuando el equipo ruso parecía noqueado, un despiste de la defensa atlético, desacertada toda la tarde, fue aprovechado por Sychev para internarse en el área y dar un pase al ruso-nigeriano Odemwingie, que batió a Abbiati a puerta vacía.
Sin tiempo para la reacción, tres minutos después, un barullo dentro del área en un saque de esquina fue aprovechado otra vez por Odemwingie para batir de cabeza al portero italiano del Atlético.
Aguirre recurrió a titulares habituales: el argentino Maxi Rodríguez, el portugués Maniche y Luis García para lograr el empate, pero fue el de siempre, Agüero, el que salvó los muebles.
Cuando la afición rusa se las prometía felices, el argentino recibió un balón en la frontal del área, aguantó la tarascada de su marcador, se giró y picó el balón a la salida de Pelizzoli (m.85).
El Atlético, apoyado por medio centenar de hinchas venidos especialmente desde Madrid, comenzó así con buen pie la liguilla en el Grupo B (Aberdeen, Copenhague, Panathinaikos y Lokomotiv), y arrancó un punto de oro en una de sus dos salidas.
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