17 de enero 2024 - 00:00

Diálogos de Wall Street

La Fed dice que están a tiro de cumplir con su meta de inflación. Baja la Bolsa, suben las tasas largas. ¿Es el mundo del revés? ¿Cómo se entiende?

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Periodista: ¿Dónde quedó la pujanza de los toros? La Bolsa no ataca los récords del S&P500 a pesar de tenerlos al alcance de la mano. Da vueltas, retrocede, deja pasar el tiempo, pero no embiste.

Gordon Gekko: Y los máximos estaban apenas a 0,3% de distancia. Era, y es, soplar y superarlos.

P.: ¿Cuál es el problema que la detiene?

G.G.: No hay ningún problema serio. Simplemente, no hay voluntad, no es la intención. No parece ser el momento mejor para emprender otra cruzada de largo alcance. Batir los récords es un desafío trivial. Mi impresión es que la Bolsa reúne fuerzas para una empresa más importante más adelante. El año recién comienza.

P.: No solamente las acciones recalculan sus pasos. Los bonos también operan en baja, y fuerte. La tasa del Tesoro a diez años escaló casi un cuarto de punto desde los mínimos de diciembre, los pisos que incentivó el sorpresivo pivote de Jay Powell. Y hoy sobrepasaron el umbral de 4%, una zona de gran discusión, con muchas idas y vueltas. Y lo hicieron con llamativa facilidad después de escuchar al gobernador Chris Waller. ¿Cambió el discurso de la Fed?

G.G.: No. En lo medular, nada.

P.: ¿El diablo está en los detalles?

G.G.: No, el diablo está en el posicionamiento a trasmano, en la prisa que tenían los inversores. Powell también estaba apurado en diciembre, pero la economía se sostuvo bien, la data calmó los nervios, y ahora la Fed no tiene urgencias. Pero no cambió de idea. La baja de tasas es y será el tema principal en la agenda del año para el banco central. La baja de tasas, y, en menor, medida anunciar el final del QT…

P.: Del endurecimiento cuantitativo, o sea, de la reducción del balance de la Fed.

G.G.: Así es...

P.: El gobernador Waller, junto con el ex presidente de la Fed de Saint Louis, James Bullard, fue el halcón más agresivo durante el ciclo de suba de tasas. ¿Dejó caer algún resabio de su pasada insidia?

G.G.: Ya no quedan halcones en la Fed. Waller está muy conforme con haberlo sido. Tanto que ya no lo es. Sus preocupaciones, hoy, son otras.

P.: Ya me explicó que la Fed podía endurecer su discurso, pero no tiene intención de ser más agresiva. Ya no se justifica.

G.G.: Son palabras de Waller, no mías. “Estamos a cortísima distancia de nuestro objetivo de inflación”.

P.: ¿Y entonces?

G.G.: Entonces no hace falta ser más dañino. “Las tasas van a bajar en 2024”. Son palabras de Waller, recién, en Brookings Institution. Eso no se discute.

P.: ¿Y por qué cayeron tan mal? Quiero decir por qué oficiaron de resorte para las tasas largas y las proyectaron por encima de 4%.

G.G.: Por la sencilla razón de que Waller reconoció que la Fed no debe apurarse por recortarlas.

P.: Y los mercados tienen la idea fija de que la Fed va a comenzar en marzo.

G.G.: Waller no dio fechas, porque la Fed es data dependiente y no dependiente del calendario. No dijo ni que sí ni que no. Pero reconoció que la economía se comporta muy bien y no apremia la toma de decisiones. Ni la actividad ni el mercado de trabajo sufren penurias, no hay una recesión, la inflación “se reduce gradualmente a 2%”, ¿cuál es la urgencia? “No veo ninguna razón para movernos tan rápido, o cortar las tasas tan velozmente, como en el pasado”. Eso es válido cuando la Fed debe rescatar a la economía de un muy mal trance, cuando llega como los bomberos a apagar un incendio.

P.: Todo está tan bien, que, ¿para qué bajar las tasas, entonces?

G.G.: Waller, y la Fed, piensan que habrá que hacerlo para aterrizar con éxito. Y que ello comenzará este año. Pero no van a empezar antes de estar convencidos de que la merma de la inflación no tiene vuelta atrás.

P.: Usted decía que lo harían con gusto con medio punto menos de inflación interanual. ¿Waller acotó alguna precisión?

G.G.: Ninguna. No querrá atarse cuando, por fin, la data le concede libertad de acción. Ya lo vimos a Powell en diciembre. Si se asusta con una señal de debilidad, lo hará saber. Pero ese nubarrón puntual ya pasó.

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