Después del éxito de “Nadie nos vio partir”, Lucía Puenzo desarrolla la serie “La escuela de mucamas: las criadas del Opus Dei”, basada en un libro de Paula Bistagnino, con producción argentina de Zeppelin Studio y Zorra Media.
Tras el éxito de "Nadie nos vio partir", la nueva serie de Lucía Puenzo hace lupa en el Opus Dei
La cineasta, guionista y productora ideó este proyecto basado en la investigación de más de diez años de la periodista argentina Paula Bistagnino. Además Puenzo subraya "El cine argentino está atravesando una de las parálisis más grandes de la historia, de mi vida como cineasta la peor".
-
HBO prepara una serie basada en el comic "V de Vendetta" de Alan Moore
-
"Yiya": cuándo y dónde ver la serie sobre la primera asesina serial argentina
El cine de Lucía Puenzo se caracteriza por explorar cuestiones complejas como la identidad, el género y la sexualidad.
La cineasta, guionista y productora ideó este proyecto basado en la investigación de más de diez años de la periodista argentina Paula Bistagnino (ganadora 2 años del premio a la Mejor Investigación Periodística de Argentina en 2024 y 2025) quien está terminando de escribir un libro sobre este tema y cuyo trabajo reveló los testimonios y las luchas de estas mujeres que, bajo la promesa de servir a Dios, fueron sometidas a condiciones de servidumbre dentro de instituciones de la organización religiosa.
La serie contará con guion de Puenzo junto a las autoras Tatiana Mereñuk y Luciana Porchietto. Su libro “Te servirè. Fe, Poder y Disciplina”, investiga durante años el devenir de una familia atravesada por una de las facciones más opacas en la historia contemporánea de la Iglesia católica. También revela la historia de las personas que fueron reclutadas por un grupo organizado con la promesa de ser santas en la vida ordinaria y terminaron despojadas de sus bienes, de su libertad y hasta de su voluntad.
Fiel a su estilo, Puenzo se basará en esta gran historia para hacer lupa sobre los personajes y los vínculos. Su cine se caracteriza por explorar cuestiones complejas como la identidad, el género y la sexualidad a través de narrativas que combinan el drama psicológico con el thriller. Basta remontarse a “XXY” (la historia de un adolescente intersexual) Wakolda (sobre la eugenesia y pasado nazi en una familia, desde la óptica de una niña) o El niño pez (una historia de amor entre dos mujeres). Los personajes de Puenzo suelen dar batalla para encajar en la sociedad y siempre se enfrentan a circunstancias extremas.
Bistagnino expresó: "El Opus Dei es una figura de la Iglesia católica excepcional, la definen un montón de estatutos, un modelo cuasi secta, esa es la definición formal. La mejor definición me la dio una rosarina que estuvo dentro: secta + partido político + multinacional".
Tienen vocación de poder, quieren que la religión esté integrada en todos los ámbitos de la vida civil, no sólo en la Iglesia, creen que se puede restaurar ese poder que perdió la Iglesia. Quieren llegar a la cumbre, y desde ahí gobernar".
El libro se remonta a 1950 para contextualizar la dictadura de Franco, cuando el Opus Dei inició su plan de expansión en Sudamérica. Una familia uruguaya que vivía en Chile fue clave para que "la Obra” creciera en el Cono Sur: los Gianoli Gainza, prósperos empresarios de la minería, fueron detectados en Santiago por los primeros numerarios y sacerdotes enviados desde España por Josemaría Escrivá de Balaguer, quienes, en su movimiento expansivo, se hicieron conocidos muy pronto.
La relación entre “la Obra” y la familia no tardó en resultar muy productiva. La matriarca primero y sus hijos después, todos ingresaron al Opus Dei. La menor de los cinco se convirtió en numeraria adolescente y durante más de sesenta años vivió bajo compromisos de castidad, pobreza y obediencia. Hasta el momento de su muerte, en 2021, Elina Gianoli Gainza fue la mujer más importante de la rama femenina en la Argentina, con llegada a Roma, y la mayor benefactora: cientos de millones de dólares salieron de las empresas y fortunas personales para enriquecer asociaciones civiles de la organización. La causa, impulsada por una parte de los herederos, está asentada en los tribunales de Montevideo, Uruguay.
Respecto de la industria del cine, Lucía Puenzo consideró que el sector vive una “parálisis absoluta como no hay recuerdos. Históricamente Argentina tuvo un cine y una cultura, en general, por la que es reconocida”. Vale recordar que Lucía es hija de Luis Puenzo, ganador del Oscar por “La historia oficial”.
Puenzo subrayó: “En un primer momento, además, no fue claro; nosotros sí teníamos la absoluta certeza y por eso lo decíamos, pero del otro lado no venía alguien a decir: "Sí, vamos a vaciar las arcas del cine". O: "Sí, la intención es que se filme mucho menos". O: "Sí, queremos detener la industria cinematográfica", sino que decían: "Están exagerando, acá no está pasando nada". Ahora ya es más imposible que sigan diciendo eso, porque está pasando en todas las áreas. El cine argentino está atravesando una de las parálisis más grandes de la historia, de mi vida como cineasta la peor. Estamos todos peleando y arremangándonos para pelearla y encontrar la manera de salir, pero obviamente no hay políticas de Estado que acompañen. El nuevo cine argentino no nació de la nada, sino con una Ley que fue apoyada, y por eso muchos directores jóvenes pudieron hacer su primera, segunda o tercera película y transformar un cine que es bandera de nuestro país. Recién en unos años se va a poder ver hasta qué punto eso se cortó”, explicó.
Respecto del INCAA, Puenzo consideró: “Hay muy pocos comités funcionando y con lentitud. Por dar una idea de algo muy concreto: metemos un proyecto en un comité y hasta que ese comité lo observa y lo clasifica con o sin interés pasa más de un año, cuando antes pasaban dos o tres meses. Y así en cada instancia del camino de hacer una película. Hay mil maneras de dilatar proyectos, aunque todo parezca estar funcionando. Hay un trabajo mediático de asociar el cine a la corrupción. Si vienen a detener y a vaciar el INCAA, nos lo digan en la cara y podamos dar pelea con absoluta honestidad. Seguramente gente que no es del cine, que se dedica a otra cosa, tal vez se confunde un poco y no sabe claramente que, por ejemplo, el dinero del fondo de fomento con el que se hace el cine no viene en lo más mínimo de un presupuesto nacional, que sale de un porcentaje de las entradas y que entonces no es que hacer una película más no se hace una escuela o un jardín de infantes o un hospital. Creo que esa confusión, que es muy perversa, y que quienes salen a decirla lo tienen clarísimo, sí genera daño”.
- Temas
- Series



Dejá tu comentario