5 de mayo 2005 - 00:00

Vanguardia alemana de los '20 en una muestra

El cine de «siluetas» que cultivó Lotte Reiniger, de quien se verá «Las aventuras delpríncipe Achmed» y muchos de sus cortometrajes.
El cine de «siluetas» que cultivó Lotte Reiniger, de quien se verá «Las aventuras del príncipe Achmed» y muchos de sus cortometrajes.
En muestra ampliada, vuelve desde hoy a Buenos Aires una atractiva selección de películas de la vanguardia alemana de los años 20, incluyendo la «Composición en azul» y «Las aventuras del príncipe Achmed» en fílmico, con los colores originales, y los comentarios en vivo del especialista Walter Schobert.

Veinte años atrás, el mismo Schobert, entonces director del museo del cine de Frankfurt, justamente especializado en ese tipo de rarezas, presentó parte de ese material en el Instituto Goethe. Ahora vuelve, para presentarlo (siempre a través de esa institución) en el Malba, pero agregando varios otros títulos, cuatro seminarios gratuitos, y especial dedicación a Lotte Reiniger, la maestra del cine hecho con figuras recortadas.

De ella se verán el famoso «...Achmed» ( segundo largo de animación de la historia mundial, después del argentino «El apóstol»), y casi todos sus cortometrajes, que van desde una publicidad de 1922 de cremas para el cutis (de una marca que todavía existe), hasta la ilustración de cuentos infantiles en 1954, ya en su etapa de producción británica, amén de tres documentales sobre su técnica.

De esos documentales, interesa especialmente el de hoy, porque en él la propia Reiniger habla detenidamente del resto de los vanguardistas cuyas obras integran la muestra: Walther Ruttmann, desde el primer film abstracto de la historia hasta la «Melodía del mundo», producida por una empresa naviera, Hans Richter y sus películas hechas en rollos de papel, Laszlo Moholy-Nagy, que venía del Bauhaus, Guido Seeber, Viking Eggeling, y otros, particularmente Oskar Fischinger, con los admirables cortos en Gasparcolor que hizo antes de resignarse a trabajar como uno más en la «Fantasía», de Walt Disney.

Nada fue fácil para ellos. Hitler los acusó de hacer «arte degenerado». La gran industria los disolvió. Y a veces fueron demasiado adelantados: por ejemplo, dos composiciones que otro miembro del Bauhaus, Werner Graeff, pergeñó en 1922, recién pudieron concretarse en los años '70. Y todavía hoy resulta rarísimo poder apreciarlas.

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