Periodista: Nos acercamos, por fin, a la meneada baja de tasas de la Fed. Un “hecho consumado” que, sin embargo, se discutió bastante y se demoró en consumar. ¿Es necesaria? ¿O es una concesión a la presión asfixiante del presidente Trump? ¿Arreglará el problema de anemia que exhibe el mercado de trabajo? ¿O poco puede hacer, amén de inflar las cotizaciones de la Bolsa, para compensar la política de deportaciones y el envejecimiento de la población? ¿Podrá salirle el tiro por la culata? Es decir, que la Fed baje las tasas y que suban las tasas largas.
Diálogos de Wall Street: ¿cuán creíble es la baja de tasas de la Fed que los mercados descuentan para la semana próxima?
¿Se trata de una decisión apropiada de política monetaria? ¿O es simplemente el fruto de una imposición del presidente Trump? Le preguntamos a Gordon Gekko, un veterano de mil batallas en Wall Street.
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La Fed y su política de tasas, bajo el análisis del experto que se hace llamar Gordon Gekko.
Gordon Gekko: Como ocurrió el año pasado.
P.: En efecto.
G.G.: Uno escucha en Wall Street, por fin, las primeras críticas abiertas a la injerencia de Trump en el manejo de la política monetaria. Ken Griffin, el CEO de Citadel, y un gran aportante a la campaña de Trump, advirtió que es un error atacar la independencia de la Fed porque puede conducir a tasas de inflación más altas y, por ende, a tasas largas también más elevadas.
P.: Lo que no deja de ser una obviedad. Pero eso a Trump lo tiene sin cuidado.
G.G.: Correcto. Lo que no es tan obvio es que los futuros descuenten la baja de tasas de un cuarto de punto como una certeza -y arriesguen la posibilidad de que el recorte sea de medio punto- y que, a la par que se discute la suerte de la independencia del banco central, y que Trump esté colocando un funcionario suyo en la Junta de Gobernadores, las tasas largas también estén cayendo.
P.: ¿Habla de Stephen Miran, el titular del Consejo de Asesores Económicos del presidente, quien ha dicho que pretende ser gobernador de la Fed sin renunciar a su posición actual, tomándose una licencia temporal hasta enero para después regresar a su puesto?
G.G.: El Senado está en el proceso de aprobar su designación. Y los republicanos tienen los votos para hacerlo. Sería el caso inédito de un empleado del Poder Ejecutivo que ejercería como gobernador independiente de la Fed. Y que además ha dicho con toda claridad que espera regresar a su trabajo cuando expire el mandato remanente de la renunciante gobernadora Kugler en enero próximo.
P.: ¿Qué me quiere decir con todo esto?
G.G.: Le respondo la pregunta. Damos por sentada la baja de tasas. ¿Saldrá el tiro por la culata? ¿Cuánta credibilidad tiene la Fed ahora que Trump la somete a asedio, y comienza a meter su gente allí? Bueno, las tasas largas están bajando claramente.
P.: En principio, compran la idea pacíficamente. Aunque usted ya nos avisó que el secretario del Tesoro Bessent tiene anestesiados a los “bond vigilantes”. ¿Cuán genuina es esta señal?
G.G.: Tenga presente la convivencia de dos realidades. Bajan las tasas largas. Sube la cotización del oro. Los dos movimientos son fuertes. Y suceden en paralelo. La valorización del oro es muy sostenida. Casi 3% la última semana. 8,5% el último mes. 39% desde que comenzó el año. Los récords pasan como postes. 3700 dólares la onza no luce tan lejos.
P.: Está claro que hay una desconfianza que lo moviliza. Y las tasas de interés no son un freno. Mucho menos si ahora la Fed las va a recortar más.
G.G.: Dijo Goldman Sachs, la semana pasada, que si la independencia de la Fed se daña, y como consecuencia, la inflación se desacomoda, alcanzar los 5 mil dólares la onza no está fuera del radar.
P.: ¿Cómo es explica que las tasas largas no suban para protegerse?
G.G.: Ya hablamos de Bessent y su contribución clave. La correlación usual se quebró.
P.: Porque el Tesoro le puso límite a la colocación de bonos largos, ¿no? Y se financia más a plazos muy cortos usando Letras de un año o menos.
G.G.: Así es. Así se pudo aprobar el paquete de rebaja de impuestos, que aumenta el déficit fiscal esperado de los próximos años, sin provocar queja alguna en el mercado de bonos.
P.: Bessent dice que el déficit fiscal va a caer por cortesía de la mayor recaudación de aranceles.
G.G.: Veremos que dice la Justicia. El Tribunal Federal de Apelaciones afirma que Trump excedió las facultades delegadas para aplicar aranceles.
P.: En ese contexto que las tasas largas caigan es muy sugestivo.
G.G.: Bessent independizó la oferta de bonos de los vaivenes del déficit fiscal. No se olvide. Sea mayor o menor el rojo, se cubre con emisión de letras a tasas de corto plazo.
P.: ¿Y entonces por qué están cayendo las tasas largas?
G.G.: Buena pregunta. Y que conste: la caída no es menor. El Índice Bloomberg Global señala que los bonos vuelven a pisar el territorio de un mercado bull después de un vía crucis de tres años. Treparon 20% desde los pisos.
P.: Con el oro rompiendo récord tras récord.
G.G.: De agosto a principio de septiembre, la situación era otra. La tasa de 30 años, que es la más sensible por su gran duración, trepó de 4,80% a casi 5%.
P.: Lunes y martes de la semana pasada amagaba sobrepasar 5%.
G.G.: Y hoy está en 4,71%. Fue un viraje rotundo. Si toma la tasa de 10 años, que es más líquida, viajó de 4,30% a 4,07%. Toda la curva se desplomó a partir del miércoles. Ahí fue dónde volaron los bonos.
P.: ¿Cuál es la razón?
G.G.: La misma que consagró la convicción de que la Fed va a recortar la tasa en su próxima reunión. La debilidad del mercado de trabajo emitió el salvoconducto.
P.: ¿Quiere decir que ya no hay temores por la inflación en alza?
G.G.: Sí los hay. Y la inflación no va a amainar quizás hasta 2026. Pero se entiende que la anemia del mercado laboral justifica el derecho de sobrepaso. En otras palabras, la independencia de la Fed está en el centro de un forcejeo, pero la decisión de bajar las tasas es perfectamente creíble y válida. No se trata de una concesión graciosa al presidente. Aunque coincida con su deseo personal.
P.: ¿Cree que será eficaz para mejorar esa situación? ¿Puede la baja de tasas compensar el efecto sobre la oferta de trabajo derivado de las políticas migratorias? ¿O del envejecimiento natural de la población?
G.G.: Si eso fuera todo el problema, sería obvio que no. Pero la tasa de desempleo está subiendo. La cantidad de gente que quiere trabajar -aunque no ha buscado activamente empleo- también. Y la que trabaja a tiempo parcial, pero quisiera hacerlo a tiempo completo, otro tanto. No hay mucho margen para bajar las tasas, pero parece razonable comenzar a utilizarlo. Si lo que me pregunta es qué sería más eficaz… No tengo dudas de que lo primero sería desterrar la incertidumbre y las presiones inflacionarias que genera la política económica con los aranceles y las deportaciones.
P.: Wall Street cotiza también de récord en récord. ¿Qué tan grave puede ser el problema del mercado de trabajo, que no lo afecta?
G.G.: Es incipiente. Y en parte, lo asocia a la bonanza de la inteligencia artificial, y por ende, no lo afecta y lo estimula. Pero por sobre todo Wall Street considera que la Fed tomará cartas en el asunto y lo podrá resolver sin que llegue a mayores.
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