Criticado y sin embargo invencible, Gianni Infantino fue reelecto ayer para un tercer y último mandato al frente de la FIFA, organismo que preside desde 2016, que será su última oportunidad para realizar múltiples reformas que pretende, a riesgo de crear tensiones y, en ocasiones, terminar renunciando a ellas.
Infantino fue reelecto en la FIFA y Macri ya suena como posible sucesor en 2027
El expresidente de la Nación aún no definió si se presentará en las próximas elecciones nacionales. Lo que tiene claro es su objetivo político deportivo: entrar en la lista opositora de Andrés Ibarra en Boca como vocal o vicepresidente y apuntarle al ente rector del fútbol mundial.
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Si los estatutos de la organización con sede en Zúrich prevén ahora tres mandatos de cuatro años como máximo, Infantino ya preparó el terreno para seguir hasta 2031, declarando a mediados de diciembre ocupar “todavía en mi primer mandato”, ya que su período de 2016-2019 estaba incompleto. De no ser así, un nombre de la política argentina y que estuvo ligado al fútbol nacional y actualmente también a la FIFA suena como su sucesor: Mauricio Macri.
“Restaurar la imagen de la FIFA” y “hacer el fútbol realmente mundial”: la ambición del italo-suizo de 52 años, cuya reelección no estaba en riesgo ya que era el único candidato, se resume muy bien en esas dos frases, repetidas en varios de sus discursos en los últimos años, en los que se presenta también como el garante de la equidad y la justicia en el deporte más popular del planeta.
Con un Mundial de fútbol de 104 partidos desde 2026, un torneo planetario de 32 clubes Infantino quiere inaugurar una era de superlativos, haciendo inflar las competiciones y los ingresos.
“Necesitamos más y no menos competiciones mundiales para desarrollar el fútbol”, resumió el dirigente de 52 años en el 73º Congreso de la FIFA en Kigali, antes de ser reelegido por aclamación por las 211 federaciones miembro, igual que le ocurrió en su anterior reelección de 2019.
Si bien este sistema no permite contar las voces discordantes, las federaciones noruega, alemana y sueca hicieron saber que no le habían apoyado. Noruega reclama además un balance de los fallecidos en las obras del Mundial de Catar-2022 y su indemnización, aceptada por la instancia.
Pero los descontentos con Infantino no habían podido encontrar un opositor y el que fuera hombre de confianza de Michel Platini en la UEFA (2009-2016), elegido de forma inesperada al frente de la FIFA en febrero de 2016, tras una cascada de escándalos, se aseguró quedarse en la cima del fútbol mundial al menos hasta 2027.
El horizonte parece despejado para el jurista de cráneo calvo, que afirmó que quiere “hacer del fútbol algo verdaderamente mundial”, y parece buscar frenar la hegemonía deportiva y económica del fútbol europeo, gracias a los programas de desarrollo de la FIFA, dotados con ingresos crecientes.
Como hace cuatro años, puede mostrar un balance financiero sólido, con un alza de un 18% de los ingresos y un 45% más de reservas en el ciclo 2019-22 con respecto al precedente, lo que permite a la FIFA aumentar todavía más sus subvenciones a las confederaciones y federaciones, la clave de su sistema redistributivo y electoral.
Macri, en el horizonte
La ambición política del expresidente de la Nación vuelve a enfocarse en el ámbito del fútbol. Hace menos de dos semanas trascendió que está decidido a participar de lleno en las elecciones que en diciembre se harán en Boca. Macri apoyará a Andrés Ibarra, quien fuera Ministro de Modernización durante su gobierno.
En principio, el exjefe de Estado figuraría en la lista como vocal titular, aunque no se descarta que aparezca como vicepresidente primero para ejercer mayor presión y ganarle al oficialismo, que tiene como principal referente a Juan Román Riquelme, actual vicepresidente y titular del Consejo de Fútbol.
No obstante habrá que esperar hasta el 3 de abril, cuando se espera que en el cumpleaños 118 de Boca Macri haga público su regreso activo y directo a la vida política del club. Sin embargo, desde su entorno dejaron trascender que uno de sus objetivos es convertirse en el sucesor de Infantino al frente de FIFA, cuyo estatuto es claro en cuanto a los requisitos para ocupar el cargo de presidente de la institución:
1 - Para dar por válida toda candidatura a la presidencia de la FIFA es necesario que el candidato cuente con el apoyo de al menos cinco asociaciones miembro. Los miembros deberán notificar por escrito a la secretaría general de la FIFA la candidatura a la presidencia al menos cuatro meses antes de la apertura del Congreso junto con la declaración de apoyo de al menos cinco asociaciones.
2 - El candidato al cargo de Presidente de la FIFA deberá haber participado de forma activa en el fútbol (futbolista, oficial de la FIFA, de una confederación o de una asociación nacional) en dos de los últimos cinco años precedentes al acto eleccionario.
También desde su entorno le apuntan al 2027, aunque mirando de reojo lo que su amigo Infantino decida hacer: si dar un paso al costado o seguir hasta 2031. Sin lugar a dudas la Fundación (sin fundamentos) que le “inventó” Infantino dentro de FIFA le servirá a Macri para alimentar su máximo objetivo político-deportivo.
Relación Macri-Infantino
Macri utilizó a Boca como plataforma para el lanzamiento hacia la política nacional. Y cuando llegó a ser presidente siempre su aspiración fue tener bajo control al fútbol argentino.
Por tal motivo, en marzo de 2016, el fundador del PRO se puso en contacto con Infantino para pedirle que proceda a la intervención de la AFA, argumentando que esta estaba bajo el imperio de la corrupción. El dirigente italo-suizo le dijo que sin el consentimiento de la Conmebol eso no se podría llevar a cabo. Entonces Macri movió sus redes: llamó al expresidente de Paraguay Horacio Cartes, con quien mantiene una estrecha amistad y una fructífera relación comercial, para que intermediase con el presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez.
La gestión con ambos fue fructífera para Macri e Infantino mandó a Primo Corvaro para que, finalmente, se llevara a cabo la ineficaz intervención de AFA en junio de ese mismo año. La idea de Infantino fue que la FIFA necesitaba tener a muchos jugadores trabajando en los distintos aspectos de su organización. Sin embargo, siempre se mostró en la vereda de enfrente y su relación estuvo más cerca de los políticos que de los futbolistas.
Consciente de esto, Macri lo invitó –como forma de agradecimiento- y con el rango de dignatario de Estado a la reunión del G20, que se llevó a cabo a principios de 2018, en la que disertaría explicando qué es la FIFA ante las autoridades visitantes.
Además, Macri tuvo la “generosidad” de invitar a Infantino y su inseparable amigo Mattias Grafström (secretario general de FIFA)a pasar tres días en la Patagonia y conocer Lago Escondido, un predio de 12.000 hectáreas, propiedad del magnate inglés Joe Lewis, íntimo de Macri.
Infantino le quedó eternamente agradecido por la invitación al G20 y por conocer la belleza de la Patagonia argentina y le preguntó cómo se lo podía retribuir. “Me gustaría hacer algo para la FIFA”, le contestó Macri. Y así prosiguió esta historia que podría llegar a terminar con Macri en la presidencia del ente rector del fútbol mundial en 2027.
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