En 2007 se registró uno de los robos más graves al Museo Histórico Nacional: el hurto de un reloj con un gran valor histórico. Además de suponer una gran pérdida económica, era un articulo que tenia una importante carga de historia, con un precio invaluable.
El misterioso robo del reloj de Manuel Belgrano que nunca pudo ser recuperado
Según expertos, el valor del reloj en el mercado negro de tráfico de piezas históricas podría ascender a los 400 mil euros.
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Al momento del robo, desde la Secretaría de Cultura de la Nación, entonces a cargo de José Nun, se llegó a ofrecer una recompensa de 200 mil pesos para quienes dieran con la joya robada. Pero, ¿cómo ocurrió todo?
Los últimos días de Manuel Belgrano
Días antes de fallecer, Manuel Belgrano llevaba una vida de dolor y padecimientos, víctima de hidropesía, problemas cardíacos y de riñones. A pesar de estar en la pobreza, aún conservaba un objeto valioso que lo acompañó hasta el final: un reloj de oro y esmalte que le había regalado el rey Jorge III de Inglaterra.
El creador de la bandera nacional murió a las 7 de la mañana del 20 de junio de 1820 en una Buenos Aires donde se estaba viviendo la guerra civil que llegó a tener ese día tres gobernadores distintos: Ildefonso Ramos Mejía, Estanislao Soler y el Cabildo.
Antes de morir, Belgrano le ofreció en forma de agradecimiento este objeto de valor a su médico, Con los años, esta valiosa pieza histórica llegó a formar parte del patrimonio Nacional.
Dónde estaba el reloj de Manuel Belgrano y cómo fue el robo
El reloj se encontraba en el Museo Histórico Nacional, ubicado en el barrio porteño de San Telmo. Era una de las joyas más destacadas, que se mantuvo cuidada en el lugar por décadas, hasta aquel día en 2007.
Apenas se localizó el faltante de esta pieza, se lanzaron alertas a la Interpol, a la policía, y todo tipo de medidas para evitar que la valiosa pieza fuera enviada al exterior. Se investigaron los registros de las cámaras de seguridad del museo que detectaron claramente al ladrón en el momento en que movió la vitrina, arrancó el reloj, atado con una tanza, y escapó sin que ningún guardia de seguridad lo advirtiera.
Según expertos, el valor del reloj en el mercado negro de tráfico de piezas históricas podría ascender a los 400 mil euros.
Qué pasó con los delincuentes
La División Robos y Hurtos de la Policía Federal llevó adelante allanamientos sorpresivos en las joyerías de la calle Libertad para dar con el reloj, pero todos los intentos eran en vano: la valiosa pieza no aparecía.
Casi un año después, las investigaciones desembocaron en una familia que se dedicaban a robos de piezas históricas en museos: su robo en otro museo porteño tenía similitudes.
La banda delincuente estaba formada por dos hermanos, Jorge y Nazareno Baldo, y el hijo de uno de ellos, Nazareno Ariel. Estaban acompañados hombre que hacía de chofer y brindaba apoyo logístico. En menos de siete meses, la banda había robado 500 monedas muy valiosas del Museo Histórico y Numismático del Banco Nación y el reloj de Belgrano del Museo Histórico Nacional.
Los Baldo fueron sometidos a juicio oral y público. Lo único que se pudo recuperar de sus robos fue una de las famosas monedas robadas: la mujer de uno de los cabecillas de la banda intentó llevarla escondida debajo de la plantilla de una de sus zapatillas.
El reloj nunca fue encontrado.
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