Bush acepta ya negociar su estrategia para Irak
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Bartlett aseguró: «Tenemos una oportunidad con este Grupo de Estudio sobre Irak bipartidario, miembros de los dos partidos políticos trabajando juntos para lograr un mayor consenso a un asunto crítico para la seguridad de nuestro país». Se refirió así a la decisión del Congreso de crear en marzo dicho grupo de trabajo, que fue puesto bajo la presidencia conjunta del ex secretario de Estado republicano James Baker y el ex legislador demócrata Lee Hamilton.
El Partido Demócrata basó buena parte de su campaña electoral en las críticas a la política del gobierno hacia Irak, donde permanecen desplegados cerca de 140.000 soldados de EE.UU.
Ahora, tras las elecciones, algunos líderes de ese partido comienzan a trabajar en pos de una retirada gradual de las tropas estadounidenses.
«El primer paso para la estabilidad en Irak es el repliegue» de las tropas, dijo ayer el legislador demócrata John Murtha, uno de los más firmes partidarios de la vuelta a casa de los soldados. En declaraciones a la cadena de televisión CNN, Murtha expresó su deseo de que el diálogo que el presidente ha ofrecido vaya en esa dirección porque, según él, en Irak EE.UU. se ha convertido «en el enemigo» y «las encuestas indican que los iraquíes 'quieren' que las tropas estadounidenses se vayan».
Bush, que sin embargo no parece dispuesto a fijar la fecha para una retirada, acusó recibo del descontento de los electores por la situación en Irak, donde la violencia sectaria va en aumento, y donde en octubre murieron 103 soldados estadounidenses -la cifra más alta desde enero de 2005-, lo que elevó a más de 2.800 el número de militares norteamericanos o personal asimilado fallecidos desde que comenzó la invasión en 2003. Horas después, anunció la sustitución de uno de sus más leales colaboradores y el miembro más antiguo de su gabinete, el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, quien desde su puesto, en el que asumió en 2001, fue responsable de la invasión de Afganistán primero e Irak después.
Bush confirmó la designación al cargo del ex director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Robert Gates.
Ahora el presidente deberá conciliar muchas de sus decisiones en sus dos últimos años de mandato con un Congreso en manos de la oposición, que mira con optimismo la posibilidad de recuperar también la Casa Blanca en los comicios presidenciales de 2008, cuando finalizará el segundo período de Bush.
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