15 de mayo 2008 - 00:00

Fórmula Obama-Hillary, chance todavía incierta

Mientras las primarias demócratas se deslizan hacia la esperable consagración de su candidatura presidencial, Barack Obama debe decidir cuál es el mejor candidato a vicepresidente que puede ofrecer a los norteamericanos para los comicios de noviembre.
Mientras las primarias demócratas se deslizan hacia la esperable consagración de su candidatura presidencial, Barack Obama debe decidir cuál es el mejor candidato a vicepresidente que puede ofrecer a los norteamericanos para los comicios de noviembre.
La larga y agotadora campaña por la candidatura presidencial de los demócratas todavía no terminó. Aunque la prensa ya le otorgó el cetro a Barack Obama, ni él ni menos aún su contrincante Hillary Clinton se han bajado del caballo en esta carrera interminable, que finalizará, con resultados muy ajustados, en las últimas primarias del 3 de junio.

En los números, Obama ya triunfó. Tiene 1.885 delegados de los 2.025 que se necesitan para ganar y quedan por disputar 189 en las cuatro próximas primarias. Aunque esos 189 fueran todos para Hillary (hoy con 1.717, precisa 308 más), igual no le alcanzarían. Ante un resultado tan ajustado, el candidato tendrá que salir del veredicto de los superdelegados. Mientras, adhesiones a la candidatura de Obama como la que anunció ayer John Edwards, el precandidato populista que se bajó al principio de la campaña, ya estarían inclinando el fiel de la balanza de dichos superdelegados hacia el afroamericano.

  • Explicación

  • Para explicar esta enmarañada elección, el Centro de Estudios Americanos, dirigido por Luis Savino, organizó un seminario en el que participaron dos expertos en campañas. Para Richard Mahoney, en esta carrera presidencial hay una lucha «entre la tradición y la ciencia; entre los valores morales y los seculares», y entre el cambio que significa Obama y la tradición de John McCain. Da por segura la candidatura del afroamericano, y además sabe de qué habla: Mahoney tuvo que dejar dos días su trabajo en los equipos de Obama para disertar en Buenos Aires. Conoce bien al candidato republicano, John Mc-Cain, senador por Arizona, el mismo estado donde Mahoney fue vicegobernador.

    Uno de los cambios más importantes de esta elección, señala, es la manera de recaudar fondos: Barack Obama consiguió u$s 265 millones sólo a través de Internet, en contribución «hormiga».

    Otra de las innovaciones de esta elección se da en el tema de las minorías. Quien la representa es, desde ya, Obama, ya que 10% de la población es afroamericana. Los descendientes de negros son hoy la segunda minoría, después de los latinos, con 15%. Pero es entre los latinos, dice Emilio Viano, profesor de la American University en Washington, donde está la clave de esta elección. Retener y reforzar el voto latino que en las primarias ha estado con Hillary será una de las tareas más arduas que tendrá que emprender Obama de cara a la disputa presidencial con McCain.

    «Obama tiene que lograr un mínimo de 60% del voto hispano porque si no está perdido», dice su asesor de campaña Mahoney. Pero el votante hispano es de tendencia más «conservadora» que el que tienen los seguidores de Obama (jóvenes, de clase media y alta, e instruidos). Por eso es que dentro del búnker demócrata, dado que las posibilidades de integrar una fórmula con Hillary parecen alejarse, «no se descarta llevar como vicepresidente a un militar retirado de línea conservadora», como el general Wesley Clark, dice Richard Mahoney. ¿Y como secretario de Estado?». «Podría ser Bill Richardson, el gobernador de Nueva México», hijo de una latina y con mucho predicamento dentro de esa minoría.

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