Inteligencia artificial en la gestión humana: el desafío de un equilibrio entre automatización y empatía

La irrupción de la IA generó un impacto social potente con una reconfiguración de la cultura organizacional a una velocidad inédita. El desafío de avanzar hacia marcos regulatorios que acompañen la innovación e influyen sobre la vida laboral de millones de personas.

La IA ya empezó a marcar tendencias en el mundo del empleo, las empresas y la cultura organizacional.

La IA ya empezó a marcar tendencias en el mundo del empleo, las empresas y la cultura organizacional.

Como profesionales de la gestión humana, nos encontramos en el epicentro de esta transformación, lidiando no sólo con la transformación tecnológica, sino también con la preocupación creciente sobre los cambios a corto plazo que impactarán directamente en nuestra área y en la vida de las personas en las organizaciones. Reflexionar sobre estos desafíos es fundamental para adaptarnos y liderar esta nueva era.

Entender la IA en nuestro contexto implica dominar algunos conceptos clave. En esencia, hablamos de la simulación de procesos de inteligencia humana por sistemas informáticos. En este sentido, el machine learning nos permite que los sistemas aprendan de los datos para identificar patrones sin programación explícita, lo que resulta invaluable para analizar historiales de contratación y predecir qué candidatos tendrán mayor éxito. Además, el procesamiento del lenguaje natural capacita a las máquinas para entender, interpretar y generar lenguaje humano, algo crucial para chatbots de atención al empleado, análisis de feedback y entrevistas automatizadas.

La evolución del uso de la IA en recursos humanos ha sido progresiva. Pasamos de sistemas tradicionales para automatizar tareas administrativas básicas (nóminas, registros) entre 1980 y 2000, a la aparición de primeras analíticas basadas en datos para informes y tendencias entre 2000 y 2010. La llegada del big data entre 2010 y 2015 nos permitió análisis más profundos y las primeras herramientas predictivas. Pero hoy (el presente 2015) nos encuentra en el dominio de la IA avanzada, con algoritmos complejos, aprendizaje constante e integración con otras tecnologías.

P19 - Depositphotos_19_opt.jpeg
Empleos. Nuevos trabajos están cambiando la dinámica laboral y generando oportunidades que no existían.
Empleos. Nuevos trabajos están cambiando la dinámica laboral y generando oportunidades que no existían.

Esta "revolución silenciosa" en el entorno laboral se ha manifestado primero en la automatización de tareas repetitivas, liberando a nuestro personal de recursos humanos (y a otros) para que dediquen tiempo a labores de mayor valor. Luego, vimos cómo el análisis de grandes volúmenes de datos generaba insights que antes requerían semanas de trabajo humano. Más recientemente, los asistentes virtuales manejan interacciones complejas con empleados y clientes, y la IA incluso incursiona en la generación de contenido, código y diseños.

Lejos de eliminar roles, la IA ha permitido el surgimiento de nuevas profesiones, como especialistas en ética de IA o gestores de integración hombre-máquina. También ha valorizado perfiles híbridos que combinan habilidades técnicas con la capacidad de humanizar la tecnología. Hemos sido testigos de integraciones exitosas: centros médicos que utilizan IA para diagnósticos, permitiendo a médicos dedicar más tiempo a la comunicación empática; bancos que emplean IA para dar información y recomendaciones a asesores, mejorando la interacción humana en lugar de reemplazarla; e industrias que utilizan la robótica para tareas físicas demandantes, dejando a humanos el control de calidad y la supervisión creativa. Estos ejemplos nos muestran que la IA puede ser una herramienta para potenciar lo humano.

Será clave, entonces, que avancemos hacia marcos regulatorios que acompañen la innovación, incluyendo auditorías independientes y certificaciones éticas para los algoritmos que influyen sobre la vida laboral de millones de personas.

Lograr una transición exitosa requiere una colaboración activa entre Gobiernos, empresas, instituciones educativas y la sociedad civil. Cada actor tiene una responsabilidad para diseñar de forma consciente la relación entre humanidad y tecnología. Nuestro objetivo no debe ser simplemente automatizar por automatizar, sino liberar el potencial humano para actividades significativas, mientras las máquinas se encargan de lo rutinario.

La IA ofrece herramientas poderosas para optimizar la gestión humana, desde la atracción de talento hasta la mejora en la gestión del clima e interacción con empleados. Los beneficios en eficiencia y análisis son innegables. Pero no podemos ser ingenuos ante los riesgos éticos y la perpetuación de sesgos. El verdadero éxito radicará en encontrar el equilibrio adecuado, utilizando la IA para potenciar nuestras capacidades, fomentando las habilidades humanas irremplazables y asegurando que la tecnología sirva para construir un futuro laboral más justo, inclusivo y centrado en las personas. Este es nuestro gran desafío y nuestra gran oportunidad como expertos en gestión humana hoy.

*La autora es Chief People Officer de Visma Latam, referente en estrategia de talento, desarrollo de liderazgo y cultura organizacional en compañías tecnológicas de América Latina.

Dejá tu comentario

Te puede interesar