10 de abril 2024 - 00:00

Rompehielos Irizar: la ley del mar no tiene infractores

La ley del mar no tiene infractores.

El 18-8-2002 fue un día de gloria para nuestro país.

Regresaba de una misión humanitaria, al puerto de Buenos Aires, el Rompehielos “Almirante Irizar”.

Con la proa algo despintada y descascarada en partes, parecía un viejo guerrero, regresando orgullosamente herido de una batalla.

Pero se trataba de una batalla sin muertos, sin adversarios, sin cañonazos.

Los únicos que se oyeron en ese domingo luminoso de agosto fueron de bienvenida.

La misión, Uds. la recordarán, consistía en auxiliar a un buque oceanográfico alemán, el “Magdalena Oldendorf”, cuyos 71 científicos y 26 tripulantes, permanecían cercados por los hielos hacía ya 12 días, en el Mar de Wedell, en la Zona Antártica.

La misión argentina era riesgosa. Un invierno muy crudo, olas gigantescas y solo dos horas de luz solar en cada jornada, lo que dificultaba la tarea de los meteorólogos a bordo de la nave, que necesitaban la claridad diurna para producir datos precisos.

Partieron un 25 de junio, cuando lo usual era no navegar la zona entre mayo y noviembre.

Un riesgo adicional lo constituían las bajas temperaturas que encontrarían, unos 20º bajo cero de promedio, con vientos muy fuertes que harían más baja aun la sensación térmica.

Esto podría provocar que el personal corriera peligro. Porque se debía trabajar al aire libre en la operación de rescate de los tripulantes y científicos del barco alemán.

Y riesgo para el mismo buque argentino que debía remolcar o abrir un surco en la compacta masa de hielo, para el desplazamiento del barco alemán.

Los marinos argentinos decía, estarían expuestos a una situación crítica de frío, que quizá ni los adecuados trajes antárticos podrían mitigar.

En ese 25-6-2002 ya mencionado el “Almirante Irizar” partió poniendo proa a Bahía Blanca, donde se reabastecería de combustible. Además cargaría en su hangar, dos poderosos helicópteros de la marina especiales para transporte y rescate.

El “Almirante Irizar” ya había cumplido 27 misiones y participado como buque hospital de la Armada durante la Guerra de Malvinas.

El objetivo de la misión, repito, era sacar al barco alemán a mar abierto, a través de esa especie de desierto de hielo, y también abastecerlo de víveres y rescatar a su personal.

Antes que el “Almirante Irizar” partiese, ya había salido de Ciudad del cabo, Sudáfrica, otro buque oceanográfico, no un rompehielos, para aliviar con alimentos a los tripulantes del buque alemán.

En el “Almirante Irizar” viajaba una sola mujer, la única integrante no militar. Era glacióloga y estaba casada. Su tarea era encontrar –imágenes satelitales en mano- la mejor ruta, para acercarse, a través de los hielos, al barco atascado.

Otra dificultad adicional era que los helicópteros debían despegar y aterrizar en menos de diez minutos.

Si se excedían, los lubricantes de las turbinas se congelarían con el peligro del accidente consiguiente.

Mientras el rompehielos se acercaba, el barco Sudafricano de rescate ya había llegado a la zona.

Con dos helicópteros logró rescatar a casi todos los científicos. Pero al barco no lo pudo mover.

A los 20 días de la partida, el “Irizar” estaba a 100 Km del buque alemán y el hielo tenía ya un metro de espesor.

El 17 de julio, después de 25 días de navegación el “Irizar llegó a cinco Km de distancia.

Había recorrido 7.000 Km. Hacía un mes que el barco alemán estaba atrapado.

Con helicópteros evacuaron más tripulantes y científicos. Ahora, venía una tarea crucial. Abrir una vía en el hielo que tenía en ese momento siete metros de espesor, para que el barco Oldendorf se desplazara por ella.

Se evitó remolcarlo, lo que hubiera resultado muy riesgoso.

El “Irizar” avanzaba con tormentas de nieve y temperaturas de 40º bajo cero. Abría una brecha en el hielo, pero esta se cerraba casi de inmediato.

El último día de julio se tomó una drástica decisión. El “Irizar” dejaría al “Oldendorf” dado que pese a hacer un surco en el hielo, las altísimas temperaturas lo cerraban de inmediato.

El capitán alemán, aceptó finalmente invernar en la zona hasta noviembre. Ya tenían víveres y abrigos suficientes. Y también la certeza de regresar sanos y salvos. Incluso quedó un médico argentino en el barco alemán.

El “Irizar” siguió avanzando hasta alcanzar aguas abiertas

La misión quizá no pudo completarse en su totalidad. Pero el aspecto humanitario y la solidaridad de nuestros hombres quedó comprobada. Y también la utilidad de la misión en un 90 %.

El operativo se hizo en el mayor silencio. Porque el altruismo nunca armoniza con la estridencia.

Se abrazó con esa arriesgada misión, una causa noble.

Y en relación a esta apreciación vamos al af. f. que pert. al l.:

Abrazar causas nobles es abrazar hombres”.

S. 45

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