Nadie del gobierno en el homenaje gremial a Rucci
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Se sabe: las simpatías de los Kirchner hacia la «Tendencia» sugieren a Moyano, y éste aplaca a Venegas, gambetear los planteos demasiado expresos. La familia no tiene ese límite: ayer, por radio, Aníbal Rucci acusó al peronismo de «ultraizquierda».
La viuda de Rucci, Nélida Baglio, y sus hijos acompañaron un desfile de dirigentes del PJ y del sindicalismo, entre ellos Antonio Cafiero, que contextualizó la ejecución del metalúrgico el mediodía del 25 de setiembre del 73, dos días después del triunfo electoral de Juan Perón.
Sutil, Cafiero -que antes estuvo en un homenaje en Diputados, repleto de peronistas anti-K, entre ellos Luis Barrionuevo- Habló de intereses oligarcas en el asesinato, con lo que desempolvó la teoría que vincula a Montoneros con sectores del Ejército.
La antigua hipótesis de las complicidades que también fue mencionada respecto del secuestro, y posterior asesinato, de Pedro Eugenio Aramburu.
Anteayer, la familia Rucci radicó en el juzgado de Ariel Lijo un pedido para que se reabra la investigación para determinar quiénes fueron los responsables del asesinato de su padre. Está en debate la cuestión de si se trata, o no, de un crimen considerado de lesa humanidad.
Es lo que plantea la familia, que argumenta que si intervinieron sectores ligados al Estado, el asesinato podría considerarse imprescriptible. «Montoneros tenía mucha presencia en el gobierno nacional y en las provincias en aquel momento», precisó ayer Aníbal Rucci.
Moyano no quiso meterse en ese tironeo. «No es posible ingresar en discusiones legales o judiciales respecto de si el crimen fue o no de lesa humanidad», pero «se impone exigir con toda firmeza y conocer quiénes fueron los asesinos para que vayan a la cárcel».
Moyano estuvo acompañado por Venegas, el metalúrgico Juan Belén, el estatal Andrés Rodríguez, el taxista Omar Viviani y el marítimo Juan Schmid. De Venegas, secretario de Interior de la CGT, son colaboradores los hijos Rucci. De allí surge el operativo de reavivar el episodio.
De manual, no faltaron el Himno Nacional y «la marcha peronista». En cambio, a diferencia de otros actos, hubo un vacío ostensible: no hubo delegados de la Casa Rosada.
«Hace mucho que debió investigarse y no se hizo. Respaldamos el reclamo de la familia de reapertura de la investigación judicial. El crimen apuntó no sólo contra el movimiento obrero sino contra el propio general Perón y el país», dijo, a su turno, Venegas.
También se anticipó que la CGT ampliará el antecedente Rucci a otros casos de gremialistas asesinados: se citó a Dirck Henry Kloosterman (SMATA) y Oscar Smith (Luz y Fuerza) y para «los cientos y miles de peronistas que no dudaron en ofrecer sus vidas por la causa nacional y popular».
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