18 de octubre 2006 - 00:00

Ni Moyano se libró de recibir un palo

Delirio peronista. Tras los disparos de bala, las pedradas y las trompadas, el féretro deJuan D. Perón llegó ayer finalmente al mausoleo de la quinta de San Vicente.
Delirio peronista. Tras los disparos de bala, las pedradas y las trompadas, el féretro de Juan D. Perón llegó ayer finalmente al mausoleo de la quinta de San Vicente.
La liturgia peronista para recibir los restos de Juan Domingo Perón en la quinta de San Vicente tuvo de todo, menos recato al ex presidente muerto. La histórica pelea de los sindicalistas de la UOCRA que lidera el «Pata» Medina y los camioneros de Hugo Moyano, se reeditó antes de la ceremonia y con la presencia misma del féretro con los restos del General fallecido.

Por la trifulca, la puerta de acceso al predio 17 de Octubre quedó destruida. Los desmanes ocurrieron también dentro del predio, como consecuencia del enfrentamiento de los grupos peronistas.

Todo no terminó allí. La espera fue larga para gran cantidad de militantes y familias, muchas de las cuales decidieron retirarse una vez ocurridos los primeros incidentes.

Así quedó el parque raleado de adherentes sobre el césped embarrado y minado de restos del pic-nic que precedió la espera, botellas de plástico aplastadas, bolsas, cajas de vino pisoteadas.

El palco, con fondo de bandera argentina, los distintivos de la CGT y de las 62 Organizaciones peronistas, la imagen de Perón y de Evita, contuvo a más de doscientos invitados VIP, entre ellos Antonio Cafiero, Julio Piumatto, y algunos gobernadores como Juan Carlos Romero, la bonaerense Graciela Giannettasio, José Luis Gioja y entre otros Lorenzo Pepe, Gildo Insfrán, José María Díaz Bancalari (llevó una troupe con camisetas con su nombre) y Jorge Obeid.

La adhesión de Néstor Kirchner y Felipe Solá a la ceremonia consistió en el lanzamiento de miles de panfletos, que se arrojaron de un avión minutos antes de que arribara la caravana a la quinta, con la leyenda «Kirchner, Felipe Solá, Frente para la Victoria, provincia de Buenos Aires».

Cientos de militantes con la camiseta de las 62 Organizaciones oficiaron de « seguridad» para evitar que los presentes treparan el vallado que los separaría del féretro una vez llegada la caravana.

  • Marcha reiterada

    Para acortar la espera se cantó, alentando desde el palco, más de una docena de veces la marcha peronista. Fueron varias horas de paciencia. Inclusive invitaron a subir al palco al cacique de la UOCRA, Medina, para que intentara aplacar los ánimos de confrontación.

    No pudieron evitar, sin embargo, el jolgorio ante la llegada de «El Tula» a quien finalmente permitieron sumarse al nutrido escenario.

    Finalmente, a las 18, se anunció el arribo de la cureña con el féretro y el séquito que había partido a la mañana desde la sede de la CGT en la calle Azopardo de la Capital Federal. Con ellos llegó Hugo Moyano, uno de los oradores de la tarde.

    Ni bien tomó la palabra la intendenta local, Brígida Malacrida de Arcuri, una gran cantidad de asistentes que rodeaban el féretro emprendió la retirada. La funcionaria fue, por cierto, breve, pero ya le tocaba el turno a Moyano cuando se desató una batalla campal detrás del vallado, al tiempo que se retiraba otra columna que rodeaba la cureña. A puro palos -de no menos de un metro cada uno- y piedras, otra vez los sindicalistas de la UOCRA se enfrentaron con los camioneros, a los que finalmente lograron correr, con saldo de decenas de heridos.

    El último palazo apuntó a Moyano, revoleado desde el césped hacia el escenario, sin que llegara a pegarle. Antes también voló una piedra, pero el sindicalista retrucó con que «son ideólogos trasnochados» e «idiotas útiles».

    Algunos heridos, con la cabeza totalmente vendada, regresaron al acto. Un policía resultó herido por la rotura del vidrio del móvil en el que estaba, y un hombre mayor sufrió un pre infarto en medio de los enfrentamientos.

    Muchos jóvenes participaron del caótico acto. Portaron camisetas y gorras de diversas pertenencias, de la UOCRA, de la UOM, de Moyano. Una bandera azul y roja llevó inscripto «Kirchner-Alak». Remeras blancas, cuya única referencia era Pilar, decían «Kirchner 2007».
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