El búnker electoral de La Libertad Avanza vivió una nueva sorpresa, aunque esta vez fue un golpe de realidad de lo que implica para un Gobierno validar su gestión en el escenario electoral. El único recuerdo de aquel espíritu eufórico de 2021 y 2023 fue la llegada de Javier Milei, junto a su hermana y sus padres, exclusivo momento de aplausos y cantos genuinos para recibir su discurso que, aunque breve y pulcro, le ofreció a la dirigencia libertaria una línea programática para encarar -circunstancialmente- una semana de fragilidad política.
Un búnker apático y una foto elocuente: Javier Milei dio pistas de los pasos que sobrevendrán a la derrota
El Presidente reconoció el mensaje electoral sin excusas y ratificó el rumbo de la gestión, insinuando una nueva distribución del poder dentro de la administración libertaria.
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Las caras de la derrota en el búnker de La Libertad Avanza
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La reacción en redes sociales de las Fuerzas del Cielo luego de la victoria peronista

Parte del Gabinete respaldó a Javier Milei en su discurso tras la derrota.
La derrota fue masticada paulatinamente en el lujoso salón que reservó la alianza entre La Libertad Avanza y el PRO, pero aún así el doble dígito de diferencia obligó al oficialismo a conservar el hermetismo durante más de una hora luego de conocido el resultado. No hubo hits del rock nacional para recuperar la iconografía libertaria. Tampoco militantes casuales, ni banderas ni disfraces: el operativo montado a tres cuadras a la redonda en Gonnet, en las afueras del casco urbano de La Plata, impidió la llegada espontánea o el ingreso de votantes locales. Solo candidatos, miembros orgánicos de la juventud violeta y funcionarios.
Aún así, menos de una decena de dirigentes se dejaron ver en el búnker y, cuando se volvía inevitable desoír los trascendidos, se presentaron los tres protagonistas de un sector de la coalición electoral: Cristian Ritondo, Diego Santilli y Alejandro Finocchiaro, con varias elecciones a cuestas, buscaron dispersar los fantasmas hablando de operaciones del kirchnerismo y de supuestos triunfos aislados. Sí coincidieron con los armadores libertarios en la satisfacción de que el despliegue de fiscales estuvo a la altura de los comicios en el distrito más exigente, incluso -según admitieron a Ámbito- con un ejército de doscientos rentados que se incorporó en las últimas horas previas al domingo.
Más temprano que tarde, la falta de respuestas terminaron por evidenciar lo que vendría: una victoria peronista en seis de las ocho secciones electorales, incluyendo las dos más populosas. Cuarenta minutos después de conocidos los resultados, la primera en presentarse en un espacio común fue la diputada Lilia Lemoine quien, consultada sobre su primer análisis, le preguntó a la prensa cuáles fueron las cifras. “No vi nada”, aseguró. “No importan los resultados, este es un proceso largo”, planteó después.
Otros dirigentes también improvisaron explicaciones: que el aparato territorial peronista continúa competitivo, que el resultado representa el piso de sus posibilidades en la provincia, que el caudal de votantes en las cárceles terminó pesando, que con la boleta única el destino será otro. La diferencia entre el 46,93% peronista y el 33,85% libertario insinúa más factores.
La apertura al salón principal habilitó el ingreso de la prensa en simultáneo a la de los ministros, que permanecieron en el público para escuchar el discurso de Sebastián Pareja pero luego subieron al escenario acompañar a Javier Milei. Estaban todos, menos Luis Caputo, Gerardo Werthein, Sandra Pettovello y Guillermo Francos. “Este es nuestro gesto, nos hacemos cargo”, le dijo un miembro del Gabinete a este medio, considerando que “esto seguramente provoque un cambio, pero hay que escuchar al Presidente”.
Finalmente su palabra llegó y, tras agradecer a los fiscales, desbarató todas las excusas: "En el plano político, hoy hemos tenido una clara derrota". Habló rodeado por Karina Milei y Santiago Caputo; Sebastián Pareja y Martín Menem se ubicaron en los extremos del escenario. No hubo ninguna mención al kirchnerismo, pero sí ratificación del rumbo (que se “redoblará”) y un gesto al ministro de Salud, Mario Lugones, que fue respaldado en su gestión en pleno escándalo por el fentanilo contaminado.
Esa señal conjugada con la cercanía del ministro a Caputo podrían proponer un nuevo -des-equilibrio en el triángulo de poder de Casa Rosada. "Si no hablaba Milei, hoy era un desastre total", dijeron desde el entorno del asesor. A partir de mañana, las gestualidades tienen que tomar una nueva forma.
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