Russell Crowe, con cara de poker y un guion a los tumbos

juego perfecto. Director y protagonista de un film sobre tahúres.

Como director el actor de “Gladiador” y tantos otros éxitos de taquilla, Russell Crowe, no lo ha hecho tan mal previamente, pero el problema de “Juego perfecto” no es la dirección sino el guión, que cambia de rumbo a cada rato. Es que esta “Cara de Poker” (traducción del original “Poker Face”, mejor título que el que le pusieron para su estreno local), con un prólogo con varios adolescentes que juegan una accidentada partidita de naipes al borde de un risco, promete ser un thriller de jugadores al estilo “The Cincinatti Kid”, sólo que la trama se disuelve antes de que empiece al partido y salta de una subtrama a otra mezclando todo.

Crowe también es el protagonista, un magnate del poker online y otros negocios más confidenciales relacionados con la cibernética que, por algún motivo, va a visitar un chamán que lo prepara con una droga al estilo suero de la verdad. El hermético personaje central quiere juntar a sus viejos amigos para someterlos a una partida especial donde el pozo es de 25 millones de dólares y todos los jugadores confesarán sus peores secretos. Y por si eso no bastara, justo en medio de tal partida, en una mansión inteligente, unos criminales roban las obras de arte que atesora el millonario. Y a esto hay que agregarle, créase o no, una pizca de drama metafísico.

Todo el asunto parece una excusa de Crowe para juntarse con amigotes sin que ninguno trabaje mucho ni se meta demasiado en personaje (empezando por Liam Hemsworth, o sea “Thor”, que en su última aparición como el superhéroe del martillo contó con la presencia del intérprete y director en el papel de Zeus). Pero a favor de “Jugo perfecto” se puede decir que hay escenas que, aisladas del resto, funcionan bien, y que con sus acotados 90 minutos nunca llega a aburrir.

D.C.

“Juego perfecto” (“Poker Face, EE.UU., 2022). Dir.: R. Crowe. Int.: R.Crowe, L. Hermsworth, RZA.