Periodista: El S&P 500 lleva 8 semanas consecutivas en alza. Acumula un avance de 15%. ¿Será mucho pedir que se sume un rally de Navidad?
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Diálogos de Wall Street
Powell incita la baja de tasas y la fiesta en Wall Street. ¿Es un error de comunicación o un mensaje solapado? ¿Qué quiere la Fed, Gekko?
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Gordon Gekko: ¿Para traer los récords en el trineo?
P.: Estamos a menos de 1% de alcanzarlos. Bastaría con mantener la inercia. No se necesita la ayuda de Santa Claus.
G.G.: Este año, Jay Powell le ganó de mano y nos dio un gran empujón por adelantado.
P.: No es común que sea la Fed la que estimule el alza de un mercado ya de por sí sobreexcitado. ¿No le parece extraño?
G.G.: Siempre se habla del put de la Fed. Pero esta vez nos sorprende porque lo que se regala es un call muy generoso.
P.: ¿A quién creerle? ¿A Powell que dice que la baja de tasas es ya un tópico de conversación en el seno del banco central o a John Williams, presidente de la Fed de Nueva York, que afirma que es muy prematuro especular con un recorte de tasas? Loretta Mester dice lo mismo.
G.G.: Donde manda capitán…
P.: Powell es el que define.
G.G.: Sí. Es una tradición que se respeta. Esto no es el Banco de Inglaterra donde abiertamente puede que se vote en contra de la moción del chairman (y eventualmente se la derrote). Pero el punto aquí es que Williams no lo contradice a Powell. Que se hable de baja de tasas no supone que se ejecute. No tiene por qué ser una decisión inminente.
P.: Está claro. Pero la intención de influir es innegable. La comunicación es un arma que la Fed sabe manejar muy bien.
G.G.: Creo que sí. Mohammed El Erian, un gurú reconocido, dice que no.
P.: ¿Usted piensa que es el caso? Después de Powell se encendió un coro de voces que revolotea sobre el mismo tema. Williams, Goolsbee, Mester, Daly. Que los mercados entendieron mal, que exageran, que acá nada importante cambió. ¿Qué sacaen limpio?
G.G.: Opiniones hay muchas, sí. Pero nadie retiró lo dicho por Powell. No debe ser un error entonces. Corolario: a la Fed no le disgusta que los mercados apuesten por una baja agresiva de tasas. No es solo Powell. ¿Qué sugiere el nuevo mapa de puntos? La suba pendiente se tachó. No se la precisa. Donde decía dos recortes en 2024 ahora figuran tres. ¿Se acuerda de la gobernadora Bowman?
P.: Planteaba, un mes atrás, que varias subas de tasas, no una sola, podían ser necesarias para terminar de poner en caja la inflación.
G.G.: Bueno, nadie en registros exige ahora ninguna suba.
P.: ¿Qué la hizo cambiar de opinión?
G.G.: Esa es la pregunta pertinente. ¿Y a Powell? El 1 de diciembre decía que era prematuro debatir la poda de las tasas de interés. Ya no abogaba por subirlas. La idea era una meseta. Todavía enfatizaba la importancia de mantenerlas estables por mucho más tiempo. Y doce días después, cuando nadie lo esperaba, en la conferencia de prensa que sucede de inmediato tras la reunión, pone a la baja de tasas en el centro de la escena. Puede ser un error, pero no de comunicación.
P.: Los mercados ya le pusieron fecha. No piensan que será tan pronto como en enero, pero sí en marzo. Y no descuentan tres reducciones de tasas en 2024 sino cinco o seis.
G.G.: Las tasas largas bajaron más de un cuarto de punto ni bien escucharon a Powell. La distensión de las condiciones financieras ocurrió de inmediato. Y que conste que el relajamiento de noviembre fue memorable. Allí es donde está operando la Fed. Yo diría que desde mediados de octubre. La sorpresa fue la insistencia, que quisiera más.
P.: ¿Qué le preocupa tanto a la Fed? No es una movida muy elegante.
G.G.: Ya no es la inflación. Da sus progresos por buenos. Pero sigue siendo el aterrizaje. No quiere tocar la política monetaria todavía pero le está bajando la presión que ejerce. Eso me parece evidente.
P.: La suaviza a golpes de comunicación. ¿No es demasiado tosco?
G.G.: No es el punto. ¿Qué consiguió Powell con su intervención?
P.: En principio, le dio alas a la bonanza de los activos de riesgo.
G.G.: Sí, pero ¿qué buscaba? Creo que tiene las tasas reales de interés entre ceja y ceja. Y consiguió rebajarlas un cuarto de punto más. Venían de 2,5%. Mermaron a 2% y ahora, a diez años, se cayeron a 1,70%. Era esto o anunciar un ritmo más lento de reducción de la hoja de balance de la Fed. Mejor así. Es un obstáculo menos para aterrizar. Mientras, mantiene la política monetaria en su sitio. La data le dirá si alcanza.
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